No somos partidarios en Ramble de los agrupamientos de partidos tras las elecciones por parte de los analistas.
Consideramos que la unificación de alternativas diversas son producto de una posterior acción política y como tal aleatoria e incierta que deberá pasar primero por la prueba de ácido de ordenar lógicas de armados distritales y liderazgos equivalentes o vividos como equivalentes por cada uno de los dirigentes de las fracciones.
En lenguaje popular estos agrupamientos teóricos que exorcizan toda incertidumbre y dan por hecho lo que debe construirse, "se almuerzan la cena", digamos así.
Por otra parte en una perspectiva epistemológica más general , en Ciencias Sociales, la dimensión predictiva es particularmente débil , en rigor inexistente y a nuestro juicio no tiene mucho más fundamentos que un horóscopo, aún las predicciones en apariencia fundamentadas con dispositivos conceptuales e instrumentales ilusoriamente "rigurosos". El orden de lo aleatorio es el que manda y el estar atentos al surgir del acontecimiento político es todo el "plan" posible.
En lenguaje popular estos agrupamientos teóricos que exorcizan toda incertidumbre y dan por hecho lo que debe construirse, "se almuerzan la cena", digamos así.
Por otra parte en una perspectiva epistemológica más general , en Ciencias Sociales, la dimensión predictiva es particularmente débil , en rigor inexistente y a nuestro juicio no tiene mucho más fundamentos que un horóscopo, aún las predicciones en apariencia fundamentadas con dispositivos conceptuales e instrumentales ilusoriamente "rigurosos". El orden de lo aleatorio es el que manda y el estar atentos al surgir del acontecimiento político es todo el "plan" posible.
En esta perspectiva, no compartimos este agrupamiento oficial de datos que asigna arbitrariamente un insólito 20,7% a la UCR y "aliados" , destinado obviamente a ocultar de manera pueril que el FR fue segunda fuerza el pasado 27 de octubre y tampoco la sumatoria que propone este artúculo de Julio Burdman que supone , como en todos los casos , una estrategia política por parte del analista para poner competitivo en la mesa de arena a un arco de oposición que la experiencia realmente existente y no los "análisis y opiniones", muestra fragmentado de manera creciente.
¿Elección legislativa o elección pre-presidencial?
Las elecciones legislativas propiamente dichas no representaron
grandes cambios. Fueron aburridas: se esperaba, como efectivamente
sucedió, que el oficialismo retenga el control del Congreso. Y en
términos programáticos, la campaña produjo pocas innovaciones, con
algunas excepciones. Salvo imponderables, el Ejecutivo seguirá contando
con un Legislativo a favor por el resto de su mandato.
El kirchnerismo fue la fuerza más votada, con el 33% de los votos a
nivel nacional, suma algunas bancas en Diputados (aunque sus aliados
pierden algunas), y así mantiene la mayoría absoluta (y el quórum) en
ambas cámaras. No fue derrotado a nivel nacional, aunque sí en los
distritos principales. ¿Por qué se dice que perdió? Porque se comparan
sus votos presidenciales de 2011 (54%) con los legislativos de 2013
(33%) y así se llega a la conclusión errónea de que "perdió 21 puntos".
Pero se trata en principio de una mala comparación: las presidenciales y
las legislativas son procesos diferentes.
En particular, la gran diferencia entre estas legislativas y las
presidenciales de 2011 fue la emergencia de líderes locales, que
anteriormente integraron el kirchnerismo -destacándose, entre ellos,
Sergio Massa- y que iniciaron un camino propio, por fuera de las listas
oficiales. Pero eso ocurrió en 2013 porque las elecciones legislativas
de medio término tienen otra dimensión, separada de su función
propiamente dicha. Son, en rigor, elecciones pre-ejecutivas.
Clasificatorias.
Lo que se juega en ellas, tiene más que ver con las
expectativas y los posicionamientos hacia las próximas elecciones
presidenciales y de gobernador, que con las carreras legislativas.
Todos sabemos que los principales candidatos "cabeza de lista" de
esta elección, y fundamentalmente los de la oposición -los del
oficialismo en general ya ocupan cargos-, en realidad son los futuros
candidatos a presidente o gobernador: Massa, Cobos, Binner, Schiaretti,
Del Sel, Michetti, etc. Y su desempeño medido en porcentajes, es leído
por la sociedad como un trampolín o un techo para una carrera próxima.
Es por eso que, más allá del resultado estricto de las legislativas,
termina imponiéndose el otro: el que dice que el gobierno kirchnerista
se acaba dentro de dos años y que ya se asoman todos los aspirantes a la
sucesión.
