9/27/2014

cae otro eslogan de la gestión pro: bochazo científico-tecnológico



Por La Fábrica Porteña


La ciencia y la tecnología cumplen un rol central en la planificación urbana, el desarrollo sustentable y el bienestar social en las grandes ciudades, cuyas problemáticas plantean desafíos particulares y específicos que requieren de enfoques innovadores que muchas veces exceden el estado del arte de las disciplinas científicas que pueden aportar soluciones de política pública a implementar. La toma de decisiones en un gran número de áreas complejas requiere cada vez más de la investigación previa y el testeo de alternativas a través de la ciencia, así como del desarrollo de nuevas tecnologías para la solución de problemas nuevos.

Existen diferentes formas de abordar la cuestión, desde la ausencia total de planificación, con lo cual la política pública se apoya en el estado del arte y en la imitación, pasando por el recurso al sector privado por medio dethink tanks, consultoras y universidades, o la colaboración con organismos públicos nacionales o de otros niveles de gobierno. La forma más avanzada respecto del rol del estado que permita la congruencia entre la investigación, los objetivos políticos y la política pública, es aquel en el que las propias ciudades cuentan con instituciones públicas que conforme a las necesidades definidas investigan de manera permanente en la búsqueda de soluciones.
En este artículo, se contrasta un caso de una institución pública dedicada a la investigación en ciencia y tecnología para el desarrollo de políticas públicas en una de las megalópolis más grandes de América, Ciudad de México, con un modelo de ausencia casi total de acción estatal en la materia, representado por la Ciudad de Buenos Aires.
El caso del ICyT de México D.F.
El Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal fue creado en abril de 2007 por una Ley de la Legislatura de la Ciudad de México, luego de que fuera una de las propuestas de campaña del entonces Jefe de Gobierno electo, Marcelo Ebrard, perteneciente al Partido de la Revolución Democrática, la izquierda mexicana representada por López Obrador. Actualmente, mediante una nueva ley, el ICyTDF se está reconvirtiendo en la Secretaría de Ciencia y Tecnología, creada a principios de 2013.
Según se formula en sus objetivos, el ICyTDF tiene como misión “coadyuvar al fortalecimiento de las capacidades científicas, tecnológicas y de innovación de las instituciones y centros de investigación” del DF y constituir  “un espacio de desarrollo humano, social, científico y cultural de alto nivel de bienestar, basado en el conocimiento, altamente competitivo a nivel internacional (…) en el que haya un crecimiento económico sustentable y donde se generen los empleos de calidad que exige la sociedad moderna”.
Más allá de las expresiones de deseos de la Ley, esto parece haber sido acompañado de manera consistente por la decisión política y por las políticas públicas, a partir de un compromiso intenso de la Comisión de la Legislatura encargada de la ciencia y la tecnología y de la propia gestión, en 7 años desde su creación el ICyTDF puede mostrar una serie de resultados que resultan llamativos para un instituto que es creado no por el Estado nacional sino como parte de la estrategia de desarrollo de una ciudad.
En 2012, el ICyTDF contaba con el 0,42 % del presupuesto total de la ciudad, y con el compromiso parlamentario de alcanzar en los próximos años el 1 % del total. Con ese presupuesto, llevó a cabo 690 proyectos de investigación en los diferentes sub programas que componen la unidad.
El instituto tiene dos tipos de programas, de investigación sustantivos y transversales, en relación con la comunidad y otras instituciones. De los primeros, los sub programas que emergen tienen que ver con lo que ha sido contemplado en la estrategia de desarrollo del DF desde 2007 y que se ha reformulado en 2013 a partir del Programa General de Desarrollo del Distrito Federal 2013-2018. Los sub programas son “Ciudad Saludable”, “Ciudad Sostenible”, “Ciudad con Conectividad y Tecnología”, “Ciudad con Industria Competitiva” y “Ciudad Educada en Ciencia y Tecnología”.
Cada uno de estos sub programas ha realizado las investigaciones que suman el total de 690 proyectos en marcha, en cada uno de sus temas específicos. En todos los casos, el ICyTDF establece para las áreas los programas estratégicos, con lo cual la investigación se enmarca en aquellas cuestiones que han sido definidas como prioritarias previamente, es decir, la investigación está enfocada en un número limitado de temas pero que se consideran estratégicos para el desarrollo, y alcanzables por parte de la ciudad.
