córdoba: el cambio recién empieza!

Hugo Mariano Yagüe

Aclaremos esto. No vengo a bancar a Cacho Buenaventura. Entiendo que es un costo, una opción por defecto. También me interesa dejar en claro que voy a votar para que Córdoba cambie de una vez. Dicho esto, entremos en tema.

Cacho Buenaventura de ViceGobernador dice muchas cosas. Principalmente, que como veníamos, no "medimos". Los embanderados de la Córdoba revolucionaria, del Cordobazo, de Tosco, Atilio, Pampillón, Deodoro, y el collar de héroes que aprendimos a recitar casi de memoria desde nuestros años de estudiantes, no anclan en la gente, en el pueblo. Que tanto plenario, operativo, reunión, acto, marcha, no significan NADA en términos electorales. O, para no clavar el puñal tan hondo, sirven un 9% más o menos. Es como ser hincha de Belgrano, campeones morales eternos, Evo, Galeano, Estela de Carlotto, pero de fútbol nada. Cero estrella.

Es evidente, si vamos a asumir la defensa SERIA de la estrategia de Eduardo Accastello, que esta decisión se toma en ESE contexto, que debiera obligar, antes que elevar el dedito acusador, a una reveladora autocrítica de la "Dirigencia" K Cordobesa. MUY bien recompensada por Balcarce 50, sostenida, consentida, apañada, prohijada, pero en definitiva, siempre inepta a la hora de construir poder (agréguese el adjetivo que mejor calce en este momento: Electoral, Real, Popular). De nada sirven las horas tomando mate con el Chino Zannini, o la fotito con Parrilli en aquellas doradas épocas en que cortaba el bacalao (Te acordás, Checha?), ni aparecer colgados del cogote de los precandidatos, ni el sabersela lunga de las internas palaciegas de la Casa Rosada. Ni tener enorrrrrrmes espacios de gestión repletos de recursos usados como se puede o antoja, muchas veces. No, muchachos, no sirvió para una bosta. Reconozcámoslo. 

Estamos con los pantalones a los tobillos, tratando de saltar la tapia y no nos da para el salto. Entonces, buscamos ayuda. Y donde la buscamos? quién es nuestro chapulín colorado? La antipolítica, el "famoso" vacío. De hecho, cuanto más ecuménico, mejor. El mediático. Recurso que hasta ahora, había sido paradigma del neoliberalismo en sus distintas versiones, Amarilla, Morada, Roja y Blanca, ese arco iris de la reacción. Calza mucho mejor allí, sin dudas. Es la no-idea, el no-proyecto, la inmediatez, la velocidad de la TV, la sensación fugaz de ser, de pertenecer a un mundo más agradable, menos tensionado que el que nos toca vivir en la diaria. Aquí, en nuestro "Espacio" (¿Lo hay? ¿Cuál es su límite? ¿El Poder? ¿La Ideología?) pareciera que la huella profunda cavada por las ideas fuerzas del Kirchnerismo, a saber: Batalla Cultural, Política por sobre la Economía, El estado sobre el Mercado, pero TAMBIÉN un determinado modo de entender la arquitectura electoral (no vale TODO), los límites humanitarios de las políticas de estado (DDHH, inclusión, movilidad social ascendente, etc) hace menos permeable la textura del cuerpo K, a la inclusión de este tipo de atajos electoralistas.

Ahora bien, es absolutamente correcto poner la cuestión del poder por delante de todo otro valor en la actividad política, en caso de que el planteo estratégico del espacio que se trate sea transformador, interventor y protagonista de esa mutación del estado de cosas imperante. La decisión de Accastello propone (creo) eso: obtener el poder en la Provincia, para implementar un modo más humano de convivencia, expresándolo básicamente. Sin embargo, esa decisión tiene significantes directos. Implica comprender, y aceptar que TODO lo construido hasta aquí fué meramente TESTIMONIAL. Todo lo que se hizo se construyó con un formidable grado de inocencia política en términos de poder, que llega a su fin con esta intervención de lo cuantitativo electoral por primera vez en la mesa de arena del Kirchnerismo Cba. Hoy, en el laburo, en el auto, en facebook, en TODOS LADOS no se habla de otra cosa en Córdoba. NUNCA el Kirchnerismo consiguió eso. Asumamoslo, se terminó la niñez, es el fin de la inocencia. El niño está haciéndose adulto y comienza a entender, como la vida misma lo enseña, brutalmente, que debe hacerse cargo de su vida, de sus decisiones y de las consecuencias de las mismas.