3/02/2015

por qué américa latina no crece sostenidamente como asia? el problema de las tasas de inversión



El Dr. Gabriel Palma, Profesor de la Universidad de Cambridge y miembro de la Iniciativa para el Diálogo Político, dirigida por Joseph Stiglitz. responde a la pregunta formulada por Rovelli en el post anterior de Ramble en la misma dirección que el compañero economista argentino, más bien tucumano que no es lo mismo.

De hecho, en atención al señalamiento de Rovelli,  buena parte de los cuellos de botella de la economía argentina están modelados por la reticencia inversora de sus élites más poderosas.

Los efectos de esta penuria inversora exceden la macro economía y penetran profundamente el entramado social. Por caso , el empleo privado está estancado por falta de inversión privada hace un lustro y la tasa de empleo se sostiene con exclusividad por la inversión pública.

Señala entonces con mucha precisión Rovelli : Preguntémonos porque los países del este asiático crecen y lo hacen en forma sostenida, y la respuesta es porque reinvierten gran parte del excedente que generan. En la Argentina (como en mayor o menor medida en Latinoamérica), el excedente se fuga de la economía para ir a paraísos financieros, como es el Ducado Luxemburgo sede de la casa central de Tenaris la empresa que fabrica caños sin costuras de Techint.

En dirección de afirmar una respuesta consistente a este interrogante muy pertinente , leemos al profesor Dr. Gabriel Palma:

"Una de las conclusiones que he llegado es que 
una de las grandes diferencias entre las elites o las oligarquías nuestras 
es que las oligarquías asiáticas tienen que entregar productividad y empleo 
para seguir siendo oligarquías. 
Acá, en cambio, son oligarquías con crecimiento, 
sin crecimiento, con inversión o sin inversión" 

En 1980 la producción manufacturera anual brasileña era mayor que la de Tailandia, Malasia, Corea del Sur, India y China combinadas. En 2010, representaba un 10% en comparación con esos países. Una comparación sistemática de los países de América Latina con los de Asia da un resultado similar en las últimas tres décadas.

En el marco de la actual crisis mundial no es un dato secundario. ¿Cuestión cultural, histórica, de política económica o deficiente gestión? BBC Mundo dialogó con el académico de la Universidad de Cambridge Gabriel Palma, especialista en economía comparada, para intentar dilucidarlo.

-En sus estudios los datos son concluyentes. El crecimiento económico de Asia ha sido sostenido en las últimas tres décadas. En el mejor de los casos, los países de América Latina crecen unos años y se desinflan: no pueden sostener ese crecimiento. ¿Por qué?

Si uno mira de la década del 80 a hoy día los países de crecimiento tradicional de Asia –Corea, Singapur, Malasia, Tailandia– han crecido un promedio de un 7% mientras que los de crecimiento nuevo –China, India, Vietnam– han crecido a un 9%. En comparación América Latina ha crecido a un 3 por ciento en este mismo período.

No es que los países de América Latina no puedan crecer. Lo han hecho. Argentina y Chile en los 90, Brasil y México en los 60 y 70, Perú en los 90, por nombrar algunos casos, han tenido tasas de crecimiento asiáticas.

La diferencia es que no las han sostenido en el tiempo. Diría que hay tres razones que explican esto.

La primera es la tasa de inversión privada que es un 30% del PIB en Asia: en América Latina es la mitad. El resultado es que la inversión por trabajador ocupado en la economía de Brasil es hoy menor que en el 80 mientras que en la India es 8 veces mayor y en China 12 veces mayor. El segundo punto es la política económica que en Asia es claramente keynesiana con tasas de cambio competitivas y tasas de interés bajas y estables.

La reforma económica en Asia, es decir la liberalización del comercio, la apertura financiera, fue pragmática, lenta, selectiva. En India la reforma se lanzó en los 80, pero la primera disminución de los aranceles de importación fue en el 87 y la primera apertura financiera en el 93.

Esto le dio tiempo a los agentes económicos para adaptarse a los cambios. En América Latina la reforma se adoptó como religión. Se hizo todo de la noche a la mañana. En dos o tres años estaban todas las reformas implementadas. El resultado fue un tremendo desbarajuste.

-¿Pragmatismo asiático contra fundamentalismo latinoamericano, entonces? Algo más cultural e histórico que económico.

Hoy en día hay dos tipos de capitalismo. El angloibérico que aplicó todas las reformas religiosamente y el asiático que tiene una tradición pragmática que no se deslumbra con ideologías nuevas. Viajo con frecuencia a Asia y siempre he encontrado un claro escepticismo hacia el mesianismo de algunas fórmulas occidentales como la del Consenso de Washington y el neoliberalismo.

