10/23/2014

de cómo el primer peronismo resolvió su crisis de restricción externa



Todo proyecto de inclusión con justicia social , independencia económica y soberanía política enfrenta en su despliegue crisis - políticas y socioeconómicas-  de notable profundidad.

Es más , si el proceso de transformación resulta realmente eficaz debe enfrentar grandes conflictos, es condición estructural por los intereses que afecta. Sin conflicto no hay política emancipatoria.

La crisis de la resolución 125 y el megaconflicto político-social que supuso , es una muestra del tipo de intereses afectados y la reacción que provoca esta afectación por parte de las corporaciones y los grupos sociales que le hacen sistema.

Su resolución como sabemos, fue en dirección de profundizar la perspectiva iniciada en mayo de 2003, tal el camino que el kirchnerismo transitó para superar la crisis, que a la postre no solo no supuso un retroceso en el despliegue del proyecto nacional, sino que se convirtió en un gran sistema identitario para las nuevas generaciones de kirchneristas. 

La actual etapa demanda enfrentar una crisis de desarrollo donde la restricción externa, la ausencia de dólares en la economía, se muestra como una de sus aristas principales. Revisar la historia de la modalidad con que el peronismo inaugural ( antecedente inmediato de la etapa kirchnerista) enfrentó la crisis de restricción externa a mediados del siglo pasado , resulta de utilidad, no para copiar nada, tranquilidad a la ortodoxia siglo XXII!.

Se trata de observar que los cambios socioeconómicos coyunturales solo tienen sentido si la perspectiva política de inclusión con justicia social, soberanía política e independencia económica se sostiene sin claudicaciones del tipo "mantener lo bueno y cambiar lo malo", "ruptura y continuidad" y tonteras de ese estilo .

Risibles obviedades que pretenden torcer el rumbo aparentando una "autocrítica inteligente", siempre traficada bajo el ropaje del "pragmatismo", la "real politik" , esa matrix ideológica neoliberal de izquierda o derecha , que tras la última dictadura, profundizó la decadencia nacional en el lapso que va desde el año 1983 hasta mayo del año 2003.

El kirchnerismo desbarató ab initio la matriz de "real politik", y expresamente tomó decisiones estratégicas de gestión por fuera del pragmatismo de época. Acaso ya no el default, que es una circunstancia , sino  el desendeudamiento como política de Estado, resultado de una decisión , estaba en la agenda "de lo posible" para los modelos ideológicos dominantes en aquellos años de plomo?

Para nada! Por citar un caso hoy muy presente ( hay muchos más) , la reestructuración de deuda soberana resultó en su momento una iniciativa en contra de aquello que "marcaba el tablero" y recién una década después de que Néstor Kirchner decidiera comenzar a implementarla en el año 2005, se convirtió en alternativa transitada por muchos países - real o potencialmente-  con consenso nacional e internacional.

Hoy Cristina garantiza esa perspectiva de profundización sin claudicacionaes. Pero a futuro ojo, que no hay "cerrojo institucional" que valga si el candidato no es kirchnerista puro, y no hay garantías a pesar de los grandes esfuerzos de vigilancia epistemológica que ejerza el afrancesado don pelado Telerman, a quién mucho agradecemos esa grande tarea, cómo que no. Qué no se nos vaya a herniar Jorgito!

Como señaló el Pocho en momentos fuleros " Acá hay otras cosas que se juegan, no nos vamos a tirar la suerte entre gitanos, somos políticos todos, sabemos que si, que se juegan otros intereses. Muy bien señores, el que está con esos intereses se saca la camiseta peronista y se va. Nosotros por perder un voto no vamos a ponernos tristes..."

En el año 2015 no se trata solo de ganar una elección , sino y fundamentalmente darle continuidad al proyecto nacional inaugurado por Perón en 1946 que recondujo Néstor en 2003 y continúa Cristina a partir de 2007. A no equivocarse con el candidato, porque "el error" supone, además, perder las elecciones de manera contundente y en medio de la ruina política . 

Pruebas ya hubo, dos veces no pasa el trenAsumir como propia la agenda opositora desde el kirchnerismo es lejos de una astucia de la razón electoral, una pelotudez, y muy de loser.

Sucede que la vida no es tan sencilla, uno solo es lo que es y anda siempre con lo puesto, nunca es triste la verdad, che.

El que quiera oir que oiga , sostenía Eva,  nosotros somos justicialistas, no hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina , advertía Perón y no es poco. Somos kirchneristas y punto y vamos a elecciones como lo que somos. Qué quieren inventar? Seamos serios.

