12/11/2013

dales todo el poder !



Una de las consecuencias más graciosas de esta asonada desestabilizadora fue la emergencia en el debate público de la posibilidad de "sindicalizar" a los policías a fin de darle la herramienta paritaria para "negociar sus salarios", transformándolos sin más en "trabajadores". Y todo esto en nombre de darle salida progre a la sedición! 
Sabedores de que a los rati hay que restarles poder descentralizándolos y no  sumárselo alegremente centralizándolos en un insólito sindicato ad hoc, leemos la posición de la Correpi al respecto, que pareciera no converger con la tesis sindicalizante.
En resumen, los policías, gendarmes, prefectos o penitenciarios NO son trabajadores que se organizan y pelean por mejores condiciones laborales. Junto con el reclamo salarial, generalmente en la letra chica de los petitorios, que no trasciende en los medios, está presente el reclamo de “asistencia jurídica y psicológica”, “apoyo institucional” o formulaciones similares que apuntan a la defensa orgánica de los acusados por fusilamientos de gatillo fácil, aplicación de tormentos y otros hechos represivos. En sus páginas web, blogs y sitios de Facebook nunca falta la explícita defensa a los “camaradas falsamente incriminados” por las organizaciones antirrepresivas como CORREPI. En una de esas publicaciones, por ejemplo, apodan a una de nuestras referentes, “la Dra. Odio”, que “ve en cada policía un asesino de menores y miente ante las cámaras”.
La lección para los gobiernos a partir de estas asonadas es más que transparente: a los policías hay que aumentarles el sueldo sin discusión pública, como hizo en su momento el gobernador de Chubut para no estimular el reclamo salarial de los empleados estatales. Pero hay que aumentarles, porque al perro guardián hay que tenerlo bien alimentado para que no se vuelva contra su amo. Tampoco hay que pasarles demasiadas facturas por los negocios comunes en los que los uniformados tienen a cargo la faz más operativa, como lo prueban los episodios de Córdoba y el ataque a Bonfatti en Santa Fe.
Estas asonadas tienen un carácter eminentemente mafioso, como lo prueban los pretendidos “saqueos” paralelos a los acuartelamientos. La presión aplicada a los gobernadores es, a escala masiva, la misma que reciben a diario los pequeños comerciantes de los barrios, que saben que si no pagan la “cuota” a la brigada o comisaría de la zona van a ser prontamente asaltados.
La forma empleada es otra evidencia de lo alejado que están estos reclamos policiales de los métodos de los trabajadores. Por poner sólo un ejemplo, jamás un trabajador de la salud dejaría -o promovería- la muerte de los pacientes internados para mostrar la importancia de su tarea... 

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