Esta actitud tiene un impacto muy claro en la política económica. Por ejemplo, la intervención en la fijación del tipo de cambio. Eso es fundamental para ellos. Mientras que en América Latina se acepta el fundamentalismo de que el mercado sabe más y se deja el tipo de cambio a merced de la oferta y la demanda con los resultados desastrosos que ha habido.

-A pesar de este diagnóstico, según la CEPAL, América Latina ha crecido en esta primera década de este siglo bastante sostenidamente. ¿Hay un aprendizaje?

Esto se vincula al tercer factor que nos diferencia de Asia. En América Latina tenemos un espejismo con el mundo de las finanzas. En los años previos a la crisis, del 2002 al 2007, América Latina creció del 4 al 4,5% , pero el valor de los activos financieros –las bolsas de comercios, los bonos públicos y privados y los activos bancarios– crecieron más del 30% por año, es decir, cinco o seis veces más que el Producto.

Todo el mundo creía que eso era sostenible. Es el mismo espejismo que vivió el mundo desarrollado occidental: creer que las finanzas pueden crecer independientes de lo que pase con la inversión, la productividad y el cambio tecnológico, es decir, con la economía real.

-Daría la impresión que lo cultural es importante también acá. El escepticismo y la independencia de juicio asiática debe responder en parte al hecho de que son ideas del lejano Occidente. América Latina pertenece a ese Occidente.

Mis amigos asiáticos tienden a minimizar lo cultural. Yo creo que es importante, pero también pienso que hay otros factores más relevantes. En mi opinión este predominio de las finanzas tiene que ver con los grupos dominantes.

En Corea los grupos dominantes son las empresas productivas. En América Latina la élite está vinculada a las finanzas y es rentista, es decir, prefiere lo financiero a tomar riesgos en lo real. En América Latina tenemos la rentabilidad financiera más alta del mundo, dos y tres veces más alta que en otras partes.

Esto es gracias a una política económica que ha sido fundamental en la desindustrialización de América Latina, la falta de diversificación económica, la falta de cambio tecnológico. América Latina abandonó su política industrial con la idea de que podía crecer con los productos primarios y las finanzas.

Es lo que se ha visto en los últimos años en Chile o con la euforia que existió durante el gobierno de Lula en Brasil. El tema es que si el precio del cobre en Chile regresa al de los tiempos normales, el déficit de cuenta corriente salta al 15% del PIB.

El contraste histórico es claro. Entre la década del 60 y la del 80, la producción manufacturera de Brasil creció un 9%. Del 80 a hoy en día creció un dos por ciento. En Asia creció de los 60 a hoy al mismo ritmo. La diferencia de crecimiento entre América Latina y Asia es la diferencia de crecimiento de su producción manufacturera.

2 comentarios:

Mariano T. dijo...

"tasa de cambio competitiva"
restabilidad macroeconómica
En fin.

Mario Burgos dijo...

Hola. el anterior salió incompleto. Va completo ahora. No veo la tercera causa en las respuestas que da Palma sobre el excelente desarrollo de Robelli. De todos modos, creo que hay que considerar que junto y en el mismo nivel de incidencia que la cultura oligarquica y del resto del capital concentrado de realizar fuera del país las ganacias que obtienen aquí, está la cultura de inclusión que se desarrollara entre los trabajadores, sobre todo a partir del peronismo. El movimiento obrero y el frente nacional en Argentina están lejos de parecerse al capitalismo forzado y cuasi militar de los países con que acá se nos compara Todo proceso de despegue económico encuentra respuesta inmediata en los trabajadores: presión para participar del despegue, incrementar su acceso a bienes y derechos, mejorar su calidad de vida y condiciones de trabajo. Esa es la cultura que se ha consolidado con el peronismo hace décadas y "las bombas, los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos" a lo largo de las mismas décadas muestran hasta qué punto nuestro pueblo es capaz de resistir en pos de impedir que lo excluyan. Lejos de favorecer la inclusión incorporando maquinaria, aumentando producción y por lo tanto favoreciendo el acceso de los trabajadores a sus productos, la respuesta dominante en la mayoria del empresariado es girar divisas al exterior y/o especular con ellas, ajustar y promover el ajuste en el Estado, compensar menos ventas con máyores precios. La economía no se enfría por sí sola, es la politica, impulsada por el epresariado la que determina el parate. Tampoco se activa por sí sola, es cuando podemos reestablecer un proyecto popular o/y cuando una fracción de los poderosos encuentra una veta en el mercado mundial que esa reactivación se produce, pero los límites planteados vuelven a aparecer. ¿Será la solución que el movimiento obrero y popular se retraiga y deje de reclamar derechos y bienes? Ahí esta el Chile que dejó el pinochetismo como muestra de lo contrario.