8/03/2016

hood robin


Axel Kicillof

“Macri perdona impuestos a los ricos y aplica tarifazos a los pobres”

El Diputado Nacional del FpV, es crítico de la gestión económica del gobierno de Cambiemos: “lo que estaba mal, lo empeoraron, lo que estaba bien lo destruyeron”. Análisis de las medidas salientes de Macri y su mirada de la oposición.

Sergio Fernández Novoa

sfnovoa@gmail.com
Axel Kicillof fue un ministro clave en los dos últimos años del mandato de Cristina Fernández. Los medios hegemónicos denunciaron su formación marxista y rodearon su gestión de pronósticos apocalípticos, mientras el lobby de los fondos buitre impelía el país al default.
“La deuda externa ha sido siempre un instrumento de dominación”, señala preocupado con el panorama actual. Su opinión cobra valor dado que en su corto tiempo como estratega de la economía argentina, canjeó deuda, devaluó, acordó precios, resguardó la soberanía ante la corte estadounidense y llegó sin sobre saltos al 10 de diciembre de 2015.
“En el éxito de una medida –detalla- hay de mínima tres partes: la concepción, la implementación y la comunicación. Puedo tener la mejor iniciativa e implementarla mal, o implementarla bien pero comunicarla mal”.
Durante su etapa como titular del gabinete económico, no le tembló el pulso a la hora de adoptar decisiones arduas, siempre subordinadas a la filosofía del proyecto gobernante: “los instrumentos en la economía no son de izquierda ni de derecha. Podría llamarse pragmatismo pero la verdad es que la decisión ideológica está en los objetivos, no en los instrumentos. Y eso lo define la política”.
Este es el diálogo que Va Con Firma mantuvo con el ex ministro de Economía del Frente para la Victoria.


-¿Cómo observa el desempeño del gobierno de Mauricio Macri en materia económica?

Al desconcierto que existe para entender los temas económicos, se agregan el marketing y la publicidad que expone el gobierno. A esto se suma el panorama mediático tan agobiante, el pensamiento único de muchos medios grandes que solían llamarse independientes y ahora muestran de quién dependen y para quién trabajan. Se hace mucho más complejo comprender con un gobierno que miente de manera sistemática. Pero no hay dudas que lo que estaba mal, lo empeoraron, lo que estaba bien lo destruyeron.

Ya engañaron en la campaña con respecto a cuál era su plan económico, ocultaron temas como la devaluación, el tarifazo, la apertura indiscriminada de la economía. Tampoco dicen ahora cuál es su plan económico, cuáles su objetivos, cuáles los instrumentos. Ocultan hasta que ya no se puede disimular más y entonces empiezan a inventar causas rebuscadas, o remiten al pasado. Macri, en economía, habla del pasado y del futuro, nunca del presente. O es la pesada herencia o es el segundo semestre. Al estilo de las empresas privadas instalan marcas para referirse a los temas sin hablar en serio de lo que está pasando.

-¿Visualiza un programa económico?

Veo un programa neoliberal de ajuste estructural, de apertura económica, de financiarización de la economía, de achicamiento del mercado interno, de reducción del empleo y los salarios pero con muchas contradicciones de la alianza que está gobernando la Argentina. Si querés bajar la inflación no tenés que subir las tarifas mil por ciento, o devaluar 60 por ciento. Hay inconsistencias en el programa de gobierno. Y creo que tiene que ver con esas contradicciones de los empresarios que están adentro del propio gobierno.

-¿De quiénes habla cuando menciona la alianza que gobierna?

La alianza de los sectores económicos que conformó Cambiemos con Macri como número uno. Macri tiene la dualidad de ser presidente pero también representante de un sector empresarial. Incluso altos directivos de grandes empresas son hoy funcionarios. Por eso tantas marchas y contra marchas, cada uno atiende sus preocupaciones y vemos un carro muy tironeado. De allí que economistas cercanos a Macri en lo ideológico le critican que no se decida. Sucede que si avanza con el ajuste fiscal se paraliza la obra pública y ese es un sector importante, al que pertenece el propio Macri.

