Por
Juan Manuel Barca
El
zapato le empezó a apretar a la mayoría de gremios, donde ya hablan
abiertamente de "recesión" y se ven obligados a salir a la calle para
hacer reaccionar al Ejecutivo. El ajuste llegó a Atucha y sacudió incluso a
Hugo Moyano. En tanto, los funcionarios sólo atinan a relativizar las cifras
¿Al
Gobierno no le importa el desempleo? ¿O es que lo tiene asumido como un costo a
pagar en esta fase del plan económico? Esas son las preguntas que circulan en
estos días en el ambiente empresarial y sindical, luego de constatar las
reacciones de los funcionarios ante la ola de despidos en el sector privado.
Hasta
ahora, cada vez que se plantea el tema, las respuestas han oscilado entre
tratar de relativizar las cifras de pérdidas de puestos de trabajo que manejan
las consultoras y justificar la situación como parte de la "pesada
herencia" en economía, mezclada con un mal contexto internacional.
Este
miércoles, el Presidente intentó incluso capitalizar la visita de su par de
Estados Unidos, Barack Obama, al señalar que aspiraba a seguir su camino en
materia laboral. "Lo
quiero felicitar porque durante 72 meses viene generando empleo en su
país", dijo durante la conferencia que mantuvieron en Casa Rosada.
Más
allá de las intenciones, por el momento no hubo, a diferencia de lo que ha
ocurrido en otros rubros, señales de una política decidida para aplicar medidas
urgentes. Y, conforme pasan los días, el estupor inicial va dando paso a
inequívocas señales de enojo en los sectores a los que el propio Gobierno había
convocado para un "pacto social".
"A
(Guillermo) Moreno lo puteaban porque ponía el fierro sobre la mesa, pero nos
cuidó a todos. Eso no lo pueden desconocer los industriales". Con ese
recuerdo del polémico ex funcionario, un dirigente de Smata se quejó de lo que
cada vez más el sindicalismo intuye como una actitud pasiva del Gobierno ante
los despidos masivos en las empresas.
Es
que el zapato le empezó a apretar a la mayoría de los gremialistas sin que
hiciera falta un desborde salarial, como había pronosticado el ministro de
Hacienda, Alfonso Prat Gay, cuando advirtió que el empleo se vería afectado si
los sindicatos superaban la pauta oficial del 25%. En rigor, antes del inicio
de las paritarias, ya hubo más de 100.000 trabajadores despedidos, según cifras
privadas.
El
ministro de Trabajo, Jorge Triaca, reconoció el deterioro del mercado laboral.
Consultado por iProfesional, describió un escenario de "mucha
tensión" como para aplicar la doble indemnización reclamada por las CGT.
No
obstante, minimizó los despidos en el sector privado al afirmar que la pérdida
de puestos estaba siendo compensada por la creación de empleo.
En
contraste con el optimismo oficial, en los cuarteles sindicales se encendieron
las luces de alerta y sus dirigentes comenzaron a reevaluar la paz social
decretada tras las elecciones.
No
es para menos. El achique no sólo redujo plantillas y el volumen de las cuotas
sindicales. También impactó en las primeras negociaciones salariales, con el
desdoblamiento de acuerdos y arreglos a la baja.
Así,
de una postura expectante al principio, la cúpula gremial pasó a ponerle foco
al clima "recesivo" con pérdida de empleos y caída del poder
adquisitivo. En la misma línea, los sindicatos industriales ratificaron su
preocupación en la reunión mantenida días atrás con el titular de la cartera
laboral, tal como lo confirmó Triaca.
El
ajuste golpeó incluso al principal aliado sindical del Gobierno. Recientemente,
el Sindicato de Choferes de Camiones, liderado por Hugo Moyano, inició
protestas en Vokswagen Córdoba para contener 200 despidos en el sector de
logística.
No
fue el único gremio cegetista que tuvo que salir a la calle. También lo
hicieron la UOM de Antonio Caló y la Uocra de Gerardo Martínez, que registró
más de 54.000 despidos en la construcción.
Ante
la creciente conflictividad, Mauricio Macri salió a pedirle a los empresarios
que generaran puestos de trabajo, durante un discurso reciente en la Bolsa de
Comercio de Rosario.
Previamente,
el ministro de Producción, Francisco Cabrera, había hecho lo propio en persona
con los directivos de las terminales automotrices y el titular de Techint,
Paolo Rocca.
Sin
embargo, el "diálogo" no alcanzó para disuadirlos. Luego de reducir
sus plantillas en verano, varios pesos pesados profundizaron en marzo las
medidas de ajuste en la industria, con más suspensiones, y se espera la caída
de al menos 4.000 contratos.