La lectura por distritos: los liderazgos
En ese sentido, el resultado más relevante es el de la provincia de
Buenos Aires. Sergio Massa amplió notoriamente la diferencia con el
Frente para la Victoria (43,9 a 32,2) y se proyecta como un líder
político nacional. En su discurso de ganador, anunció que su
construcción política se iban a expandir al resto del país. Tiene dos
caminos, que no son necesariamente excluyentes: uno hacia el peronismo, y
otro por fuera de él. En cualquiera de los casos, su ambición es
avanzar en alianzas con políticos con gestión ejecutiva y afinidad
generacional.
Dentro del voto oficialista, se han balanceado los liderazgos.
Mientras que en la provincia de Buenos Aires tuvo un resultado por
debajo de sus expectativas, en el resto del país mejoró su performance.
Los oficialismos afines de Entre Ríos, Chaco, Río Negro, San Juan,
Misiones y otras tantas provincias, van a pesar más de ahora en
adelante. Un relanzamiento neokirchnerista que provenga de las
"provincias chicas" hoy luce un poco más probable que antes.
Con casi 40% de los votos, el macrismo en la Ciudad tiene un
candidato importante, el que más explícitamente se lanzó a la carrera
presidencial. No obstante, sus modestos resultados en el resto del país
-aunque haya exhibido una mejora en algunos distritos puntuales- siguen
siendo un obstáculo en sus planes de nacionalización. Por sí mismo, sin
una alianza fuerte con otros espacios, el macrismo difícilmente sea una
fuerza competitiva en el orden nacional.
Dentro del espacio radical-progresista, las elecciones del domingo
proyectaron al menos dos liderazgos hacia 2015: Julio Cobos en Mendoza y
Hermes Binner en Santa Fe lograron notables triunfos.
En el orden nacional, una interpretación posible es organizar a los
fragmentos del sistema partidario argentino en espacios identitarios que
toman en consideración las estrategias electorales y los alineamientos
en el Congreso. No predicen que estos vayan a permanecer así hasta el
2015. De hecho, es probable que muchos líderes busquen alianzas con
referentes de diferentes orígenes -como hiciera Kirchner con su
"transversalidad" y la concertación con un sector radical. Nada nuevo
dentro de la "tradición frentista" argentina. pero estos espacios son un
punto de partida.
El espacio oficialista (Frente para la Victoria y Justicialismo) es
el más fácil de identificar: está conformado por todos aquellos que
integran las listas de ese frente electoral, y adhieren al gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner. Sus aliados de distrito (el Frente
Renovador de Misiones, el Frente Cívico de Santiago y otras expresiones)
también adhieren al kirchnerismo y votan junto al oficialismo casi
todos los proyectos de ley.
El espacio peronista no kirchnerista es más heterogéneo, carece de
liderazgo y coordinación, pero se agrupa dentro de dos o tres bloques
parlamentarios (Renovador y Frente Peronista) y tiene en común tanto la
reivindicación de la identidad justicialista, como el hecho de que
alguna vez integraron las filas del oficialismo y luego desertaron. Por
esa razón, muchos lo denominan "peronismo disidente".
El espacio radical-progresista está integrado por los partidos que
formaron parte del Acuerdo Cívico y Social de 2009 (Frente Progresista
Cívico y Social, UCR, Socialista, CC-ARI, GEN), y que hicieron alianzas
en varias provincias, aun que sin compartir la misma denominación.
A diferencia de lo ocurrido en ocasión de las PASO, en las que el
Ministerio del Interior presentó los resultados a nivel nacional
únicamente por partidos con la misma denominación -mostrando un panorama
demasiado fragmentario de la política argentina-, en esta oportunidad
la tabla oficial de totales nacionales hizo sumas. Sumar, a su vez, es
una interpretación política: qué se suma y que se deja afuera, implica
criterios analíticos. En forma alternativa a esa lectura, junto con el
politólogo Andy Tow diseñamos un criterio para agrupar a los partidos;
en las tablas a continuación pueden verse las dos lecturas comparadas.
Merece también alguna reflexión el desempeño de la izquierda. Con
buenos resultados en varios distritos, es la primera vez en muchas
décadas que se constituye a nivel nacional una fuerza política
verdaderamente crítica del sistema político y económico. Con algo más
del 6% de los votos y solo tres bancas en la Cámara de Diputados, no
incide en la política argentina. Sin embargo, se ha organizado y está
lista para crecer en el futuro de la misma forma en que han crecido
todas las izquierdas de la historia: cuando se siente, puertas adentro,
el impacto de una crisis económica.
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