El kirchnerismo tiene un piso electoral del 33% , ningún candidato per se  "mide mas" que eso y todos llegaran a ese piso con respaldo de la Presidenta.

El resto depende de los atributos diferenciales del candidato oficialista respecto a la oposición encarnada en Mauricio Macri y Sergio Massa y obviamente de la mejora de la coyuntura socioeconómica e impacto diferencial del bienestar relativo sobre el 50% más pobre de la población. No hay secretos, no se coman los amagues. Gente grande.

Leemos sobre la restricción externa en el peronismo inaugural:

A partir de 1949 la economía argentina entró en un período de crisis que se prolongó por alrededor de tres años y que estuvo marcado por la caída de la producción, principalmente agropecuaria. Ello indujo a una caída en el volumen de las exportaciones y, en consecuencia, de la cantidad de divisas que se necesitaban para importar equipos y bienes industriales. A esto se sumaba la dificultad de la Argentina en colocar sus productos en los mercados europeos por efecto del Plan Marshall y de la recuperación de los países centrales. Esto último contribuía a deteriorar los términos de intercambio y a contraer la demanda de productos argentinos. 

Además, entre 1951 y 1952 se produjo una importante sequía, por lo que cayeron notablemente las exportaciones agrícolas. Todos estos factores estaban indicando que la política económica implementada había alcanzado ciertos límites. En particular, la estrategia de industrialización vía sustitución de importaciones practicada hasta entonces había sido insuficiente. El sector industrial no había alcanzado una tasa adecuada de acumulación de capital y seguía siendo fuertemente dependiente de los insumos externos. Como se explica más adelante, esta situación obligó al gobierno a introducir cambios en el rumbo de la política económica. 

La crisis se evidenciaba con toda claridad en el balance de pagos. Por un lado, las tenencias de oro y divisas disminuyeron rápidamente como consecuencia del rescate de deuda externa, la nacionalización de empresas extranjeras y el aumento de las importaciones. Por otro, como resultado de la baja en los precios internacionales de los productos primarios, la caída del volumen de las exportaciones antes mencionado y la recuperación del nivel de las importaciones, la balanza comercial pasó de tener un saldo global positivo de 894,4 millones de dólares entre 1946 y 1948 a un déficit de 310,4 millones de dólares en 1951 y 490,9 millones de dólares en 1952. 

La contrapartida de ese déficit era un creciente endeudamiento con Estados Unidos, principal proveedor de las importaciones argentinas, especialmente, en los rubros de maquinarias y vehículos. Los créditos impagos con bancos norteamericanos se fueron acumulando, llegando a alcanzar la suma de 300 millones de dólares en 1949; a esto se sumaba la imposibilidad de las empresas norteamericanas de remitir utilidades debido a las restricciones cambiarias existentes. Los exportadores norteamericanos limitaron severamente su crédito y las importaciones que ese país hacía de productos argentinos cayeron abruptamente de 577,5 millones de dólares en 1948 a 157,5 millones de dólares en 1950 (2). 

La situación crítica y disputas al interior del gobierno derivaron en la renuncia de Miguel Miranda, presidente del Consejo Económico Nacional y su reemplazo por un equipo económico liderado por Ramón Cereijo (nuevo presidente de ese Consejo y ministro de Hacienda), Alfredo Gómez Morales (presidente del Banco Central) y Roberto Ares (ministro de Economía). Este reacomodamiento redundaría en una redefinición de algunas pautas de la política económica. 

Es así que en 1952 se abre una segunda fase en la que las medidas económicas deben adaptarse a un nuevo contexto más restrictivo que el que había predominado hasta entonces. Además de los factores internos mencionados, en el plano internacional se estaba expandiendo el desarrollo de las grandes compañías multinacionales, especialmente, las de origen estadounidense. Ello afectaba las posibilidades de crecimiento de las economías en desarrollo, las que quedaban ligadas a su receptividad a las inversiones de dichas empresas y tornaban un tanto contraproducentes las medidas de corte nacionalista. 

Asimismo, para entonces parecían agotados los caminos hacia una mayor redistribución de ingresos en favor de los trabajadores urbanos. El ingreso del sector rural estaba ya deprimido, lo que no permitía mayores transferencias. Dados los límites a la importación de insumos para la industria y la plena utilización de la capacidad productiva, no había margen para expandir aún más el consumo. Además, los aumentos de salarios y avances en la legislación laboral habían alcanzado un techo que no podía tocarse sin provocar aumentos en los costos o un deterioro en las relaciones laborales. 