El programa Ciudad Saludable promueve la aplicación de la ciencia y la tecnología para incidir en la salud mediante el impulso de proyectos de investigación que aborden el estudio de las principales enfermedades del DF. Para ello, realiza investigaciones en cuatro áreas: salud sexual y reproductiva; obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares; salud mental y comportamientos adictivos; enfermedades emergentes y re-emergentes.
Esta última área es particularmente notable dados los antecedentes en México respecto del H1N1 y de los riesgos de megalópolis de la dimensión del DF para la expansión de enfermedades re-emergentes o emergentes de la región (como la tuberculosis y el dengue respectivamente).Según el organismo, estos proyectos   “abordan el estudio de los agentes infecciosos y sus mecanismos de patogenicidad, y buscan soluciones tecnológicas para su diagnóstico oportuno y tratamiento. Los patógenos que se estudian en estos proyectos incluyen bacterias, virus y protozoarios que producen infecciones de importancia clínica en nuestro país y el mundo como la tuberculosis, la influenza, el dengue, el paludismo, la amibiasis, entre otros.”
El programa Ciudad Sostenible busca generar soluciones a los problemas medio ambientales desde la sostenibilidad a partir de la investigación en tres áreas específicas: ahorro, reutilización y calidad del agua; cambio climático y ecología; y producción, aprovechamiento y calidad de los alimentos tradicionales.
En la primera área, se intenta mejorar los problemas de contaminación del acuífero del DF, el deterioro de la calidad del agua y el hundimiento de terrenos, para lo cual se han llevado a cabo 25 proyectos sobre captura, tratamiento, reutilización y uso eficiente y racional del agua. Se pueden destacar, en este caso, proyectos la purificación mediante bio reactor con membrana, la oxidación avanzada con luz solar, y el desarrollo de absorbentes de metales pesados a partir de desechos agroindustriales.
El programa de Conectividad y Tecnología se ocupa de cuestiones como energía, transporte, urbanismo y seguridad. Incluye entre sus investigaciones un programa que estudia como disponer mejor y aprovechar mejor los residuos sólidos que produce la ciudad. Sus sub programas abarcan: ciudad y gobierno digital; tecnologías urbanas; y ahorro y fuentes alternativas de energía.
El programa de tecnologías urbanas abarca tanto la cuestión del transporte y la conectividad como la de la seguridad humana. A partir de sus investigaciones, el DF se prepara para los diferentes riesgos ambientales y físicos que enfrenta la población, en su caso particular vinculado especialmente a desastres de origen geofísico y geológico. También, en el desarrollo de sistemas para la disminución de la contaminación del aire, por ejemplo a partir de nanotecnología, e inclusive sistemas de ahorro energético para las paradas de colectivos.
Además de estos programas específicos, debe destacarse la promoción en general de la actividad científica.México ha definido que para estar a la altura de los estándares internacionales y las necesidades de desarrollo del país necesita producir alrededor de 14 mil doctores por año, por encima de los 2 mil que produce en la actualidad. El CONACyT es el principal organismo motor detrás de ese objetivo, equivalente a nuestro CONICET, pero las autoridades del DF decidieron que era necesario complementar sus esfuerzos, tanto por presupuesto como por especificidad de las investigaciones acorde a sus necesidades.
Por ello, el instituto cuenta con dos tipos de becas, Becas ICyTDF y Becas Mujer ICyTDF, estas últimas resultados de un diagnóstico adicional que detectó que se doctoraban más hombres que mujeres y que estas disminuían, con lo que era necesario promover la igualdad de género en la investigación científica.  Además, han desarrollado un programa de Becas Ciudad de México – China, a partir de un convenio con la UNAM, Ciudad de México, el gobierno de la República Popular China y la ciudad de Beijing, cuyos investigadores se concentran en las áreas de desarrollo económico y sistemas de innovación, agua, energía, ecología y medio ambiente, ciudad digital y gobierno digital, protección civil, salud, seguridad pública, cultura y turismo, tecnología educativa, telecomunicaciones, transporte, tratamiento de desechos, urbanización y vivienda.
La Ciudad de Buenos Aires y la ausencia de una política científica
Como un proxy eficaz de las prioridades de una gestión que a la vez permita la comparabilidad entre casos recurrimos al presupuesto, que nos permite observar el lugar que ocupa una política en función de sus pesos relativos. Tal como ha notado La Fábrica Porteña en sus informes, la ciencia y la tecnología en la gestión del PRO no sólo están lejos de ser una prioridad, sino que han ido disminuyendo su peso en los últimos años.
