Escenario abierto en senadores
El FpV es mayoría en la Cámara alta y discute internamente la postura que debe adoptar respecto del proyecto aprobado ayer en Diputados. Hay tres sectores: quienes lo aceptan, quienes lo rechazan y quienes buscan modificarlo.
Por Nicolás Lantos
El bloque de senadores del peronismo afronta dos semanas clave: de acá al 30 de marzo, cuando el proyecto de Ley de Normalización de la Deuda y Recuperación del Crédito que fue aprobado ayer por la mañana en la Cámara baja llegue al recinto, deberá manejar la tensión interna que provocará este debate para mantener la unidad y evitar la atomización que amenaza a su contraparte en Diputados. A diferencia de lo que sucede en esa Cámara, el Frente para la Victoria conserva en el Senado una mayoría amplia que tiene un valor estratégico clave y el jefe del bloque, Miguel Angel Pichetto, aunque mantiene una postura negociadora con el gobierno no quiere perder esa ventaja a la hora de sentarse a dialogar, por lo que realizará “todo lo posible” para llegar con una postura unificada al debate.
Las negociaciones van a ser constantes hasta la madrugada del 30 de marzo, cuando, según los planes del oficialismo, el proyecto se votará en el recinto. El avance de las audiencias en comisión (en los próximos días pasarán gobernadores, sindicatos y empresarios), las novedades que lleguen desde los Estados Unidos y las decisiones del Gobierno en otros temas, como el reparto de los fondos coparticipables, puede modificar el resultado, que todavía está abierto.
Si bien el gobierno nacional es optimista de que, a través de las gestiones con los gobernadores, los votos en el Senado están asegurados, en el peronismo no descartan que pueda haber sorpresas. Esa sensación aumentó después de que el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y el procurador del Tesoro, Carlos Balbín, expusieran ayer ante la comisión de Presupuesto. “Estuvieron muy flojos. A los que tenían dudas no se las resolvieron y los que no las tenían se fueron con algunas”, evaluó uno de los senadores del peronismo que participaron de la reunión. Las dudas no sólo inquietaron al Frente para la Victoria, sino también a miembros del bloque del Peronismo Federal, que hasta ahora el macrismo cuenta como aliado en el poroteo.
Hoy por hoy, en la bancada del FpV pueden identificarse tres sectores que se reparten casi en forma pareja. Por un lado, los que representan a provincias gobernadas por mandatarios cercanos al salteño Juan Manuel Urtubey y el justicialismo disidente en la Cámara baja, que están predispuestos a dar su aprobación. Del otro, los kirchneristas que por ahora cierran la puerta a cualquier negociación. Y, en el medio, un tercer grupo que no está dispuesto a votar a favor del texto tal cual está y busca articular con los otros dos sectores para unificar criterios e imponer una serie de modificaciones “sustanciales” al proyecto para que “garantice la gobernabilidad y a la vez de seguridad a los argentinos de que el remedio no va a ser peor que la enfermedad”, explican.
Las matemáticas son finas: el bloque del FpV, unido, cuenta con los votos suficientes como para imponer cualquier modificación. Pero algunas deserciones pueden garantizarle al oficialismo el quórum y los votos necesarios para que el proyecto pase tal cual salió de la Cámara baja. Por ejemplo, si los senadores que el 10 de diciembre pasado bajaron al recinto durante la jura de Mauricio Macri decidieran volver a acompañar al Presidente, el texto pasaría sin cambios.
“No vamos a construir una mayoría para rechazar el proyecto, pero con trabajo podemos construir una mayoría para introducir cambios sustanciales”, explica uno de los senadores que integra el tercio crítico pero negociador. Para eso, deberán convencer a los senadores urtubeistas de que es conveniente plantear esa posición antes que aprobar el paquete que envió el Gobierno, y a los kirchneristas de que la única consecuencia de mantener una posición intransigente podría ser la sanción de la ley tal cual la votó la Cámara de Diputados.
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