Equivale al 9% del PBI. Es la vía para enfrentar el déficit fiscal sin profundizar la recesión. En el exterior advierten el alza de los pasivos
Por Juan Gasalla 1 de noviembre de 2016
El gobierno de Mauricio Macri decidió apelar a un mayor endeudamiento para afrontar un complejo año recesivo e inflacionario. Con el financiamiento en dólares obtenido cumple con los vencimientos de bonos sin comprometer reservas del BCRA, mientras que con lo recaudado con títulos en pesos afronta los gastos corrientes de un sector público cuyo déficit es tan alto como el de 2015.
Desde el exterior advierten este aumento del peso de la deuda. Un informe de la BBC indicó que "un grupo cada vez más grande y diverso de economistas y políticos muestran preocupación por los niveles inéditos de endeudamiento a los que ha llegado el Gobierno", antes de cumplir su primer año en el poder. "Este nerviosismo contrasta con el entusiasmo que se siente en algunos círculos y medios de comunicación, que celebran con frases como 'no terminamos como Venezuela' el viraje de las políticas 'populistas' del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner", agregó BBC.
En abril, la Argentina realizó la emisión de bonos más grande de su historia, por USD 16.500 millones, para cancelar la deuda con los holdouts por USD 9.500 millones. En los primeros diez meses de 2016 el Tesoro nacional colocó títulos en moneda extranjera por unos 24.700 millones de dólares. Además, el Tesoro emitió en diez meses bonos en moneda local por $231.079 millones, es decir unos USD 15.300 millones, y Letras en pesos y dólares por el equivalente a 5.800 millones de dólares.
En el transcurso de 2016, la emisión de títulos del Tesoro ascendió a 45.800 millones, con lo que finalizará el año cerca de los USD 50.000 millones con las emisiones de los próximos dos meses.
Estas colocaciones de bonos y letras no se reflejan en totalidad en un aumento de la deuda pública, pues en muchos casos las emisiones se realizan para cancelar o renovar vencimientos. Pero mayor deuda es un indicador negativo para Argentina, un país con amplio déficit y frondosos antecedentes de default.
Otra lectura permite inferir que el Gobierno logró alargar los plazos de vencimiento y obtuvo una significativa reducción de tasas, aún cuando en definitiva reemplazó con deuda el financiamiento vía emisión propio del segundo gobierno de Cristina Kirchner, durante el cual se perdieron además unos USD 30.000 millones de reservas del BCRA. Para la consultora Elypsis, las recientes emisiones del Tesoro demuestran "la voluntad oficial de pasar de endeudamiento corto en dólares a través de las Letes a deuda en pesos de largo plazo, con los Bontes".
"El arreglo alcanzado con los holdouts posibilitó la apertura de una ventanilla de financiación: el endeudamiento público", explicó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano. Según esta institución, el total de la deuda pública ascendería, a fin de 2016, a un 50% del PBI, sin adicionar a este número los bonos provinciales o municipales. La última cifra oficial de deuda pública, correspondiente al primer semestre de 2016, es de 243.649,8 millones de dólares.
En 10 meses el Gobierno emitió deuda por unos USD 46.000 millones
Para el año entrante la Universidad de Belgrano estimó que "junto con las amortizaciones de la deuda previamente contraída y la cancelación de otros pasivos, el financiamiento efectivo requerido ascendería a casi 1 billón de pesos", unos USD 56.000 millones o un 10% del PBI estimado para 2017.
Al endeudamiento del gobierno nacional se le agregaron este año unos USD 6.000 millones por emisiones de las provincias y otros USD 5.000 millones de bonos corporativos, cuyo monto se triplicó en 10 meses.
"En 2016 se marcará un nuevo récord de emisiones de deudas corporativas en el mercado de capitales local", indicó un reporte de la consultora First Corporate Finance Advisors, que calculó en USD 4.948 millones los títulos privados colocados por la modalidad dólar linked entre enero y septiembre, un 218% más que en igual período de 2015.
EL PESO DEL DÉFICIT FISCAL
En los hechos, el primer año del presidente Macri no exhibe datos fiscales mucho mejores que los de su antecesora. Un estudio de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) indicó que "al finalizar el tercer trimestre de 2016, la Administración Nacional arrojó un resultado financiero deficitario de $185.500 millones, un 32% superior al obtenido en igual período de 2015", que se aproximó a los 140.800 millones de pesos.