Esta situación cuestionaba el modelo de desarrollo industrial. A ello se sumaba que desde principios de la década del cincuenta dicho desarrollo había desplazado su centro motor desde la industria liviana a la producción industrial de base. Así, las industrias metalmecánicas y químicas asumían el liderazgo y requerían, en consecuencia, mayores inversiones por hombre ocupado y una tecnología más compleja que las industrias tradicionales. Además, la necesidad de incrementar la producción de energía y lograr el autoabastecimiento de petróleo también requerían una política de inversiones de mayor envergadura. Debido a las restricciones externas de la economía argentina, gran parte de este esfuerzo quedó en manos de las empresas extranjeras. 

Ahora bien, esto generó una nueva dinámica en el plano laboral. Las nuevas industrias líderes funcionaban con una mayor densidad de capital por hombre ocupado y, por lo tanto, tenían menor capacidad de absorción de mano de obra. Por eso el empleo en el sector industrial creció muy lentamente durante los años cincuenta. Tampoco el Estado, en virtud de sus problemas financieros, tenía demasiadas posibilidades de generar empleo vía inversiones. Por lo tanto, expandir el empleo en el sector público, lejos de redundar en un aumento de la producción de bienes y servicios, originaba mayor gasto y elevaba el déficit. 

Todas estas razones motivaron un cambio de rumbo en la política económica oficial a partir de 1952. En primer lugar, se modificó la política de distribución de ingresos por medio de la imposición de límites a los aumentos salariales y la prórroga de la vigencia de los contratos de trabajo. También se creó una comisión –llamada Comisión Nacional de Precios y Salarios- que tenía la función de vincular dichos aumentos salariales con los niveles de productividad y evitar aumentos de precios no justificados. 

Asimismo, se revirtió el proceso de transferencia de ingresos mediante un manejo distinto de la política de precios del sector agropecuario que tendía a mejorarlos en relación a los precios industriales. Como señala Ferrer (1977), el intento de mantener el nivel del salario real y mejorar la posición relativa del sector rural al mismo tiempo generó un conflicto que fue solucionado mediante el otorgamiento de subsidios. De este modo, se mantenían bajos los precios internos y se aumentaba el ingreso de los productores. 

En segundo lugar, se brindó apoyo a la producción y exportación agropecuarias y se modificó el tratamiento que se otorgaba al capital extranjero. Así, fue sancionada una nueva ley de inversiones extranjeras que, entre otras cosas, permitía remitir mayores utilidades (ver Inversiones extranjeras). También se firmaron acuerdos especiales con empresas extranjeras para el abastecimiento de determinados productos y para dar impulso a las industrias nacionales (e.g., la automotriz). Asimismo, se obtuvieron créditos externos (principalmente, de Estados Unidos) para el desarrollo de determinados proyectos. 

En tercer término, se intentó poner límites al gasto público y a la expansión estatal dentro de la esfera económica. Ello se reflejó, entre otras cosas, en una caída en la tasa de empleo en la administración pública. 

En el corto plazo, estas medidas lograron revertir la situación. La producción agrícola se recuperó entre 1952 y 1953, con lo que aumentaron las exportaciones y, luego, las importaciones. En términos generales, puede decirse el nivel de actividad económica en su conjunto se reactivó. Hacia 1954 el producto bruto interno se ubicaba en un 10% por encima del de 1952, mientras que el incremento de precios había sido moderado y los salarios reales mantenían los niveles de principios de la década (3)...


Viajemos, al año 1952, cuando Juan Domingo Perón crea la Comisión Nacional de Precios y Salarios que tenía la función de vincular aumentos salariales con los niveles de productividad y evitar aumentos de precios no justificados. Las medidas de control o acuerdo de precios que generó el “Pocho” lograron revertir la situación, y la inflación pasó del 38% en 1952 al 4% en 1953 y cayó al 3,8% en el año 1954. Por otra parte, en términos generales, puede decirse que el nivel de actividad económica, en su conjunto, se reactivó y pasó de una caída de 6% del PBI en 1952 a un crecimiento del 5,4% en 1953.

Hacia 1954 el Producto Bruto Interno se ubicaba un 10% por sobre el del año 1952, mientras que el incremento de precios había sido tan solo del 8% acumulado bianual, los salarios reales mantenían los niveles de principios de la década y la participación de los trabajadores sobre la renta fue la máxima en la historia nacional. 

