5/05/2014

clave oficialista: captar el voto peronista



Contra las paparruchadas consultoriles que sostienen que cada elección empieza de cero y el 80% de los ciudadanos es "independiente" (generous country!) , acá va una interesante lectura de Abel que no compartimos en su totalidad , como es regla entre opinólogos, pero rescata escencialmente el vértice del despliegue electoral oficialsta para disputar con eficacia el truinfo en primera vuelta, ya que el ballotage presenta serias restricciones para el FPV. Leemos:


(Julio Burdman había analizado, ya hace tiempo, la dificultad estructural de la oposición para articular un frente: Carecer de un liderazgo natural. Sergio Massa es fuerte en la provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri en la Capital, De la Sota (del que aún no sabemos si estará en la oposición o no) y el radicalismo son fuertes en Córdoba, Binner en Santa Fe, Cobos en Mendoza… Ninguno lo es siquiera en dos distritos grandes).

Ahora, para que el oficialismo pueda confiar en ese escenario hay un requisito insoslayable, el que menciono al comienzo: Que su candidato logre reunir esos votos que lo hacen, al menos, primera minoría (Lo que bauticé “el teorema Artemio-Amondarain”, que cualquier candidatura que lance el FpV tiene más o menos la misma cantidad de votos aseguradas, podemos clasificarlo entre las cosas que se dicen en el entusiasmo de una campaña electoral). Debe sumar los votos que llamé, como una etiqueta precaria, “kirchneristas”, “peronistas” y “oficialistas”.

Aclarando: Desde hace mucho que digo que el kirchnerismo es el avatar actual del peronismo. Y cada vez me parece más evidente, en sus virtudes y en sus defectos. Pero eso no contradice el hecho, también evidente, que hay una distinción cultural, generacional y sobre todo geográfica que podemos trazar entre los votantes que podemos llamar kirchneristas y los que mejor decimos peronistas. Para dar un ejemplo: en la Capital Federal, en el voto que suma el FpV – entre un 20 y un 25 % – resultaría imposible separar entre peronistas y kirchneristas. Los peronistas que rechazan todo lo K – que existen, por supuesto, y tienen historia – no tienen los bastantes votos para constituir una opción propia; terminan en el macrismo o en la irrelevancia.

Esto ya no es así en la provincia de Buenos Aires; ahí el peronismo no kirchnerista puede ser una opción política, que hasta ganó las últimas elecciones. En Córdoba, la situación es aún más nítida: el peronismo que se identifica como kirchnerista fue una minoría frente al peronismo no K. Está más indefinida la situación en las provincias del Norte, en general bastiones históricos del peronismo, hay una fuerte adhesión a Cristina Fernández, pero el kirchnerismo como corriente interna tiene muy poco peso territorial.

Por eso sostengo que un candidato del oficialismo con chances de triunfar debe sumar votos “kirchneristas” y “peronistas”. En cuanto a los “oficialistas”, con eso me refiero a los votantes que no deciden su voto por razones ideológicas ni de afiliación histórica, y ni siquiera las expectativas favorables que pueda despertar el candidato son el factor decisivo. Son aquellos que piensan que “más vale malo conocido“, y que tienen fresca la experiencia de los desastres en que terminaron gobiernos de otro signo. Su supuesto básico podría ser “el peronismo es capaz de gobernar” o, aún más simple, “el gobierno es capaz de gobernar“. Y son muchos. subrepresentados en las encuestas, excepto en aquellas que analizan en profundidad las actitudes, antes que las preferencias...

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