-Están, además, los sectores favorecidos por la quita de retenciones que fue una de las primeras medidas del actual gobierno.

No se tenía que hacer. No había ninguna necesidad excepto que desarrollan un plan de concentración de la riqueza. El Estado con sus políticas direcciona estas cuestiones. Fíjense que cada vez se le cobra menos impuestos a los sectores privilegiados. Es un gobierno que le perdona impuesto a los ricos y le aplica tarifazos a los más vulnerables.

-El aumento del gas y la energía por ejemplo…

Si Macri quiere que los argentinos ahorren energía lo peor que puede hacer es aplicar un tarifazo. En realidad lo que hizo es dar un garrotazo para sacar medio sueldo a algunos para pagar la luz y el gas. La verdad es que si lo hacen para reducir un déficit fiscal que al final en 2015 fue del 1.9% y se trata de un gobierno de austeridad, tienen que decir de dónde recortan y a quién le cobran ¿no? Resulta incoherente querer bajar el déficit fiscal bajando las retenciones a las mineras, las petroleras, las sojeras, y cobrando más tarifas a quien no puede pagar. No es un tema de ajuste sino de redistribución del ingreso, de los gastos, de los recursos. Han querido eliminar el impuesto a los bienes personales que pagan aquellos que tienen propiedades, entonces uno dice, bueno, tanto problema fiscal no hay, o bien les resulta más fácil cobrarle a la clase media, a los trabajadores.

Macri, en economía, habla del pasado y del futuro, nunca del presente

-No se ve sensibilidad social en estas medidas.

El gobierno siempre primero hace las cosas a su modo, que es un modo brutal para los sectores mayoritarios, con una lógica de si pasa, pasa. Se tiran un lance y luego si hay resistencia reculan, no solo pasó con el tarifazo, sino con otros temas como cuando quisieron imponer a los dos ministros de la Corte por primera vez en la historia, lo que hubiese representado un hecho de enorme autoritarismo. Pero ojo, cuando dan marcha atrás lo hacen de manera cosmética. Pusieron un tarifazo que en algunos casos llegó al 1.600 por ciento pero cuando retrocedieron lo dejaron a multiplicar por cinco. Eso hablando del gas, si sumamos la electricidad, el agua, el transporte, los combustibles, las expensas, y ni hablar lo que pasa en el súper mercado con los precios, en definitiva han rodeado con un ejército el bolsillo de la gente y han atentado de todas las maneras posibles.

-Hace unos días el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, dijo que le habían dejado bombas por todos lados.

Cuando uno señala las cosas que están mal, le echan la culpa al gobierno anterior, inventan cualquier excusa, distraen, para lo cual cuentan con un apoyo mediático nunca visto. Ellos trabajan generando confusión , se le echa la culpa al pasado, prometen las bondades del futuro pero nunca le cuentan a la gente que están haciendo ahora para mejorar la calidad de vida de la población.

Cuando tomaron el país la economía estaba creciendo, con pleno empleo, el salario real para arriba y con la energía en buenas condiciones. Todo lo que ha pasado después tienen que atribuirlo a un mecanismo extraño que denominan “bombas que van a explotar”. Pero resulta poco creíble porque esas bombas nunca explotaron en doce años.

Lograron una pérdida del poder adquisitivo muy importante, la gente no tiene poder de compra, y entonces no puede a través del mercado interno demandar bienes. Esas caídas de las ventas de los comercios, las pymes, las industrias, se convierten en pérdida de empleo lo que potencia la falta de demanda interna y entonces vemos una espiral descendente que produce recesión y estancamiento.

-El desempleo creciente y la pérdida de poder adquisitivo de los que mantienen su trabajo son rasgos de época.

