9/20/2014

mentira la verdad



La ideología comienza 
recortando el campo 
"de lo posible"

La incapacidad de predecir, la imposibilidad de objetividad y entonces la enunciación siempre socialmente situada es ya un clásico aceptado en Ciencias Sociales desde al menos dos décadas tras la crisis teórica de la ideología marxista y el despiste neoliberal. Dos formaciones ideológicas que se autoadjudicaban  - y lo hacen aún hoy ya sin éxito - "ciencias" en planos diversos de sus prácticas sí que mundanas, pero imaginariamente investidas y hasta legitimadas por y en propiedades epistemológicas típicas de las ciencias duras.

El colmo del cientificismo fue desplegado por Louis Althusser en los inicios de la segunda mitad del siglo pasado , cuando sostuvo que "Marx fundó una ciencia, el Materialsimo Histórico, la ciencia de la historia"  En fin, vaya a saber uno que ancla desesperada buscaba dar a su gelatinosa visión el viejo Louis que tan refinado como fue, recurrió a esa esa vulgar y desagradable pretensión cientificista.

Probablemente un síntoma de su impiadoso trastorno de personalidad, leer Althusser y a sus discípulos crecanos resultaba discretamente suicida, enloquecedor .Digamos que dejaba al lector chapoteando en el vacío extremo de la mera combinatoria matemática, llenar a ese abismo dándole blasones de cientificidad resultaba al menos tranquilizador, pero no duraba mucho el bálsamo. Bueno, será un misterio más, pero ciencia, el Marxismo, nones. Althusser mismo renunció a toda pretensión de cientificidad cuando advirtió a Etienne Balibar en medio de una profunda crisis ( una más) : No me suicidaré, haré algo peor. Destruiré lo que he hecho, lo que soy para los demás y para mí.

Cada uno tiene la pretensión de objetividad que su subjetividad demanda para desandar lo mejor posible el camino de la vida, que sin duda es una lucha, cruel y mucha, una idea similar pero referida al "ego" sostuvo Litto Nebbia al enterarse que el gran Charly había grabado esta versión memorable del himno nacional.



En esta perspectiva de abolir la "objetividad" se darán cuenta los lectores que  el curro de las consultoras y sus pronósticos científicos , es un paso de minué muy menor , una mala bestia, un error de la naturaleza,  donde el negocio es tan evidente que ni siquiera marca una señal a ser considerada . En fin el compañero Aragón con esa carpetitamarroncita, con muchos numeritos que pasea oronda en los programitas de cablecito, diciendo gana masita , ay! 

Lo cierto es que esa "discusión"  sobre la "objetividad" se replicó en prácticas múltiples , entre ellas la del "periodismo" , donde increíblemente aún sobrevuela aunque enclenque, cierta pretensión de "objetividad" , asociada a la idea insólita de que es posible desarrollar algo así como una " mera descripción de los hechos". 

Fantasía objetivante sostenida por sus cultores muy probablemente " en el espíritu santo", se supone bajo su influjo a "la realidad" y " los hechos" categorías posibles de ser "atrapadas", enunciadas o descriptas , circunstancia  risible, pero no por eso menos "evidente".

Va una fórmula retórica muy transitada de descripción "objetiva" de "los hechos": Eh, Ud, está claro que esto pasa, que aumenta el dólar blue, es un hecho "  No me diga? ... 

Por ejemplo, se insinúa - según se llene un estadio u otro- , que Morales Solá, Grondona , Orlando Barone, José Cornejo, tienen capacidad de "ver " , o sea  "mostrar los hechos como es evidente que son" y cargarían entonces a cuestas con la "realidad tal cual es". Patético. 

Sin embargo, no todo es opacidad y la discusión que trajo el retorno de la política emancipadora con el kirchnerismo, respecto a la situación de los medios, - todos los medios - como espacios sostenidos en y por intereses que producen, reproducen y amplían ( el "negocio de Clarín" y también "el negocio de luchar contra Clarín", digamos así)  ha sido fructífera y la idea misma de "objetividad" comienza a desmoronarse entre los propios "periodistas", si aún no por su imposibilidad estructural de realización, al menos desacreditada como "valor" a conseguir. 

Es un gran avance en dirección al pasaje necesario desde la obsoleta ética de la objetividad a la ética de la convicción, menos pretenciosa que la mirada supuestamente "verdadera" que fundaría la fantasía objetivante, pero entre otras bondades, accesible a los mortales. Iupi!

“Hay una especie de profesionalismo débil, en el sentido en que lo explica el filósofo italiano Gianni Vattimo”, dice a PERFIL Mariano Ure, quien presentó esta semana una investigación sobre cómo se autoperciben los periodistas. El término que acuña el profesor de la Universidad de Turín, tiene que ver con la muerte de las ideologías, el fin de la historia, la tolerancia ante el multiculturalismo, la defensa de algunas causas más vinculadas a la no violencia y el cuidado del ambiente, todos valores del posmodernismo.

El trabajo de Ure y el politólogo Christian Schwarz se titula Las identidades del periodismo argentino según la percepción de los propios periodistas, consta de 32 entrevistas en profundidad a periodistas que trabajan como redactores y cronistas en diferentes medios y se realizó en cooperación entre el Instituto de Comunicación Social (ICOS) de la Universidad Católica Argentina y la Fundación Konrad Adenauer.

El profesionalismo débil del que habla Ure se caracteriza por una tendencia a no creer más en la neutralidad, ni en el ideal de la objetividad periodística, donde el trabajo es contar la verdad al público. Saben que son parciales y hasta valoran positivamente el compromiso con ciertas causas: derechos humanos y defensa de valores como el cuidado del ambiente. “No está bien vista la defensa de causas partidarias políticas, pero sí las comunitarias”, explica Ure.

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