5/07/2016

política exterior: la ideología de la ausencia de ideología




TOMAS BONTEMPO y NICOLAS COMINI*
La puesta en marcha de una política exterior desideologizada. El papel del oficialismo en los organismos de integración regional. La “vuelta” al mundo y los debates en torno a una política exterior “seria”.
Un potente conglomerado de fuerzas festeja el regreso de Argentina a la comunidad internacional. Se trata del fin del ostracismo y de la salida de una vida en la marginalidad que duró más de una década, dicen. Más allá de cuestionar la subestimación intelectual que propone este tipo de perspectiva, consideramos necesario debatir sobre algunas de las principales paradojas que deja traslucir el gobierno nacional.
Paradoja 1: Desideologización de la política exterior/Accionar moralista

Seria y civilizada: Paradojas del retorno de Argentina al mundoCuando hacia fines de marzo el presidente Mauricio Macri promulgó el inicio de una nueva época signada por el fin del aislamiento, su canciller, Susana Malcorra, decretó la reinserción de nuestro país en el mundo. ¿Cómo se alcanzó tamaño logro en tan corto tiempo? En palabras de la funcionaria, gracias a la puesta en marcha de una política exterior desideologizada: “Nuestro gobierno no verá al mundo exterior como un enemigo, sino como una oportunidad para el desarrollo del potencial argentino” decía la plataforma de Cambiemos. ¿Es el mundo, ahora, una oportunidad a la que accedemos sin ideas, valores o dogmas? Dejemos que los datos hablen.
Desde su perspectiva, las visitas de los mandatarios de Italia, Francia, Estados Unidos dan muestra de un positivo renacer del interés del norte occidental por Argentina. A ellas se suman reuniones como las de Horacio Cartes en la Casa Rosada o las del canciller español José Manuel García-Margallo en el Palacio San Martín. Además, Macri salió del país en varias oportunidades: como presidente electo estuvo en Brasil y Chile, y una vez asumido viajó a Davos, donde tuvo reuniones con las autoridades de Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña, amén de sus encuentros con CEOs de varias empresas multinacionales. También se hizo presente en la Cumbre de Seguridad Nuclear, en donde se reunió con el presidente chino Xi Jinping. A estos encuentros se suman las horas de vuelo de Malcorra, que ha estado recientemente en Moscú y en la Unión Europea, y de otros tantos funcionarios. Esta situación muestra una intención por imprimir pluralidad a la política exterior nacional. “Todos están en el tablero” afirmó la canciller.

Dicho esto, existen ciertas acciones que atentan contra la sustentabilidad del discurso desideologizante. La manera en la que se han venido capitalizando los espacios de integración regional es una de ellas. En la cumbre del Mercosur la concentración estuvo en intentar apartar a Venezuela de la comunidad regional, donde Argentina – al momento de escribirse estas líneas- no tiene aún embajador designado. Luego, el acto por los 25 años del bloque representó una nueva oportunidad para observar la ausencia argentina. Otros espacios, como la CELAC y la UNASUR, permanecen ausentes en el discurso oficial. Macri no fue a la cumbre de la CELAC, en la que sí estuvieron presentes otros 22 presidentes. Hasta Sebastián Piñera supo capitalizar este foro mientras fue presidente de Chile, llegando a presidirlo. En este sentido, también es importante destacar el silencio oficial ante el golpe político-judicial en Brasil, o la intención de dejar de reconocer al Estado Palestino. Todo esto en sintonía con la presión por sumarse al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), algo que Miguel Braun ya expresó en varias oportunidades, o a la Alianza del Pacífico.

Este tipo de acciones u omisiones son la representación de una lógica de política exterior principista basada en una reconfiguración de los patrones de ponderación de ideas, valores o dogmas. La forma de pensar cómo volver a ese mundo tiene, entonces, una ideología de fondo.
Existen ciertas acciones que atentan contra la sustentabilidad del discurso desideologizante. La manera en la que se han venido capitalizando los espacios de integración regional es una de ellas.
Paradoja 2: Ampliación de las opciones internacionales/Reproducción de las agendas de terceros

Uno de los principales argumentos de la vuelta a la comunidad internacional se arraiga en el hecho de que a partir de ahora se ampliarán las opciones para Argentina. No obstante ello, surge aquí una segunda paradoja.

En estos meses se sucedieron una serie de acciones que erosionan las pulsaciones autonómicas, tales como el avance en el enfoque de “guerra contra las drogas”, visible en el decreto de emergencia en seguridad pública y en el acuerdo firmado con Estados Unidos en marzo entre las carteras de seguridad de ambos países. El panorama es también desalentador si se añade la forma en la que se “resolvieron” las negociaciones con los holdouts, que culminaron con en una ganancia de 1600% para los agentes predatorios, a pesar de que el año anterior Argentina obtuviera el respaldo de la ONU sobre la reestructuración de deudas soberanas.

Esto último se da además en el marco de la búsqueda de convalidación de medidas económicas de corte ortodoxo (a la española) adoptadas en el plano nacional como forma de buscar inversiones extranjeras. Mientras tanto, vuelven a alentarse las revisiones del FMI sobre la economía argentina y el secretario del Tesoro estadounidense demanda el fin de la política que su país mantenía la cual los llevaba a oponerse a los préstamos a Argentina provenientes de bancos multilaterales como el BID o el BM, expresión del ingreso a un mundo en que los prestamos técnicos requieren de una condicionalidad política.
Resulta necesario definir las prioridades, identificar cuáles son las opciones vigentes y los recursos disponibles. (…) Esperemos que el renacer del interés del “Occidente desarrollado” no nos haga olvidar que el destino propio de nuestro país es América Latina, nuestra plataforma de proyección internacional.
Seriedad
La definición de una política exterior “seria” -que nosotros llamaríamos autónoma-, radica en evitar los alineamientos automáticos, las relaciones carnales y, fundamentalmente, la reproducción de las agendas de actores que perjudiquen los procesos de ampliación de derechos de los sectores más vulnerables de nuestro país. Por el contrario, resulta necesario definir las prioridades, identificar cuáles son las opciones vigentes y los recursos disponibles. En palabras de un escritor peruano, el mundo es amplio y ajeno y la inserción de Argentina en él radica en trabajar prioritariamente en el área de las negociaciones y los consensos de manera pragmática. Esperemos que el renacer del interés del “Occidente desarrollado” no nos haga olvidar que el destino propio de nuestro país es América Latina, nuestra plataforma de proyección internacional.
*Magíster en Integración Latinoamericana (UNTREF)**Doctor en Ciencias Sociales (UBA)
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