Hay que mirar el nivel del salario real en los próximos meses, porque se han cerrado paritarias a 30 o 32 por ciento en un año que va a haber 45 por ciento de inflación. Hay que ver el tema del empleo, que siempre es el punto más flojo de una política de ajuste. También la privatización de la economía. Por eso el gobierno dice que va a bajar la inflación. Es posible, que si dejan de devaluar y de hacer tarifazos, que los precios se desinflen por falta de compra, de demanda. Por lo tanto si hay baja en la inflación será por el enfriamiento de la economía. Se venderá como positivo algo que en realidad no lo será.

Llegó el macrismo y empezó una campaña muy intensa contra Cristina y su gobierno, las cosas que no ocurrieron las inventaron y las que sí las magnificaron. La realidad es que se está aplicando un plan de ajuste clásico, como ya se han aplicado muchas veces en la Argentina y sus resultados fueron siempre malos y dolorosos para las mayorías populares.

-¿Dónde quedó la “revolución de la alegría”?

La revolución de la alegría solo llegó a los sectores más concentrados de la economía, a los demás no. Son ricos y empresarios gobernando para ricos y empresarios. Por eso la campaña del PRO va a pasar a la antología sobre cómo se puede mentir durante la campaña y después hacer todo lo contrario. La promesa de sostenimiento del Fútbol para Todos, el Procrear, el Progresar, Precios Cuidados, la apertura de las importaciones que vienen a sustituir producción nacional…

Clarín, La Nación embellecen todo lo que está pasando y cuando no pueden embellecer ocultan y así todos los medios que funcionan con ellos, ese es el sistema informativo del que dispone el gobierno hoy.

Han rodeado con un ejército el bolsillo de la gente y han atentado de todas las maneras posibles

-El cambio que describe es abrupto.

Hay una lógica de negocios en las relaciones del gobierno con el sector privado. Incluso esto es lo que pasa con el tema del fútbol ahora y todo lo que hay alrededor. Fíjense en Macri, cuando habla de blanquear capitales o de cuestiones que benefician a los empresarios habla en primera persona y cuando habla de que hay que ahorrar energía habla en tercera ¿no? En realidad, habla como patrón no como presidente. La concepción de ellos es que los gerentones (sic) pueden viajar pero los laburantes no.

Se comportan como una corporación con la oposición. Hay una lógica despiadada de espionaje industrial como pasa entre las empresas. El mundo de las empresas no es un mundo de libre mercado, de felicidad, de armonía, de competencia entre pares, sino que es un mundo descarnado, es la ley del más fuerte y del vale todo. Por eso esa idea de la denuncia permanente para destruir a su competencia que no tiene que ver con las formas tradicionales de la política. Ellos son otra cosa. Es la primera vez que llega un empresario a la presidencia. Pero el problema no es que sean ceos o gerentes. El problema es que en el ministerio de Energía esté la Shell o como secretario de Comercio el dueño de La Anónima. El tema es para quién se gobierna.

Edulcoran el discurso con algo de lo que ya escuchamos hablar en otros tiempos, la teoría del derrame. El planteo es que si no le cobrás impuestos a las empresas estas van a invertir, es decir, cuanto más guita tengan los poderosos, los grupos económicos, los empresarios, mejor porque van a invertir y así la economía va a funcionar. Por eso está la discusión subyacente de que nuestros 12 años fueron de consumo sin inversión y que entonces ahora es necesaria la inversión. Lo que no se explica es quién va a invertir en un país que nadie consume.

-Lo escuché decir acerca del blanqueo “es una joda”.

En verdad, me corrijo: es una estafa. Alguien que tiene una propiedad en el exterior, que no declaró, la tenía escondida, no pagó nunca impuestos, vaya a saber qué fortuna, ahora viene, la declara y el impuesto a los bienes personales se va a extinguir. Apenas va a pagar por única vez un cinco por ciento que no sabemos cómo se declara ni como se constata. Se trata de un carnaval de entrada de capitales de origen desconocido, de manera tal que a uno le suena a paraíso fiscal. Como dijo el propio Macri: ahora no vamos a tener que escondernos.

-¿Y los Panamá Papers?

