7/26/2016

fiscalidad a la deriva



LA POLITICA FISCAL DEL MACRISMO, EL PRIMER RECONOCIMIENTO DEL FRACASO.

Horacio Rovelli

Hay dos elementos fundamentales de la economía que este gobierno subestima y utiliza como variable de ajuste, una es el salario, y la otra es la política fiscal. Incapaces de comprender el rol del Estado como regulador (que establece las leyes de comportamiento de una sociedad), que es el garante de todas las actividades, que debe reguardar el mercado interno y el poder adquisitivo de los salarios, propician que lo que se produce, se consume y sus precios deben ser fijado libremente por el mercado, eufemismo que tienen para esconder que la decisión la toman los factores dominantes de los mismos, por ejemplo en el caso del precio del gas.

Esto es tan así que llevaron adelante una violenta e innecesaria devaluación de nuestra moneda, lo que hizo caer en forma proporcional los salarios y el nivel de actividad interna para no mejorar nada, es más, la distorsión de los precios del país con los resto del mundo y de la región en particular quedó mucho, pero mucho peor, que antes del 10 de diciembre de 2015, dado que aún ahora y en promedio, el salario nominal en moneda dura es mayor que el de los países vecinos, pero los alimentos, los enseres personales, el alquiler, la ropa, los muebles, los artículos del hogar, el transporte, la energía, en fin el costo de la vida es mucho más caro, superando ampliamente el valor nominal de las remuneraciones al trabajo y por ende erosionando su capacidad adquisitiva (se gana nominalmente más –medido en cualquier moneda- que en la región, pero se vive peor) y esa es la súper ganancia que se apropian los grandes formadores de precios de este país

La devaluación teóricamente disminuiría en términos reales la deuda pública en pesos, pero como el gobierno (Tesoro y BCRA) siguieron emitiendo títulos de deuda en pesos y en dólares, la deuda es mucho más grande con tendencia a convertirse nuevamente en un flagelo permanente de las cuentas públicas al pagarse su servicio (capital e interés).

Los únicos beneficiados del endeudamiento son los prestamistas y los bancos intermediarios (además de haber ganado fortuna con el cobro de los dólares futuros por la brutal devaluación que el gobierno de Macri realizó), y se preparan exultantes para el “blanqueo”.

Se reglamentó el jueves 21 de julio la ley ómnibus 27.260, que en su capítulo II genera el perdón fiscal de bienes y recursos no declarados (blanqueo de capitales) que entre $ 305.000.- y $ 800.000.- tributan solo el 5% (recordemos que la tasa anual de ganancia es del 35%), cuando superen los $ 800.000.- tributan el 10% si se lo declara en este año 2016, y si se los reconoce en el año 2017 el 15%.

Por supuesto que le da opciones a los evasores si compran títulos públicos (BONAR 17 y/o GLOBAL 17 pagan el 10% cualquiera fuera la fecha de pago) No se abonara el impuesto si los fondos se afectan a adquirir bono en dólares intransferible y no negociable a 3 años con 0% de interés; bono en dólares a 7 años, intransferible y no negociable durante los primeros 4 años con cupón de interés del 1%. Y no se pagara el gravamen por el “blanqueo” si se suscriben a fondos comunes de inversión que financien obras públicas y se los mantiene en su poder durante 5 años.

Obviamente el fin fiscal y que ingresen dólares al país (por que pueden declarar esos capitales y no ingresarlos) son objetivos secundarios de la reforma, dado que buscan fundamentalmente tranquilizar la situación impositiva de los grandes evasores (no tenemos que escondernos más dijo Macri), por lo que el resultado puede ser bueno en cuanto a los que se acogen a los beneficios del “blanqueo”, pero en términos recaudatorios no va a ser muy significativo (si le permitirá paliar parte del déficit de las cuentas públicas), máxime que se los libera de toda acción civil, comercial, penal tributaria, penal cambiaria, aduanera e infracciones administrativas. Esta liberación equivale a la extinción de la acción penal (inciso 2 art. 59 Código Penal).

Paralelamente el Ministerio de Hacienda y Finanzas de la Nación presentó el resultado primario (antes del pago de la deuda) del primer semestre del año en curso, que demuestra palpablemente la incapacidad manifiesta de esta administración, que sin contar los ingresos (transferencias) del BCRA y de la ANSeS, el déficit (rojo fiscal, cuentas impagas) fue de $ 217.039 millones (unos U$s 14.000 millones), que es un 40% superior al rojo de enero-junio de 2015.

Esto es, permiten aumentos siderales de las tarifas públicas, despiden gente (la grasa del Estado según el ministro) y el déficit fiscal es considerable y solo lo van a financiar el “blanqueo” y con nuevas deudas

Y es peor, porque cuando observamos las cuentas presentadas lo que disminuye son los gastos de capital y fuertemente, han “parado” la obra pública (rutas, viviendas, construcción y refacción de escuelas, hospitales, y demás edificios públicos), donde la partida de la ley de Presupuesto 2016 es de $ 174 mil millones y solo gastaron $ 80 mil millones que es menos de la mitad y es menor que lo que se había gastado en igual período el año pasado ($ 84 mil millones), siempre en términos nominales (moneda pesos corriente).

Siguen aumentando los subsidios (Transferencias corrientes en un 31% con respecto a igual período del año pasado) lo que significa que las empresas energéticas y de transporte de todo tipo siguen recibiendo generosos subsidios del Estado macrista (y sin embargo sus precios se incrementaron exponencialmente).

La combinación de la menor recaudación por derechos de exportación (al eliminar todas las retenciones y disminuir la de la soja), del IVA y demás impuestos internos por el menor nivel de actividad, y el acrecentamiento de los gastos corrientes (no hay merma en las remuneraciones al personal pese a que echaron empelados públicos, porque recategorizaron y pagaron más a los funcionarios), y tuvieron que cumplir con la ley previsional del kirchnerismo (y es por eso que la modifican con la ley ómnibus 27.260), lo que genera un déficit que es el 26,2% del gasto primario.

Cae la inversión pública y el déficit fiscal es más de la cuarta parte del gasto primario (antes del pago de los intereses de la deuda) en el primer semestre, con lo que se debe instrumentar el “blanqueo” y un nuevo endeudamiento del Estado para que el macrismo incremente los gastos corrientes.

Sin plan, vaciando al Estado, este gobierno va a la deriva y sujeto a la voluntad de los grandes capitales que lo único que buscan es ganar ya en moneda dura, por lo que solo podemos esperar nuevos y más severos planes de ajuste, con mayor endeudamiento, para asegurar que incrementen la transferencia de recursos de la población a su favor.

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