Según Gramsci, el «transformismo» es una simbiosis política, gracias a la cual la clase dominante –en el ejemplo analizado la clase burguesa–, incorpora y asimila a los intelectuales de las clases subalternas, haciendo de ese modo casi imposible el surgimiento de un grupo revolucionario suficientemente organizado para poder convertirse en hegemónico.
Gramsci, al estudiar esta práctica política en el «Risorgimiento» puso de relieve dos etapas sucesivas del fenómeno. 1) Un transformismo simple y primario, o molecular, cuando los intelectuales de los partidos democráticos de oposición, se integran individualmente en la clase política conservadora moderada (caracterizada por su aversión a toda intrusión de las masas populares en la vida del Estado, y de rechazo a toda reforma orgánica que sustituya el riguroso «dominio» dictatorial por una hegemonía. 2) Un transformismo compuesto, o secundario, cuando se trata de grupos enteros «que se pasan al campo político moderado, sea integrándose en los partidos tradicionales, sea constituyendo nuevos partidos políticos».
Este tipo de transformismo, –utilizado en Italia durante el «Risorgimento» contra el Partido de Acción Democrática– se asemeja al practicado en España por el Partido Socialista Obrero Español, al absorber –integrándolos privilegiadamente en sus cuadros dirigentes– a numerosos cuadros políticos de los partidos políticos situados a su izquierda.
De este modo, la clase dirigente produce un ensanchamiento constante de su base social, absorbiendo gradualmente a la élite consciente y activa de los grupos aliados adversos que parecían ser enemigos irreconciliables. Se trata de un ensanchamiento de la base social, pues como lo hace observar Gramsci, los intelectuales arrastran con ellos a un grupo dominante de individuos.
En este punto de transformismo secundario se ubica la actual coyuntura política y social y la forma que asume es la sujeción de la clase dirigente a la ideología normativa y conservadora de los medio opositores que se replican en la de consultores, analistas y otras especies extravagantes que insisten en instalar "la agenda de problemas" o "los principales problemas de los argentinos" cuya solución siempre supone una vuelta de campana a todo lo hecho desde Mayo del año 2003 y en especial el rumbo de profundización iniciado tras la crisis del año 2009, cuyo señalamiento bautismal lo pone en palabras Néstor Kirchner en el video de apertura
El kirchnerismo siempre supuso producir y reproducir ampliándo desde la gestión una agenda propia. Desde el desendeudamiento , hasta la estatización de las AFJP, y la captura del 51% del paquete accionario de YPF, la tarea consistió en desplegar el programa de gobierno propio,rechazado por los medios y las formaciones políticas que adversan al gobierno.
Es está la modalidad de gobierno kirchnerista que inauguró Néstor en Mayo del año 2003 y continúó Cristina a partir del año 2007 y está en la base de la saga de los 5 triunfos del FpV acontecida desde el año 2003.
Si se altera esta perspectiva y el discurso se mimetiza con el adversario en busca de supuestos beneficios electoraloes, una vez asumida como propia y única la agenda opositora, ni aún la mejor réplica oficialista logrará superar la encerrona.
Las elecciones bonaerenses del año 2013 , analizadas en profundidad en el blog, muestran hacia dónde fue la réplica a la agenda opositora entonces, desde "el mínimo no imponible" a la "inseguridad" asumidos por el oficialismo distrital como principales problemas bonaerenses .
Ahora la el desfinaciamiento del estado a la vez que se prometen ampliación de derechos como solución rápida y efectista de los cuellos de botella que puedan existir en la coyuntura va en la misma dirección de replica de la agenda opositora ya observado en octubre de 2013 por parte del oficialismo bonaerense por lo que no puede esperarse sensatamente que las consecuencias electorales sean otras.
Finalmente y tal como lo señalaran Néstor y Cristina en el año 2009, de los laberintos se sale por arriba. Hoy reforzando la identidad kirchnerista y ampliando la agenda propiua. Profundizar y no transformar el discurso es la tarea de la etapa dominada por la coyuntura electoral.
Profundizar no solo porque es técnicamente apropiado y justo , profundizar también porque es el único camino posible para enfrentar electoralmente con chances al proyecto populista - conservador que encarna la fórmula Macri-Michetti. Nunca menos.
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Massa sobre el 82% móvil: "Celebramos que Scioli empiece a escuchar".
— Gustavo Streger (@gstreger) octubre 30, 2015
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