Ahí Macri mintió muchas veces. Es un escándalo. Hace poco estuve en España para las elecciones. Allí, el ministro de Industria, a quien yo conocía porque era quien se reunía con nosotros por el tema YPF, tuvo que renunciar porque tenía cuentas en Panamá. Lo mismo pasó con muchas figuras públicas de otros países. ¿Por qué? Porque la justicia podrá investigar pero será un camino largo y muy difícil ya que por eso son paraísos fiscales y evitarán suministrar la información necesaria. Pero el que va ahí es para esconder plata. Los paraísos fiscales son una enfermedad mundial. En algunos países, como Ecuador, el presidente los combate. En otros, no, claramente.

-Y aquel anuncio de finalización del “cepo” que contó con algunos niveles de adhesión, ¿cómo quedó?

Ellos llegaron y dijeron que se terminaba el cepo pero en realidad devaluaron. Pusieron el dólar en 13,5 pesos. Pero en marzo se les disparó a 16. Y aunque dijeron que el Banco Central no iba a intervenir tuvieron que hacerlo y quemar un montón de reservas. Así lo bajaron un poco, ahora anda flotando en 15 y pico pero mientras eso pasaba, los precios subieron un 40 por ciento. O sea que ya se comieron la devaluación. Por eso, tal como lo decían cuando estábamos nosotros, hay diarios que ya hablan de atraso cambiario. Ahora, en el medio de todo esto hay 42 millones de argentinos que sufrieron la caída más brutal de su poder de compra de las últimas décadas.

-¿Cómo juegan esas decisiones en las economías regionales?

En la mayoría de ellas muy mal. Esto se puede ver con la fruta en el Alto Valle, ellos decían que venían a rescatar la actividad y no vinieron. Nosotros pudimos resolver las dificultades generadas por la caída del mercado internacional porque por lo menos teníamos el mercado interno pero ahora los productores se han quedado sin nada. A pesar de haber devaluado y quitado las retenciones no están mejor, están peor. Porque el pequeño productor no se beneficia con la devaluación, se benefician los intermediarios.

Hay que mirar el nivel del salario real en los próximos meses, porque se han cerrado paritarias a 30 o 32 por ciento en un año que va a haber 45 por ciento de inflación

-Imagino que tiene autocríticas

Hubo montones de errores, de cuestiones que se podían haber hecho mejor pero también montones de aciertos. Todo depende desde donde lo miremos, desde la perspectiva neoliberal todo lo que hicimos estaba plagado de errores. En un contexto de crisis internacional, nosotros sostuvimos el nivel de empleo y de actividad, para eso utilizamos medidas de intervención directa desde el Estado. Tal el caso de la administración de precios, la administración de las divisas, utilizamos todos los instrumentos para mantener el nivel de vida de los argentinos. Sobre todo que la gente no se quedara sin laburo o tuviese los problemas que tiene ahora cuando va a los súper mercados.

De todos modos, soy crítico. Nuestro objetivo central era un fuerte proceso industrializador del país y eso no lo logramos en la medida que deseábamos. Tampoco construimos la integración necesaria con los países de la región, si bien hubo avances en lo político y simbólico, faltó prosperar en materia económica y energética. Cuando uno administra el tipo de cambio, por ejemplo, se cometen errores en las importaciones. Pero siempre dimos prioridad a los que menos tienen. No obstante, ellos lograron sobre esas pequeñas falencias construir un discurso de que estaba todo mal. Por eso ahora, lo que ellos llaman bombas, es pasar a una situación de cero Estado, en el que sobran empleados. Y en el estado, no sobran empleados, empieza a faltar Estado y cuando falta el Estado faltan derechos.

-Cómo se construye una relación de fuerzas diferente.

