Sosteníamos en Télam que al punto llega la extensión del archipiélago opositor que en las dos últimas elecciones nacionales, ejecutivas de 2011 y parlamentarias de 2013, la segunda fuerza se constituyó en segunda minoría con apenas el 17% de los votos, en 2011 fue el FAP y en 2013 el FR por el peso de su triunfo bonaerense se colocó segundo en números de votos.
Nunca antes en la historia nacional, una segunda fuerza se constituyó como tal con apenas el 17% de los votos, aún en setiembre de 1973 cuando Juan Perón obtuviera el 61,8% de los votos, la fórmula Balbín- de la Rúa el 24,4% de los sufragios.
Es esta entonces la actual arquitectura electoral nacional: fuerte predominio del oficialismo con un piso electoral de 33% de votos nacionales y fragmentación opositora creciente donde ninguna de sus alternativas accede al 20% de votos nacionales.
Peor aún cada liderazgo emergente en la oposición resulta equivalente a los ya existentes, ninguno prepondera sobre el resto y compite con los ya instalados, fagocitándose el mismo electorado.
Tal el caso de Mauricio Macri y Sergio Massa y eventualmente los liderazgos de UNEN que podrían recaer en la figura de Julio Cobos o incluso Hermes Binner cuya complementariedad con el electorado que acompaña al PRO fue muy notorio en las elecciones del año 2011 donde el FAP aspiró votos de centro derecha en distritos emblemáticos como Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires.
Nunca antes en la historia nacional, una segunda fuerza se constituyó como tal con apenas el 17% de los votos, aún en setiembre de 1973 cuando Juan Perón obtuviera el 61,8% de los votos, la fórmula Balbín- de la Rúa el 24,4% de los sufragios.
Es esta entonces la actual arquitectura electoral nacional: fuerte predominio del oficialismo con un piso electoral de 33% de votos nacionales y fragmentación opositora creciente donde ninguna de sus alternativas accede al 20% de votos nacionales.
Peor aún cada liderazgo emergente en la oposición resulta equivalente a los ya existentes, ninguno prepondera sobre el resto y compite con los ya instalados, fagocitándose el mismo electorado.
Tal el caso de Mauricio Macri y Sergio Massa y eventualmente los liderazgos de UNEN que podrían recaer en la figura de Julio Cobos o incluso Hermes Binner cuya complementariedad con el electorado que acompaña al PRO fue muy notorio en las elecciones del año 2011 donde el FAP aspiró votos de centro derecha en distritos emblemáticos como Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires.
En rigor el funcionamiento opositor actual es similar a un juego de suma cero
A fin de explicarnos mejor, leemos al respecto
En teoría de juegos no cooperativos, un juego de suma cero describe una situación en la que la ganancia o pérdida de un participante se equilibra con exactitud con las pérdidas o ganancias de los otros participantes.
Se llama así porque si se suma el total de las ganancias de los participantes y se resta las pérdidas totales el resultado es cero. El go, el ajedrez, el póker y el juego del oso son ejemplos de juegos de suma cero. La suma cero es un caso especial del caso más general de suma constante donde los beneficios y las pérdidas de todos los jugadores suman el mismo valor, porque se gana exactamente la cantidad que pierde el oponente. Cortar una tarta es de suma constante o cero porque llevarte un trozo más grande reduce la cantidad de tarta que le queda a los demás.
Situaciones donde los participantes pueden beneficiarse o perder al mismo tiempo, como el intercambio de productos entre una nación que produce un exceso de naranjas y otra que produce un exceso de manzanas, en la que ambas se benefician de la transacción, se denominan de "suma no nula".
Situaciones donde los participantes pueden beneficiarse o perder al mismo tiempo, como el intercambio de productos entre una nación que produce un exceso de naranjas y otra que produce un exceso de manzanas, en la que ambas se benefician de la transacción, se denominan de "suma no nula".
El concepto fue desarrollado en la Teoría de juegos, por lo que a menudo a las situaciones de suma cero se les llama "juegos de suma cero". Esto no implica que el concepto, o la teoría de juegos misma, se aplique únicamente a lo que normalmente se conoce como juegos.

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