En este sentido, la serie estadística histórica sobre la distribución funcional del ingreso muestra dos años clave: 1954 y 1974. En ambos se alcanzó la máxima participación de los asalariados en el Producto. En 1954, el registro fue de 50,1%, alcanzándose así el deseado fifty-fifty... 

Frente a esto, como sabemos, la reacción conservadora apeló al golpe de Estado para derrocar al gobierno peronista y desarticular el proceso socioeconómico que permitió conquistar la Justicia Social, conquista que siempre supuso en el país transitar etapas de acuerdos de precios. 

NOTAS 

1-Cf. Ferrer, 1977, p. 87. 
2-Ver Rapoport y Spiguel, 1994, p. 44-45. 
3-Ver Ferrer, 1977, p. 94. 

hijos de la 125


Recientemente me visitaron desde la Universidad Nacional Autónoma de México , para tomar una perspectiva in situ que sirviera de constatación empírica a una tesis doctoral en sociología que tenía por objeto el estudio de la realidad política argenta en general y el kirchnerismo en particular.

Me comentaban sus autores que llegaron al país pensando que la ley de medios y el tema derechos humanos eran los ejes fundamentales del kirchnerismo y rápidamente , al tomar contacto con la militancia juvenil, habían cambiado su visión e incorporado como núcleo de sentido del kirchnerismo al conflicto desatado tras la resolución 125


3 comentarios:

Norman Berra dijo...

Planteo: si examinamos los resultados electorales de 2013 en PBA (PASO de agosto y generales de octubre), en rigor el FPV no perdió votos: de hecho, mejoró su performance en un 8% (obtuvo 194.115 votos más respecto a la primaria). El problema es que el FR de Massa mejoró su performance en un 24% (734.929 votos más), superando así al FPV por 1 millón de votos. Gran parte de los votos que ganó el FR salieron de la alianza entre De Narváez-Moyano, que perdió, con respecto a las PASO, el 49% de sus votos (445.688 electores). Deviene así evidente que el FPV en 2013 mantuvo, en términos generales, su participación electoral en porcentajes similares a la anterior elección legislativa de medio término, más allá de que los matices diferenciales en términos de nombres de candidatos/figuras: en 2013, Martín Insaurralde –una figura, en rigor, no “K” pura, hecho que hoy se pone de manifiesto en su coqueteo con Massa- estuvo al tope y Juliana Di Tullio en segundo lugar, mientras que en 2009 Néstor Kirchner y Daniel Scioli lideraban la lista de diputados nacionales (que fue derrotada por la de Francisco de Narváez por una estrecha diferencia). Esto tiende a confirmar que el voto FPV tiende a comportarse de manera alineada: la derrota del 2013 no se debió a la merma del caudal propio, sino al efecto posterior de las PASO de aglutinar el voto contrario al FPV en beneficio del opositor percibido como “más fuerte” (del mismo modo que en las primarias presidenciales del 2011 el efecto fue ampliar la ventaja de CFK respecto de los opositores). Mi conclusión, la solidez del piso kirchnerista no está en discusión, ya que ese voto se encolumna con relativa facilidad, más allá de los matices del candidato (tanto en 2009 en carácter de candidato testimonial y segundo de la lista y en 2013 como virtual jefe de campaña, Scioli jugó un papel destacado y el piso electoral del oficialismo se mantuvo); entonces, el desafío del FPV es trabajar por la potencialidad del techo, o sea desarrollar una estrategia para capturar el voto no alineado.

Artemio López dijo...

Claro pero en 2009 habia 3 puntos d ecaida del PBI y destruccion de empleo sin AUH, así y todo el FPV termino a dos puntos del segundo y en 2013 sin caida, con empleo, con AUH termino a 11. Claramente el sciolismo quitó despliegue al FPV en BAIRES. Y ni q hablar cuando se despleigue a nivel nacional, Capital, Cordoba, Santa Fe y Mendoza donde la performance de Scioli es muy pobre. Agregamos que adicionalmente Scioli no es kirchnerista , Bein, Blejer, Casal y su mirada sobre todos los temas relevantes difiere de la que planto históricamente el espacio. Ahora si la certeza es que se pierde, o que hay ballotrage ( lo q es lo mismo) DOS sería un buen candidato.
salu2!

Norman Berra dijo...

Gracias, saludos! Seguiré cavilando en el blog sobre estos temas...