macri gobierna para los ricos : sin poder de loby, monotributistas y autónomos invisibles

Mientras la falta de ajuste del piso en Ganancias merece atención por el poder de los actores sindicales de trabajadores mejor pagos, millones de argentinos son víctimas de un sistema que no se actualiza como debiera frente a los niveles inflacionarios insoportables. 

Afecta a tercerizados, trabajadores encubiertos y profesionales de todo tipo sin poder de loby a los que Macri ignora y formaron parte de su base electoral. 

En varios casos, con facturar a tres o cuatro clientes ya quedan fuera. ¿Peligra el régimen con este gobierno solo para ricos y el 1% de los trabajadores mejor pagados

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Monotributistas y autónomos: los olvidados

por  PABLO MARINKOVIC

En qué se diferencia un cuentapropista y un empleado en relación de dependencia? Todos llevan sus hijos a colegios estatales o privados, todos compran en el chino del barrio y/o en el supermercado y todos en alguna medida pagan expensas y/o la cuenta de servicios del hogar.

En definitiva todos sufren una economía que no arranca y una inflación muy alta. Pero en el caso de los monotributistas y/o los autónomos, no sólo deben negociar su precio cada año frente a la inflación con una eficacia generalmente menor que la que muestran los trabajadores dentro de convenios, sino que además enfrentan otras discriminaciones fiscales que vale la pena listar:

En el caso de los monotributistas, los topes de facturación para permanecer dentro del esquema están fijos desde septiembre de 2013 a pesar de que desde entonces la inflación acumula más de 140%. Esta situación hace que mes a mes una enorme cantidad de monotributistas quede fuera del régimen generando un salto inmediato en la presión fiscal que reciben y por ende una caída instantánea en su ingreso de bolsillo.

Tomando un prestador de servicios que apenas salta la categoría más alta de $ 400.000 anuales, el cambio de categoría haría que pase de tener un ingreso mensual disponible de alrededor de $ 31.000 como monotributista a uno de $ 23.800 como autónomo suponiendo que no puede trasladar el IVA a su precio. Esto sin tener en cuenta que en el caso de los autónomos, no solo no pueden derivar aportes a las obras sociales, sino que además al contratar el plan en forma directa los pagan más caros y deben adicionar el IVA del 10,5%.

Si bien este salto quedaría amortiguado por el cambio en las escalas del impuesto a las Ganancias propuesto por el Gobierno y de prosperar su ingreso mensual como autónomo aumentaría a $ 25.500 mensuales, este nivel se ubica muy por debajo de lo que recibía como monotributista. Por otra parte si comparamos la situación con un empleado en relación de dependencia, tomando el mismo ingreso neto antes de impuesto, esta es aún más negativa, ya que si estuviera en relación de dependencia el ingreso de bolsillo sería de $ 33.000 mensuales ya que no solo no absorbería el IVA, sino que además los empleados en relación de dependencia cuentan desde los ‘90 con una deducción especial que hoy es 3,8 veces más alta que la de un autónomo, discriminación que se explica fundamentalmente por la falta de representación y presión de estos últimos más que por algún criterio objetivo.

Dicho esto, si por un lado desde el discurso y algunas acciones de gobierno se está queriendo incentivar la cultura emprendedora, pero por otro lado al independiente se lo castiga con la política fiscal, las señales son por lo menos contradictorias.

Corregir las escalas del impuesto a las Ganancias es correcto, pero además hay que buscar mecanismos de indexación que permitan sostener el nuevo status quo hacia adelante y fundamentalmente hay que repensar el impuesto de manera integral. Esto implica dar solución al ejército de monotributistas además de poner en igualdad de condiciones a los autónomos respecto de los asalariados en cuanto a deducciones, a fin de no generar castas dentro del sistema impositivo.