Hay que ver que a nivel internacional y regional hay una recomposición de ejes, pensamientos y orientaciones para la región que recuerdan mucho a lo que pasó en los 90. Ha vuelto con fuerza la idea de subordinar nuestros países a los Estados Unidos, tal como lo marcaba el proyecto del Alca. Hoy eso lo expresan el Tratado Trans Pacífico y la Alianza del Pacífico. Y en este análisis soy muy pragmático. Nosotros tenemos muy pocas cosas para venderle a Estados Unidos. Por ahí limones, carnes pero muy poco más. Nuestra prioridad, sin dudas, debe ser el mercado latinoamericano.

La oposición, aquellos que abrazamos la idea de la integración de la región, de la industrialización del país, de la inclusión social, los que pensamos de esa manera no podemos permitir que un gobierno como el de Macri lleve adelante reformas estructurales que nos llevan por caminos equivocados. Tenemos que sostener determinados principios, los que no los sostiene no son oposición. Y ahí se está reacomodando el tablero político de la Argentina. Hay dos modelos de país bien opuestos, el que expresaron nuestras políticas durante doce años y el actual. Lo que tienen que definir los dirigentes es de qué lado quiere estar.

A pesar de la enorme desventaja que tenemos, ya que nuestra voz se escucha muy poco, tenemos que ser una oposición que marque los errores y señale el camino de lo que habría que hacer para que los argentinos vivan mejor. Y además prepararnos para volver y hacer las cosas mucho mejor.

-Hábleme de la ex presidenta.

Lo primero que hay que hacer es rendirle un homenaje, agradecerle el enorme sacrificio personal, político, intelectual y como militante que hizo. Tengo muy presentes los despiadados ataques que le tocó padecer durante cada uno de los días que fue presidenta. Admiro su entereza, su voluntad, su vocación. La vi afrontar decisiones muy duras, muy fuertes, como enfrentarse con el sistema financiero internacional. Y esto no es gracioso, no es divertido, no es lindo y uno no lo hace porque quiere quedar como un héroe, es muy difícil en lo personal y también en lo político. Y no es que a uno le guste pelear, sino que a veces, cuando uno defiende los intereses de las mayorías tiene enfrente intereses muy mezquinos, muy egoístas.

Hoy la escucho hablar y encuentro la madera, el sustrato, la sabia del por qué Cristina fue una gran presidenta, es que antes de ser presidenta es una formidable militante política.

-¿Le pregunto por los que han votado en contra del bloque del FpV en el Congreso? Pichetto, Bossio, los legisladores del Movimiento Evita…

Lo primero que tengo para ellos es agradecimiento porque formaron parte de un gobierno que transformó la Argentina. Después ser oposición es una tarea un poco más ingrata. Las mieles del poder, de los recursos, de los cargos, el tratamiento favorable por parte de los grandes medios de comunicación, son algo atractivo. Sobre todo cuando gobierna el neoliberalismo. No acuso a nadie en especial pero si algo sabe hacer el neoliberalismo es cooptar y domar políticos. Lo hemos visto en nuestra historia. Depende de cada uno.

Cuanto más estrecho es el sendero por el que hay que transitar, cuanto más difícil es la realidad y más grandes los desafíos, ahí se ve la verdadera pasta de la que está hecho el dirigente. Yo no critico a nadie, en definitiva será la historia la que va a juzgar de qué lado se posicionó cada uno.

-¿Es optimista de cara al futuro?

Seguramente cometimos errores políticos, comunicacionales, perdimos una elección. Pero yo no creo que el que haya ganado la elección sea el neoliberalismo. Ganaron por el enorme engaño a la sociedad. Nuestro pueblo no reclamó la amarga medicina que ofrece el neoliberalismo. Y a pesar de la propaganda, del acompañamiento que tiene Macri de los poderes internacionales, locales, de los grupos mediáticos, yo creo que nuestro pueblo no se equivoca. Y cuando tenga oportunidad de elegir de nuevo, de volver a organizarse, va a tomar el camino de sus propios intereses. Por eso no pierdo el optimismo. Nosotros estamos en ese camino más allá de las internas, más allá del PJ, de los dirigentes, de las individualidades de las decisiones, de las traiciones, si decidimos estar del lado de los intereses de las mayorías, no nos podemos equivocar.

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