Por Rubén Weinsteiner
En las últimas semanas, Elisa Carrió jugó y no tanto, con la posibilidad de ser candidata a gobernadora en la provincia de Buenos Aires .
En Twitter lo presentó como un sacrificio personal, señalando que iba a buscar a los narcos al conurbano, agregando la frase del Papa Francisco, “recen por mi”.
En FAUNEN, existe una coincidencia acerca de la alta competitividad de Lousteau como candidato en CABA, ese hecho y la posibilidad de ganar que espanta a Lilita, la habrían llevado a pensar en una alternativa que resulta interesante para su proyecto político personal, y también para el espacio que integra.
FAUNEN tiene despliegue territorial en la provincia de Buenos Aires, el de la UCR, que todavía se mantiene realtivamente vigoroso, pero FAUNEN no tiene ni un solo candidato en provincia . Allí donde se construyen 38 de cada 100 votos nacionales, Facundo Manes y otros nombres tirados sobre la mesa, no resisten el menor análisis de competitividad, si se plantea una voluntad política seria de construir una candidatura presidencial nacional.
Las obras completas de ficción producidas por escribas rentados, que plantean a Sanz como candidato presidencial, midiendo menos de 2 puntos, y que pierde hasta en San Rafael su pago chico, solo sirven para posicionar mediaticamente a un personaje, pero no para ganar elecciones, allí las marcas políticas y el despliegue territorial es lo que cuenta a la hora de los porotos.
El discurso de la marca, se centra en la confianza que intenta construir, alrededor de una presunta infalibilidad de lectura del escenario y de lo que viene, lo que le daría a su liderazgo una atracción de súper líder, mágica, fuerte, por encima del resto. Rubia, siempre tostada, mas flaca, despegando indefectiblemente del paisaje humano, Carrió habla siempre de uno a uno con el periodista, mirando a los costados, como si buscara complicidad de alguien de detrás de cámara, guiñando el ojo, construyendo una sonrisa artificial como buscando la complicidad de una claque, para definir el reportaje y noquear al periodista.
En el discurso exhibe una inteligencia superior a la media, pero no centra el recorte en la exhibición de su brillantez intelectual, sino en su supuesta capacidad de lectura y prognosis.
Se puede mostrar la inteligencia leyendo bien el escenario y prediciendo lo que va a venir, solo que a la hora de elegir el anclaje, Carrió quiere que el receptor se vaya a su casa, pensando en ella, mas en una profeta que en una estadista, la diferencia entre un profeta y un estadista esta en que el último baja las cosas al territorio, pone fechas y estas se cumplen.
La marca política Carrió ha sufrido mutaciones muy pronunciadas en los últimos 20 años, su posicionamiento fue variando, su forma de pararse frente a los poderes y sus enemigos también.
En un escenario donde el FPV y el massismo pongan como candidatos a barones del conurbano, la marca política Carrió, establece un diferencial de acumulación poderoso.
Las denuncias contra presuntos hecho de corrupción en 2011, posicionaban a la “marca Carrió” en un lugar marginal, el 1,8 % de los votos. Hoy con un posicionamiento marcario homogéneo a aquel, esas denuncias, la ubican como una de las opciones competitivas de FAUNEN. El cambio se gestó luego de dos años, donde determinados medios consiguieron instalar en la agenda el tema de la corrupción, que existía antes también, pero la irrupción de Lanata con altos índices de rating, determinó un cambio de escenario.
Podemos decir que la “marca Carrió” es la expresión electoral de la “marca Lanata”. Teniendo en cuenta que ningún otro candidato, expresa tan eficazmente ese posicionamiento y que la totalidad de las denuncias sobre casos de corrupción de Lanata, apuntan exclusivamente al gobierno nacional, y en ningún caso al gobierno de la ciudad, o al de Santa Fé, y no es porque no exista en corrupción la ciudad de Buenos Aires.
En el ataque al gobierno nacional , pesa la instalación del clivaje: honestidad-corrupción, y ese clivaje es el que mejor le va a la marca Carrió.
Su queja moral, más que lo que dice, la forma en la cual se para frente a algunos poderes establecidos, le va a permitir acumular tanto en los segmentos no peronistas, como en los márgenes del massismo, allí donde las figuras más complicadas del viejo peronismo producen rechazo, allí donde se van a plantear las contradicciones entre Adrián Pérez, Daniel Arroyo, Katopodis por un lado y Barrionuevo, Othacehé y Amadeo por el otro.
La marca política Carrió jugando en la provincia de Buenos Aires le sirve a FAUNEN, que no tiene candidato, le sirve a lilita, que no quiere correr el riesgo de competir con Lousteau con el riesgo de perder, o competir por la jefatura de gobierno y correr el riesgo de ganar.
Carrió no toma riesgos, en 2007 se presentó a la presidencia cuando le quedaban 2 años más de mandato, en 2009 renovó y en 2011 jugó a la presidencia con 2 años más de mandato, lo mismo ocurrirá en 2015.
La madre de todas las batallas, le va a permitir a Carrió un despliegue épico, que puede asegurar el voto no peronista, pero además perforar el voto blando antik, hacerse fuerte en los sectores medios urbanos de Banfield, Ramos, Temperley, Vicente López, Adrogué, Centro de Lomas. También en cierto voto joven no k y escéptico, microsegmentos de adultos mayores no politizados, mujeres de entre 30 y 50, y con un discurso potente, plantear fuertes contradicciones hacia adentro de los espacios peronistas.
Carrió es como el turco García, aquel que jugó en Racing en los noventa, una eterna promesa defraudante para sus seguidores, pero también tiene la capacidad como el turco, de renovar esa esperanza ante cada partido y muy especialmente ante los partidos difíciles.
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