Al
norte de Buenos Aires, el parate de las obras en las centrales nucleares Atucha
III y IV desató una crisis social en Zárate.
Los
trabajadores cortaron la Panamericana, tras paralizar las plantas, en rechazo a
los telegramas masivos enviados por decenas de contratistas luego de que el
Gobierno recortara los fondos asignados.
"Este
es un enclave importantísimo para el desarrollo energético. Y se habla de
alrededor de unos 3.000 obreros despedidos entre UECARA y UOCRA. Esto impacta
en toda la comunidad, en la gastronómica, la del transporte, etc", explicó
el intendente de Zárate, Osvaldo Caffaro.
A
raíz de las medidas de fuerza, el Ministerio de Trabajo empezó a recibir a
gremios como Uecara y UOCRA, según pudo saber iProfesional. En tanto, el
Consejo Deliberante y la CGT regional mantienen tratativas a la que se sumarán
los comerciantes también afectados por la recesión.
"Estamos
shockeados, no esperábamos que en 100 días tuviéramos semejante cachetazo.
Somos trabajadores de las contratistas, el constructor no es ñoqui", dijo
a este medio el secretario adjunto de la Uocra Zárate, Ariel Puebla.
Los
problemas de empleo no se limitan a la zona norte de Buenos Aires. También se
extienden a los cordones industriales de la zona sur y oeste de la provincia, a
Santa Fe, Córdoba, San Luis y la Patagonia.
Las
grandes empresas optaron por reducir costos laborales ante el desplome de las
ventas al exterior, la contracción del mercado interno y el parate de la obra
pública. Aducen que el "corrimiento de precios" erosiona los
beneficios de la devaluación, lo que sumado a la apertura de las importaciones
favorece el cierre de plantas y la sustitución de producción local.
Pero,
al igual que el Gobierno, minimizan la destrucción de empleos. "Me
preocupa más que la gente no llegue a fin de mes y el impuesto a las Ganancias.
No conozco despidos", dijo a este medio Héctor Méndez, ex titular de la
UIA.
Alarma
en las tres CGT
En
un reflejo del cambio de época, las centrales obreras incorporaron la
"emergencia laboral" a su agenda de reclamos, que hasta hace poco
estaba monopolizada exclusivamente por la reformulación del Impuesto a las
Ganancias.
Es
que la situación recesiva golpea a los gremios manufactureros, como Smata, Uom,
Uocra, Plásticos, Químicos, Carne, Minería, Madera y Petroleros, así como
también a los de servicios, nucleados en Comercio, Camioneros, Bancarios,
Limpieza, Vigilancia y Gastronómicos, que dependen de la actividad primaria. En
su conjunto, representan más de 2 millones de puestos de trabajo.
Los
popes de las CGT acordaron dar la batalla en el Congreso para impulsar la doble
indemnización y unificar en un solo proyecto opositor los cambios en el
tributo, aunque no descartan realizar una marcha en abril, cuando se prevé que
será tratado el tema en comisión.
"Todos
los trabajadores están sufriendo la recesión. En mi gremio, en 60 días tengo
20% de cierre de establecimientos. Yo no se si el Gobierno está enterado que
estamos mal, que hay recesión, despidos y ajustes", advirtió Luis
Barrionuevo.
Luego
de suspender un millar de despidos en el correo, los camioneros comenzaron a
sentir en carne propia los problemas del sector automotriz y petrolero. En
Córdoba, realizaron asambleas y se declararon en estado de alerta y
movilización en rechazo a los 200 recortes en la contratista Cargo, una firma
que se encarga de la logística en la planta de Volkswagen.
"A
la empresa no le va tan mal, que aguanten a la gente con la que ganaron
millones en el país, si no que se vayan a Alemania", dijo a iProfesional el
secretario gremial, Marcelo Aparicio.
Hasta
ahora, la postura oficial ha sido ecléctica. En algunos casos, como es el de
los petroleros, el Ejecutivo otorgó más subsidios a las empresas del sector y
empujó a los sindicatos a que aceptaran suspensiones, con la promesa de
preservar los puestos de trabajo. En otros, como en el sector aeronáutico y
siderúrgico, dilató el ajuste con el dictado de la conciliación obligatoria.
Sin embargo,
Triaca reveló a este medio que los programas de recuperación productiva (Repro)
cayeron de 270 a 50. Se trata de subsidios destinados a las empresas con
dificultades que se utilizan para pagar sueldos y que el Gobierno decidió
recortar fuertemente porque, según afirman, lo recibían firmas sin problemas.
