3/14/2015

a propósito de la tesis de gianni vattimo - sobre la función del papa -



El que primero observó la necesidad de transformación  profundadel sentido común - al menos el occidental-  y el apalancamiento de la torsión en una mega autoridad religiosa en general y el Papa en particular , fue Louis Althusser en el último cuarto del siglo pasado. 

Luego,  todo el intento cayó en la parodia o tragedia pues Althusser tras asesinar a su esposa en el mes de noviembre del año 1980, fue recluído en el manicomio médico de Sainte-Anne. durante bastante tiempo y en el manicomio judicial para siempre, muriendo psíquica y jurídicamente ipso facto, hasta que acontece su tercera muerte , la física, en octubre del año 1990 por un bobazo más que oportuno para el entonces "hombre más desgracido del mundo"

Hoy aquella enloquecida tesis de Althusser y su gesto "extravagante" de insistir en ver al Papa de esos días de guerra fría ( el Polaco anticomunista, que no Goyeneche, Wojtyla) , recobra cierta visibilidad sin atribuírsele ningún reconocimiento al loco, por supuesto.

La invisibilización incluso de sus discípulos directos de la que se lamentara Althusser  - Alain Badiou lo negó desde aquel año 1980 - tributa en el caso de Vattimo primero a la eterna interna entre filosofantes italianos y franceses y luego para eludir la incómoda figura de Althusser, hoy todavía para muchos "intelectuales" , un personaje de "crónica negra". Normal, la intelectualidad promedio es súper careta, verdaderos mirtas legranes eso sí, " para la emancipación".

En efecto, es ahora el filósofo italiano Gianni Vattimo el que sostiene como originalidad que "en estos momentos necesitamos una revolución cultural. Y se necesita un espíritu religioso para tomar una iniciativa transformadora” cerrando la sentencia con una metáfora abusivamente tifossi , que emparenta a Bergoglio con Gramsci. Althusser era sutil, jamás hubiera recurrido a semejante analogía.

Porque paremos la moto con la papamanía, loco. Bergoglio es Gramsci y la Charanga Eduardo Valdés, es Giovanni Sartori, entonces? Bue. Estos tanos con tal de tirar un título ...

Recordemos igualmente, y en esta dirección de análisis las peripecias, el gesto y balbuceo inicial de lo poco que sobre este tema de la autoridad espiritual actuó el viejo Althusser, narrado por su amigo personal, el filósofo cristiano Jean Gitton.

Althusser no vio a Wojtila

El Papa quiso recibir al filósofo marxista en 1980


La revista italiana 3O-Giorni, muy cercana al papa Wojtyla, acaba de revelar los entresijos de la fallida audiencia, ya programada y aprobada por el Vaticano, entre Juan Pablo II y el célebre filósofo marxista francés Louis Althusser en 1980. Este encuentro entre el gran maestro de la gauche francesa y el Papa había sido solicitado por el filósofo a través de su antiguo profesor y amigo, el católico conservador Jean Guitton, biógrafo de Pablo VI.

Guitton recuerda la insistencia de Althuser: "Estoy convencido de que la humanidad", me decía, "está atravesando una de las mayores crisis de su historia y que existe un solo hombre actualmente capaz de salvarla: Juan Pablo II. Desearía que me recibiera para exponerle mis ideas. Y como sé que usted lo conoce personalmente le ruego que vaya a verlo y le comunique mi deseo".Guitton no se atrevió a pedirle directamente al papa Wojtyla una audiencia tan espectacular con el marxista y ateo Althusser.Y así se vino a Roma para informar del caso al cardenal francés Gabriel Marie Garrone, buen amiago del Papa.

Decidieron que, antes, Althusser se encontrara en el Vaticano con el cardenal. Así fue, cuenta Guitton, y el coloquio duró cuatro horas. Tras el encuentro, el cardenal Garrone envió un informe de 12 folios al Pa.pa en el que se afirmaba que Althusser es "un marxista de enorme lucidez, de brillante inteligencia e intuición", y que deseaba encontrarse con él "para exponerle sus sentimientos sobre el fuiluro de la humanidad". Y acababa diciendo: "Santidad, le ruege que reciba a Althusser".

Poco después -septiembre de 1980- Guitton pasó otra vez por Roma y se encontró con Juan Pablo II: "Recibiré", me dijo, con placer a su amigo Althusser. Lo conozco muy bien, he leído con atención sus libros: se trata de un marxista, pero de tipo ultralógico. Dígale que lo recibiré, cuando desee, con mucho gusto". Pero, curiosamente, tras haber hecho tanto para que el encuentro se realizase, fue el mismo Guitton quien se echó atrás.

El porqué lo revela ahora Guitton: "Estaba feliz con la decisión del Papa, pero cuando volví a París surgieron problemas. Francia estaba atravesando entonces un período crucial: estábamos en vísperas de las elecciones presidenciales. En aquel período encontré personas muy importantes, quienes, al saber las intenciones de Althusser, me dijeron: Guitton, si Althusser fuera recibido ahora por el Papa sería un acontecimiento histórico. Juan Pablo II quizá no se da cuenta de la importancia que Althusser tiene en Francia: dicho encuentro podría influir en cientos de miles de votos, los que deciden la elección del presidente. Puede influir definitivamente sobre la historia de Francia. No permita que eso ocurra".

Althusser en el Hospicio de Sainte-Anne.
Y añade: Hacer que se encontrara con el Papa hubiese sido una acción muy a favor de la izquierda.Decidí hacer retrasar aquel encuentro histórico. Y así, cuando encontré a Althusser le dije que no era aún el momento para dicho encuentro con el Papa". Pero justamente un mes después tuvo lugar el drama: Althusser estranguló a su esposa. "De algún modo", escribe ahora Guitton, "me siento responsable del fallido encuentro de Althusser con el Papa".

Lenin y Santa Teresa

Guitton añade que Althusser le confesó con lágrimas que no quería matar a su mujer, y que fue él mismo quien intercedió ante las autoridades del Estado para que en vez de internarlo en una cárcel lo hospitalizaran, como así fue, en una clínica psiquiátrica."Aunque pueda parecer curioso", dice Guitton, "Althusser es un místico. Su total adhesión al marxismo poseía las características de la total entrega que se encuentra sólo en los místicos. En su biblioteca sobre la cama, quien vaya a verlo podrá ver, junto a las obras de Lenin, las de santa Teresa". "Desde joven, me confesaba que tenía una sola idea fija: entrar en una trapa y consagrarse a Dios. últimamente, me lo ha recordado: ahora, mi pobre maestro, estoy de verdad en una trapa".



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