Ya estabilizado el mercado de cambios, comienzan a observarse otros resultados del paquete de medidas económicas de comienzos de año.
Por un lado, la devaluación permitió una fuerte recuperación de la competitividad. Para febrero de 2014, la economía era en promedio un 78% más barata que a finales de la convertibilidad y respecto a nuestro principal socio, Brasil, la ganancia en competitividad alcanzó el 100%. Sin embargo, ello no se reflejó en una mejora del saldo comercial, ni por el lado de las exportaciones que continuaron descendiendo, ni de las importaciones donde el bajo incremento se explica por las restricciones administrativas y el menor nivel de actividad industrial.
También se observó una aceleración de la inflación provocada por la devaluación, suba de tasas y del transporte urbano de Buenos Aires, que deterioró el poder de compra de los ingresos de la mayor parte de la población y encareció el consumo a crédito. La consecuencia fue una reducción de las ventas de lo comercios y un estancamiento de la producción, especialmente la industrial.
A la alicaída producción industrial, se le sumo la construcción, donde la incertidumbre cambiaria y las mayores precipitaciones afectaron la inversión inmobiliaria privada. Por otro lado, el impacto del programa Pro.Cre.Ar parece comenzar a diluirse, especialmente por la suba de valor en pesos de las propiedades que dificulta el inicio de las obras de los beneficiarios que no cuentan con terreno propio.
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