Salarios
"viejos"
La reunificación
del sindicalismo peronista no despierta entusiasmo en el Ejecutivo. Una única
CGT fortalecería la capacidad de negociación gremial en momentos en que el
oficialismo se propone alejar las demandas salariales de las cifras de
inflación difundidas por los IPC de la Ciudad, San Luis, Congreso y la CGT, que
superan el 30% en términos anualizados.
Por ello, el
ajuste en las plantillas es visto por la oposición como un elemento clave de la
estrategia oficial para cumplir con las metas de inflación. Sin la ayuda del
ancla fiscal ni cambiaria, el Gobierno concentró sus esfuerzos en topear los
salarios para moderar la suba de precios, que se aceleró con el desfasaje
producido por la devaluación y el alza de tarifas.
La destrucción
de empleos no solo obligó a los gremios a redefinir sus reclamos. También
comenzó a afectar el consumo, tal como advierten economistas y legisladores.
"Están
aplicando un set de herramientas ortodoxas para bajar la inflación, a costa de
reducir el consumo y el empleo", dijo atrás Marco Lavagna, diputado por el
Frente Renovador.
Las
transformaciones laborales quedaron plasmadas en el reciente acuerdo que firmó
el Sindicato de Petroleros de Chubut con Tecpetrol, de Techint, que está entre
las 10 principales operadoras del país. Fue la primera negociación del año en
la que un gremio aceptó achicar los salarios un 30% para evitar 1.300 despidos.
En el sector
bancario, el titular de La Bancaria Sergio Palazzo, amenazó con realizar
"un paro nacional de 24 horas a fin de mes, o principio de abril" si
las autoridades del Banco Central no deciden reincorporar a los 47 empleados
despedidos. Además, temen miles de cesantías por el cierre de la banca
minorista del banco Citi.
Palazzo dijo
también que el otro detonante que acelerará la realización del paro será
"la negativa de las cámaras del sector a discutir aumentos en paritarias
con un piso por encima del 30 por ciento". Ese es también el piso salarial
que fijó la UOM públicamente.
Sin embargo,
los despidos en los cordones industriales de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe
conspiran contra las demandas gremiales. El textil José De Mendiguren lo
sugirió al pronosticar un año de recesión por la caída del poder adquisitivo y
el enfriamiento de la economía.
"Este
shock de despidos está directamente vinculado con el objetivo de los
empleadores, y en particular del Gobierno Nacional, de debilitar al conjunto
del movimiento obrero para implementar el programa de ajuste que ya está en
curso. Uno de los primeros capítulos de este conflicto se desarrolla en la
actual ronda de negociación salarial", señaló un reciente informe del
Observatorio de la CTA Autónoma, que lidera Pablo micheli.
Por otra parte,
la consultora Management & Fit indicó que hasta tanto las paritarias no
empujen el bolsillo de los trabajadores, la combinación de "precios nuevos
con salarios viejos" restará fuerza al consumo.
En un informe
reciente titulado "se enfría la actividad económica", señaló que la
recaudación tributaria cayó en términos reales 5% y la dinámica de crecimiento,
que ya venía resentida en los últimos años, se debilitó aún más debido a la
caída del consumo y al comienzo de la consolidación fiscal.
Importaciones
Con un real
débil y una economía brasileña en crisis, tanto los metalúrgicos de la UOM como
los metalmecánicos de SMATA alertaron por un crecimiento de las importaciones
procedentes del país vecino y la destrucción de puestos de trabajo a nivel
local.
Las compras
desde Brasil en el mes de febrero registraron un alza interanual del 4% por un
valor cercano a los u$s1.000 millones, según el INDEC.
Entre los
bienes más importados figuran automóviles, vehículos de carga, autopartes,
máquinas, productos de limpieza, hierro fundido y celulosa.
Paralelamente,
los gremios aseguran que las terminales están importando piezas de fundición
desde Europa, reemplazando a proveedores locales, lo que agravó la crisis entre
las fábricas de componentes radicadas en Buenos Aires, Rosario y San Luis.
El titular de
la UOM, Antonio Caló, advirtió sobre la pérdida de 4.000 empleos en el sector
metalúrgico.
Pero otros
sindicalistas aseguran que la cifra es de 30.000 y podría llegar a 50.000 en
pocos meses.
El propio
Cabrera informó semanas atrás que las compras de autos a Brasil crecieron 200%
en lo que va del año.
Los datos
encendieron la alarma en algunos rubros industriales respecto a la protección
que ofrece el nuevo sistema de comercio de Licencias No Automáticas, tras la
derogación de las Declaraciones Juradas, que limitaban el ingreso de
importaciones desde el año 2012.
1 comentario:
No, lo necesitan.....es parte del plan
Sergio O Rubinetti
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