En un año de duro enfrentamiento político-electoral, Argentina se debate en la búsqueda de caminos alternativos al proceso de desaceleración del crecimiento económico que parece dominar el horizonte actual de los países emergentes.
El contexto internacional se presenta
con un alto grado de complejidad. La crisis sigue azotando a la zona
euro, que sin embargo ha logrado por primera vez en dieciocho meses
alcanzar una tasa de crecimiento positiva de apenas 1,2%. Una mejora
tardía y lenta, marcada por una manifiesta depresión de la demanda,
afectada por el desempleo y las políticas de ajuste.
El incipiente despegue de la economía de
los Estados Unidos, fogoneado por una constante emisión monetaria de la
Reserva Federal y el mantenimiento de las tasas de interés a nivel
cero, se ve afectado por la crisis política, la paralización de los
organismos de gobierno y la incertidumbre que todo ello genera.
El desarrollo de los mercados
emergentes, en su conjunto, se sitúa muy por debajo de los niveles de
2010. Los tres de mayor magnitud, China, India, y Rusia, son
precisamente los que sufren una mayor desaceleración en la marcha de sus
economías. Las características políticas propias, sin mayor apego a los
principios de libre mercado, les ha permitido iniciar un giro que
asigna una mayor relevancia al mercado interno como factor de
crecimiento.
En nuestra región, la
situación de Brasil es de particular relevancia. Luego de un bajo
crecimiento de 0,9% en 2012, la perspectiva para 2013 se sitúa en un 2%,
los indicadores más bajos en la década exceptuando 2009. Esa
declinación del principal receptor de las exportaciones Argentinas,
afectó muy negativamente nuestra propia tasa de crecimiento en el año
anterior, y obligó a la toma de drásticas medidas de protección y
aseguramiento del superávit de la balanza comercial. La persistencia de
los sectores de la ortodoxia económica de Brasil, en la aplicación de
políticas de metas de inflación, genera incertidumbre sobre el
comportamiento de ese mercado respecto de nuestras exportaciones.
Las políticas de metas de inflación
conllevan a la suba de las tasas de interés, el encarecimiento del
crédito, el desaliento al consumo y la reducción del gasto público, lo
que vulgarmente se conoce como “enfriar la economía”.
La Argentina viene desarrollando un
modelo que permitió la salida de la crisis de 2001-2002, basado en la
recuperación de la demanda interna, la expansión de las exportaciones y
el inicio de un proceso de industrialización y sustitución de
importaciones sin afectar la balanza comercial. La industria se
consolidó como uno de los sectores más dinámico de la economía,
creciendo por encima del nivel general de la actividad y transformándose
en el sector de mayor generación de empleo.
La política de desarrollo industrial
determinó una tendencia creciente de importación de insumos y bienes de
capital, esmerilando paulatinamente el superávit comercial, situación
que se agudiza en 2012 como consecuencia de la recesión en Brasil, que
redujo el flujo de nuestras exportaciones hacia ese mercado.
Las corridas cambiarias a lo largo de
2011, en pleno proceso electoral, dirigidas a lograr una
maxidevaluación, fueron contrarrestadas desde el día posterior al
comicio con la instauración de férreas normas de control sobre el
mercado cambiario. Paralelamente, la adopción de medidas defensivas del
superávit de la balanza comercial llevaron a profundizar la intervención
estatal sobre el comercio exterior, se extendieron las barreras
paraarancelarias y se aumentó la presión sobre el sector privado
instándolo a exportar por montos similares a sus importaciones. La
limitación a la remisión de utilidades al exterior fue un elemento que
colaboró en el objetivo de preservar el nivel de reservas.
La secuencia anterior es una respuesta a
la situación planteada en un escenario de fuerte restricción externa
(falta de divisas). No es la primera vez que sucede en la historia
económica argentina, sino que ha sido una constante en cada uno de los
intentos de desarrollo de procesos de industrialización.
La resolución de esta coyuntura puede
ser abordada desde visiones que responden a diferentes intereses. Desde
el empresariado agroexportador y los sectores que dominan la Unión
Industrial Argentina (UIA), las presiones para una devaluación han sido
constantes, persiguiendo una brusca transferencia de ingresos y la
generación de una baja general de salarios, que permitiría el aumento de
competitividad de los bienes de exportación. Desde el sector de la
banca, asociada a los intereses del capital financiero, se propone la
vuelta al mercado de capitales y al endeudamiento externo.
Mientras tanto, el gobierno nacional, se
inclina por una política de búsqueda de caminos alternativos soberanos.
En esta tarea se viene operando en diferentes escalas.
Se ha iniciado lo que podríamos llamar
una serie focalizada de negociaciones. Se busca que actores
empresariales nacionales ingresen de divisas mediante la compra de bonos
BAADE (Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico). Así es
como el Grupo Bridas y Eduardo Eurnekián aportaran 500 millones de
dólares cada uno. Por su parte, las grandes exportadoras de cereales se
comprometieron a liquidar 600 millones de dólares durante el transcurso
de este mes y otros 2.000 millones en lo que va del año.
En la relación de Argentina con el Banco
Mundial (BM), la no renovación de créditos por oposición de EEUU y
países europeos, venía generando una salida neta de divisas de 1.000
millones de dólares anuales, en concepto de pago de amortización de
créditos ya utilizados. La negociación con empresas con las que se
mantenían litigios en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de
Diferencias relativas a Inversiones), herencia de las privatizaciones de
la década de los noventa, permite una quita considerable (25%) sobre
los montos reclamados y destraba el otorgamiento de nuevos créditos del
BM a tasas blandas por 3.000 millones de dólares. El pago a los
litigantes en el Ciadi se difiere mediante la emisión de bonos, y al
mismo tiempo se logra neutralizar la salida neta de divisas por el pago
de deuda al BM...

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