Si bien es escasa la información
disponible para examinar el impacto que
tuvieron la caída de los salarios reales y
del empleo sobre el nivel de consumo
durante los primeros meses del año, las
evidencias que surgen de las ventas en
supermercados y en comercios
minoristas son contundentes como para
afirmar una significativa y creciente
contracción en el nivel de demanda.
En cuanto a los supermercados, las
ventas reales, deflactadas por el IPC 9
Provincias, muestran un estancamiento
en diciembre y considerables caídas en
enero y febrero: -2,6% y -4,7%
respectivamente. Por su parte, las cantidades vendidas
en comercios minoristas relevados por la
CAME indican la misma tendencia. Es
decir, una profunda contracción del
consumo a partir de enero que fue
empeorando hasta abril, cuando la caída
en las ventas alcanzó al 6,6% interanual.
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