Según ASAP, en la expansión del déficit financiero, que computa emisiones y vencimientos de deuda pública, influyó el fuerte incremento de los intereses de la deuda, del orden del 77% en la comparación interanual.
Cuando se analiza el déficit primario, previo al pago de vencimientos de títulos públicos, éste fue 13% menor al obtenido en nueve meses de 2015, y se ubicó en el orden de los 62.100 millones de pesos. En este punto hay que aclarar que las cifras lucieron mejores que en la realidad por la inclusión de los ingresos "extraordinarios" por rentas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS y utilidades del Banco Central. Sin estos aportes, el déficit primario alcanzó en nueve meses de 2016 los $198.700 millones, un 27,4% más que los $155.908 millones si se calculan los mismos conceptos.
Cuando se analiza el déficit primario, previo al pago de vencimientos de títulos públicos, éste fue 13% menor al obtenido en nueve meses de 2015, y se ubicó en el orden de los 62.100 millones de pesos. En este punto hay que aclarar que las cifras lucieron mejores que en la realidad por la inclusión de los ingresos "extraordinarios" por rentas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS y utilidades del Banco Central. Sin estos aportes, el déficit primario alcanzó en nueve meses de 2016 los $198.700 millones, un 27,4% más que los $155.908 millones si se calculan los mismos conceptos.
Así, el rojo fiscal está aumentando este año a un ritmo inferior al de la inflación, en torno al 30% anual contra un 40% de los precios, aunque este recorte términos reales se produce en un contexto recesivo, con una caída del PBI entre 2 y 3 por ciento este año. Según el índice Congreso, la inflación acumulada entre septiembre de 2015 y septiembre de 2016 fue 42% anual.
En el presupuesto previsto por el Ministerio de Hacienda y Finanzas se aspira a concluir el ejercicio anual con un déficit financiero del orden del 5,5% del PBI ($424.860 millones), inferior a los 6,8% del PBI de 2015. Esto es, unos USD 28.300 millones de déficit financiero.
BCRA: LA DEUDA "CUASI FISCAL"
A la par del incremento de la deuda del Tesoro Nacional, la administración de Macri cambió la estrategia del Banco Central, con el foco puesto en la inflación. Así mantuvo estable la Base Monetaria, para evitar un inflacionario exceso de liquidez en el circuito financiero, a cambio de una agresiva absorción de pesos a través de la emisión de Letras (LEBAC), que devengó tasas del 30% anual.
"En 10 meses de 2016 el stock de LEBAC devengó intereses por más de $120.150 millones, aproximadamente USD 8.200 millones y 1,5% del PBI", refirió la consultora Ledesma.
Desde el inicio del año el stock de LEBAC ha crecido sistemáticamente hasta el punto que hoy la deuda emitida por la entidad equivale a la Base Monetaria. El 23 de octubre último, los títulos del Central sumaban $688.719,9 millones, contra $688.804,3 millones de billetes y monedas en circulación, cheques cancelatorios y depósitos de los bancos en el BCRA.
El stock de Letras del BCRA equipara hoy a la Base Monetaria
Antes de asumir Macri la Base Monetaria alcanzaba el 7 de diciembre de 2015 los $612.400,7 millones: hasta ahora el dinero disponible en la economía creció 12,5%, muy por debajo de la tasa de inflación. Para este recorte drástico de liquidez la entidad duplicó su deuda. Las LEBAC crecieron 97,1% en menos de un año, desde los $349.409,7 millones del 7 de diciembre de 2016.
Un informe de PWC Argentina señaló que al ser las LEBAC instrumentos cuyos vencimientos se concentran en el corto plazo, "la política monetaria implementada tiene el riesgo de que, ante un eventual shock, como podría ser una resolución negativa de las negociaciones pendientes en las tarifas durante 2017 que acelere la inflación, los agentes de la economía pretendan deshacerse de dichos activos". Las consecuencias de ese shock serían un contundente salto de tasas del BCRA para conseguir la renovación de las colocaciones en Letras, con efectos recesivos, o un rebrote de la inflación.
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