9/12/2016

chinatown



Por Whatsapp, Monzó dio un inesperado aval al acuerdo tripartito que apura el massismo

Por: Leandro Renou | Para Letra P

El titular de Diputados le envió un mensaje al renovador De Mendiguren elogiando la movida de juntar sindicalistas, legisladores y empresarios en una mesa. Un plan que resiste Francisco Cabrera.
Es impecable, te felicito, dale para adelante”. Ésta es, palabras más palabras menos, la frase que el macrista Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados, escribió en un mensaje de Whatsapp que le mandó al legislador del Frente Renovador y directivo de la Unión Industrial Argentina (UIA) José Ignacio De Mendiguren. El elogio –que fue visto por varios de sus pares- explicitó un aval de peso al proceso de aglutinamiento de voluntades sindicales, políticas y empresarias que el Vasco encaró la última semana en pleno Parlamento. Se trata de una especie de acuerdo económico y social, tripartito, apurado por él y buena parte del massismo.

El plan es una idea que el Gobierno amenazó con impulsar, pero tiene detractores y pocos aliados al interior del Cambiemos. Los que se enfrentan en esta pulseada son el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, que no lo ve con malos ojos, y el ministro de la Producción, el mendocino Francisco Cabrera, que presenta más reparos respecto de sus efectos concretos.

La casuística, en verdad, le da la razón a este último: pocos resultados tuvo este tipo de encuentros cuando fueron convocados durante el gobierno deCristina Fernández. Pero la política fuerza, en muchos casos, situaciones que se imponen como paliativos a cuestiones de fondo que la política económica no logra resolver. Es éste el caso del encuentro que articuló De Mendiguren en la Comisión de Industria y Legislación del Trabajo el jueves último. Allí, logró el respaldo de todo el bloque PRO y hasta se sacó una foto simbólica con Axel Kicillof, Héctor Daer y Héctor Recalde.

Además, el convite representó el regreso a la esfera pública del titular de la UOM, Antonio Caló, desdibujado luego de la unificación de las dos CGT y la conformación de un triunvirato copado por massistas. No fue casual su presencia: los metalúrgicos son el gremio más en alerta por el ingreso de importados y por la caída de la actividad. Tal es la gravedad de la situación que hasta se sentó a la mesa Juan Carlos Lascurain, funcionario de peso dentro ADIMRA, la cámara que agrupa empresas metalúrgicas. Es otro histórico de la UIA que mantuvo momentos de amor y odio con el Vasco pero que, bajo ningún punto de vista, quiere escuchar la palabra apertura indiscriminada a productos de China. En este punto, coinciden todos y hasta el 80% del oficialismo.

Los industriales están furiosos con Cabrera porque creen que es la cancillerSusana Malcorra quien está manejando la política exterior en materia de comercio e industria. A la funcionaria le imputan que, en su carrera por la secretaría general de la ONU, ha llevado a un límite inaceptable las consideraciones y concesiones que Argentina debería tener para negociaracuerdos económicos con China. Para los empresarios, esa decisión debería ser digitada por Cabrera en pos de preservar a la industria nacional de una invasión peligrosa de bienes y servicios.

Por razones obvias, un acuerdo tripartito debería ya ser puesto en práctica por Producción y por el propio presidente Mauricio Macri, si la decisión es cortar la sangría de la caída de la actividad y contener, a la vez, los pedidos de los gremios de rever paritarias ante una inflación que aún sigue por fuera de los carriles esperados. Así, es natural el malestar de los funcionarios de Producción por una movida legislativa que los deja un paso atrás ante un tema vital para la economía nacional y la estabilidad política del Gobierno.

Monzó está al tanto de las preocupaciones, que escucha y acompaña en moderado silencio. Por una cuestión natural y quizás por su raíz y perfil peronistas, los opositores en Diputados celebran que Monzó sea el articulador. Y hasta aseguran que en la Cámara vecina, la de Senadores, el ex ministro de Gobierno porteño le sacó varias cabezas al mandamás allí, el también PROFederico Pinedo.

Misma consideración logró el joven Nicolás Massot. Son el scrum que opaca en ambas cámaras al tándem Pinedo-Gabriela Michetti, aunque cada manifestación de internas y cruces de Cambiemos y el Frente Renovador parece, según los que siguen la diaria, una pelea subterránea que está directamente relacionada con la carrera hacia las elecciones de 2017.

A algunos, incluso, se les está yendo la mano en la dialéctica. Hace unos días, también en el cruce por las importaciones, el economista Aldo Pignanelliaseguró que Cabrera estaba más preocupado por Juanita (Viale, nieta deMirtha Legrand), que por los temas de la economía y la industria. Lo retaron fuerte, hasta el propio Sergio Massa: “Se fue al pasto, se fue al pasto”, fue el comentario. Pero los chispazos de “Pancho” y los massistas continuaron en las últimas horas, cuando, en declaraciones a Radio Mitre, el funcionario tildó de “ignorante y malintencionado” a De Mendiguren, a raíz del proyecto del FR para controlar el ingreso de importados y por consideraciones hacia su figura.

En el massismo se han decidido a dar la pelea política polarizando con el macrismo. A tales fines, salieron, además, a pelear el frente sindical. El objetivo principal es lograr el acercamiento al único miembro del triunvirato cegetista que no está afiliado al FR: el jefe de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, un peronista nato que también es botín de guerra del intento de renovación partidaria encarada por los intendentes del Grupo Esmeralda.

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