... Asimismo, Bachelet se manifiesta partidaria de la “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo” en tres casos: peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto. Además, sobre el matrimonio igualitario, la candidata anunció que se convocará a un “debate abierto y participativo” para el posterior envío de un proyecto de ley. Esto es particularmente importante porque presagia (aunque algo de esto ya ocurrió) ciertas tensiones al interior de la coalición de Nueva Mayoría. Los Democratacristrianos se muestran insatisfechos con esas perspectivas del programa, mientras el PC apoya y reclama profundizar esta senda.
Por su parte, Matthei, la candidata oficialista sostiene que “la gente quiere que los políticos le alivien la vida cotidiana, por lo tanto lo que no le importa a la gente son las discusiones ideológicas como qué tipo de Constitución vamos a tener, qué tipo de país vamos a tener en el sentido de quiénes van a ser los que van a tener más poder, porque las discusiones constitucionales son básicamente discusiones ideológicas que en la vida cotidiana a la gente no le cambian nada”. Como podemos apreciar en esta nota, existen varias hipótesis para intentar explicar la mala performance de la candidata oficialista. Quizás la victoria de Piñera haya creado un nivel de expectativas creciente en un sector amplio de la sociedad que no tuvo su correlato en la evaluación que realizan estos mismos sectores cuando su mandato está prácticamente concluido.
En esta línea, puede observarse un importante cambio en la sociedad chilena que explica la caída de la derecha. De acuerdo a la encuestadora CEP, un 74% quiere la reforma educacional de Bachelet y un 67% está de acuerdo con la reforma tributaria, mientras que casi la mitad del país está a favor de una asamblea constituyente, para rediseñar a fondo la Constitución. Y lo más relevante, un 85% está de acuerdo en que se deben reducir las diferencias de ingreso, un problema que muchos identifican como la raíz de las dificultades sociales del país.
Muchas encuestas coinciden en que Bachelet ganará en primera vuelta, en algunos casos derribando la barrera del 50% y más que duplicando a la candidata oficialista. Con este panorama, el oficialismo intentó esmerilar su candidatura con algunos intentos, esporádicos y poco eficaces. Por ejemplo, el ministro del Interior Chadwick sostiene que las propuestas y medidas que propone Bachelet van a generar un freno al empleo, al crecimiento, al aumento y a la mejoría en las remuneraciones, y que harán, en definitiva, que Chile se distancie cada vez más del desarrollo.
Un párrafo aparte lo merece la candidatura de Marco Enríquez Ominami. La relevancia de su aspiración va más allá del resultado propiamente dicho. El hecho de que compita con Michelle Bachelet en el mismo nicho del electorado hace que su desempeño resulte determinante para saber si el país deberá encarar una segunda vuelta el 15 de diciembre. Y de la mano de esto, su presencia obligó a la expresidenta a tomar buena parte de sus banderas políticas y económicas, dando a su candidatura una impronta progresista que va mucho más allá de lo que se le conoció en sus años en el poder político (2006-2010). Las propuestas del candidato que han sido replicadas por la exmandataria son varias: una reforma de la Constitución, cambios en la política tributaria, el fin del sistema electoral binominal que subrepresenta en el Congreso a las minorías, una educación gratuita y de calidad, y eliminar restricciones al aborto, entre otras.
En definitiva, el éxito de la candidatura de Bachelet, y de su propuesta redistributiva, radica en que el “modelo económico chileno” comienza a exhibir serias carencias, que se expresan en la dependencia del cobre y las materias primas, y en una dificultad para generar mecanismos que logren volcar los beneficios hacia masas sociales cada vez más exigentes. Es también una incógnita si el eventual triunfo de Bachelet modificará la estrategia de alianzas regionales de Chile, relegando los vínculos con los países de la Alianza del Pacífico para fortalecer e incrementar los lazos con el MERCOSUR (siendo el país transandino una nación asociada a este organismo). Y por supuesto, si los avances frente al restrictivo Sistema Electoral Binominal, quizás el legado institucional más palpable de la dictadura, serán fructíferos o no.
Todo ello comenzará a saberse a partir de este domingo a la noche, cuando se cuenten los votos. Sólo resta esperar.
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