En el presupuesto para 2014, la Dirección General de Gestión de Actividades Científicas y Tecnológicas, dependiente del Ministerio de Desarrollo Económico, ve reducido su presupuesto en un 347 %, al pasar de 2,9 millones  a 846 mil pesos. Además, mientras que el programa principal de esta área en 2013 era la “Investigación Científica”, este programa en 2014 desaparece en una serie de programas de tamaño reducido, algunos que no superan los 30 mil pesos para todo el año como el “Plan de Innovación de Hospitales”. Por otro lado, de esos 846 mil pesos, 466 mil (55 % del presupuesto anual del área) son destinados a un programa nuevo llamado “Emprendimientos Bio” que es un convenio con la Universidad Católica Argentina para financiamiento de la investigación en biotecnología mediante un fondo público privado.
Si miramos la tabla 1, se pueden observar con claridad las diferencias entre ambas ciudades en la materia. Tanto en dólares como en relación al total presupuestario de cada ciudad, el presupuesto para ciencia y tecnología del DF supera más de diez veces el de la CABA en 2013 (y en 2011 fue casi 40 veces superior).
Año2014201320122011
México D.F.
Presupuesto Total156.837.576.548144.142.928.190138.043.090.119137.012.501.104
Presupuesto CyT300.721.439289.850.875421.421.914526.068.320
CyT / Presupuesto0,19%0,20%0,31%0,38%
Presupuesto CyT en USD22.781.92721.958.40031.925.90339.853.661
Ciudad de Buenos Aires
Presupuesto Total59.501.674.24040.549.912.58532.905.436.92426.939.656.970
Presupuesto CyT846.96216.940.21616.211.6409.984.329
CyT / Presupuesto0,001%0,04%0,05%0,04%
Presupuesto CyT en USD102.6622.053.3601.965.0471.210.222
Tabla 1 – Fuentes: Ministerio de Hacienda – GCBA / Decreto Distributivo – Asamblea Legislativa de México DF
No sólo la diferencia es cuantitativa, sino cualitativa, ya que como se ha dicho, el ICyT con su presupuesto, que medido en dólares no resulta extraordinario en relación al presupuesto total del DF (casi 23 millones de dólares en 2014), ha logrado llevar a cabo 690 proyectos de investigación en sus cinco áreas sustantivas de investigación.
La ciencia y tecnología en la CABA, por otro lado, no tiene áreas definidas de investigación, y como emana del presupuesto, estas parecen ser no solo escasas o nulas, sino las que existen son erráticas, sin planificación, recurriendo a investigaciones puntuales pero sin una definición de objetivos intertemporales. No es posible hallar en la Dirección General de Gestión de Actividades Científicas y Tecnológicas una serie de líneas de investigación o de proyectos en marcha, con la excepción del mencionado “Emprendimientos Bio”, de escaso presupuesto  y en convenio con la UCA.
Una propuesta urgente para el futuro
Por las complejidades de la planificación urbana y las particularidades y desafíos que enfrenta la Ciudad de Buenos Aires en el mediano y largo plazo, es necesario una institución de este tipo que ayude a proyectar, investigar y definir alternativas innovadoras sobre cuestiones como el transporte y la movilidad, la gestión de residuos y el uso sustentable de la energía, la coordinación metropolitana, la prevención y control de eventos climáticos y catástrofes ambientales, la regulación del espacio, e inclusive la prevención de la propagación de enfermedades emergente y reemergentes en el contexto de globalización, migración, cambio climático y de prácticas sanitarias.
Ninguna de estas y muchas otras cuestiones pueden ser abordadas sin el apoyo la ciencia y la tecnología al servicio del sector público y de toda la ciudadanía. Para ello, es necesario crear, teniendo en cuenta el contexto de la ciencia y la tecnología en Argentina, un instituto que lleve a cabo investigaciones en áreas y temas definidos como estratégicos por parte de los decisores de política. En particular, teniendo en cuenta la necesidad de mirar el largo plazo, el instituto debería ser gestionado de manera autónoma. Sus áreas y temáticas de investigación, de la misma manera que en el DF, deberían ser definidos por una comisión ad hoc de la Legislatura con representación de todos los bloques, de manera de dar carácter de política de estado a la planificación del desarrollo. Es necesario que la Ciudad de Buenos Aires piense su futuro, piense su modelo de desarrollo, piense su sustentabilidad. Para eso es necesario invertir más en ciencia y tecnología, y vincular esto fuertemente a las políticas públicas. Así lo ha hecho el gobierno nacional en los últimos años. Lo demuestra la exitosa experiencia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Social, joven ministerio en pleno crecimiento.


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