Se dice con frecuencia que el gobierno del presidente que asuma en Argentina el 10 de diciembre de 2015, quien quiera que sea, girará “al centro” o “a la derecha” (los medios hablan de “más diálogo”). Los kirchneristas ya sienten una melancolía anticipada por los años que no se van a repetir, y los opositores prevén un clima diferente, en camino de explicitación. Pero cabe preguntarse si los años que vienen serán tan diferentes en lo que hace al perfil de las políticas públicas.
Simplificando un poco, podemos decir que la orientación de un gobierno depende de diferentes factores. Las ideas del gobernante y su círculo inmediato son uno de ellos. De hecho, buena parte de quienes creen que se viene un gobierno más centrista, se apoyan en que ven a Scioli, Massa, Binner o Sanz a la derecha de CFK. Sin embargo, hay otros factores que son más determinantes del perfil del gobierno, que las ideas del futuro presidente. Sin ir más lejos, el tipo de coalición que sustenta al gobierno, o el modelo de inserción internacional del país, suelen pesar más sobre el resultado final de las políticas económicas, que las ideas previas de quien las implementa.
El segundo gobierno de Bachelet se está mostrando más “progresista” que el primero -sus primeros movimientos en materia previsional, educativa e impositiva van claramente en esa dirección-, y parte de la explicación está en que el componente de izquierda de su actual coalición es más grande que en la primera. Ejemplos de este tipo sobran en la política argentina contemporánea. Las trayectorias divergentes de Menem y de Kirchner se explican, en gran medida, por las alianzas nacionales e internacionales que hicieron o pudieron hacer.
Aplicando el mismo marco a la Argentina de 2015, hay algunas razones para creer que el futuro presidente se va a “alvearizar” (la necesidad de dólares), y también otras para prever una alta dosis de continuidad (la ampliación del Estado, el poder del peronismo, nuestras alianzas con los BRICS). El embajador de la India en Buenos Aires, que en un reportaje publicado días atrás en Clarín dijo que nos imagina, en un futuro próximo, dentro de ese bloque (¿BRICSA?), nos ve estructuralmente cerca de ellos, más allá del ocupante del sillón de Rivadavia. El presidente 2015-2019 gobernará un país que, en muchos aspectos estratégicos centrales, no será tan distinto del presente.
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