CUESTIÓN DE PRIORIDADES
El gráfico de apertura (sacado de acá)
muestra la "torta" del Presupuesto nacional 2014 que está en el
Congreso, considerando como se distribuye por objeto del gasto.
Y viene a
cuento de muchas discusiones que se sostienen por estos días, sobre todo
referidas a los ingresos del Estado (Ganancias, Monotributo,
retenciones, contribuciones patronales): de la boca para afuera todo el
mundo dice que tenemos un sistema tributario injusto, pero a la hora de
los bifes, nadie se ofrece voluntariamente a pagar un impuesto.
Peor aun: el debate por los nuevos impuestos a la compra y venta de acciones y bonos que no cotizan en bolsa y la distribución de dividendos empresariales, dejó en claro como terminan votando muchos que cacarean con cosas tales como "gravar la renta financiera", o "encarar una reforma tributaria integral".
Peor aun: el debate por los nuevos impuestos a la compra y venta de acciones y bonos que no cotizan en bolsa y la distribución de dividendos empresariales, dejó en claro como terminan votando muchos que cacarean con cosas tales como "gravar la renta financiera", o "encarar una reforma tributaria integral".
O como operan
los que proponen cosas que suenan gratas al oído de la gente común, como
el 82 % móvil a los jubilados, eliminar el impuesto a las Ganancias
sobre los salarios, actualizar semestralmente el mínimo no imponible o
las asignaciones familiares tributando al pensamiento mágico; porque
proponen crearle al Estado más obligaciones, mientras lo privan de
recursos para hacerle frente.
Hablando de reformas tributarias integrales, vemos acá en Clarín la estimación de lo que el Estado dejará de percibir en el 2014 por las exenciones vigentes a Ganancias: 18.862 millones de pesos, de los que 6591 millones sería lo que se podría recaudar si se les cobrar el impuesto a los intereses de los plazos fijos y a la emisión de obligaciones negociables; más unos 2000 millones que dejan de ingresar porque los jueces y funcionarios del Poder Judicial (de la nación y de las provincias) no pagan el impuesto: para comparar veamos acá en Ambito Financiero que la recaudación proyectada para el impuesto al cheque rozaría los 70.000 millones el año próximo (casi cuatro veces las exenciones a Ganancias).
Hablando de reformas tributarias integrales, vemos acá en Clarín la estimación de lo que el Estado dejará de percibir en el 2014 por las exenciones vigentes a Ganancias: 18.862 millones de pesos, de los que 6591 millones sería lo que se podría recaudar si se les cobrar el impuesto a los intereses de los plazos fijos y a la emisión de obligaciones negociables; más unos 2000 millones que dejan de ingresar porque los jueces y funcionarios del Poder Judicial (de la nación y de las provincias) no pagan el impuesto: para comparar veamos acá en Ambito Financiero que la recaudación proyectada para el impuesto al cheque rozaría los 70.000 millones el año próximo (casi cuatro veces las exenciones a Ganancias).
En ese
contexto, cada vez con menos timidez (porque parece que hay ideas que se
creían superadas, pero PASO mediante, han vuelto a ponerse de moda) se
habla del excesivo gasto público, o de la necesidad de que el Estado
recorte sus erogaciones; supuestamente como condición de posibilidad
necesaria para que los cambios propuestos puedan funcionar.
O sea, el
razonamiento sería que podés eliminar Ganancias sobre los salarios, o
implantar el 82 % móvil, o generalizar las asignaciones familiares, o
hacer que los monotributistas no paguen nada, si recortás gastos en el
Estado; lo cual nos lleva a la imagen de la torta de apertura, para
preguntarnos por donde empezamos.
En éste otro cuadro podés ver la torta en números:
Tenemos
entonces que las prestaciones de la seguridad social se llevan el 38,3 %
del total del gasto del Estado nacional (por lejos, el rubro más
importantes), aun antes de los dos aumentos semestrales que vendrán en
el 2014 por la ley de movilidad: ahí entran jubilaciones, pensiones y
retiros del personal de las fuerzas armadas y de seguridad; lo que
implica que, si estás planteando cosas como el 82 % móvil, por ahí no
podés empezar a recortar.
Antes de pasar a
"Trasnsferencias corrientes" (el segundo rubro en importancia) digamos
que los gastos de capital (es decir las inversión pública) suman un 11,3
% (más de 97.000 millones de pesos); de los cuáles las dos terceras
partes son transferencias de capital a las provincias, municipios y
empresas del Estado, para que ejecuten obras públicas (por ejemplo el
Fondo Federal Solidario o fondo soja representará 13.454 millones de
pesos en 2014), o compren equipamiento (por ejemplo aviones para
Aerolíneas, o vagones para los trenes). Si nos atenemos a los reclamos
más conocidos, no parece que alguien pueda plantear abiertamente que los
recortes puedan pasar por ahí.
Y si alguna
empieza a delirar con los gastos de la burocracia estatal, advirtamos
que los "Gastos de consumo" representan un 15,2 % del gasto total, de
los cuáles los sueldos de los poco más de 359.000 empleados del Estado
nacional representan el 11 %, unos 96.000 millones, antes de las
paritarias del año que viene. El resto (un 4,2 %) es lo que cuesta poner
en funcionamiento el aparato del Estado, a diario.
Y llegamos así a
"Transferencias corrientes", que es el rubro quizás más complejo,
porque involucra varios aspectos, algunos de los cuáles no puede
pensarse que se esté planteando (al menos en público) que deban ser
recortados, a saber: gastos de las Universidades nacionales (empezando
por sueldos) y el CONICET, pensiones no contributivas del Ministerio de
Desarrollo Social, Planes Argentina Trabaja y otros menores como el
subsidio por desempleo, y las asignaciones familiares; incluyendo
obviamente la AUH, pero también las de los trabajadores registrados
(esas que Massa, por ejemplo, propone actualizar semestralmente en su
valor, o extender a todos).
Dentro de ésta
partida están los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, en
su amplia gama: subsidios a los boletos del tren y el colectivo, a las
tarifas de luz, agua (en el AMBA) y gas, y las importaciones de
combustibles.
Cualquier
recorte allí supone un alza de tarifas, que además de tener efectos
inflacionarios, hay que ver como se segmenta socialmente: la famosa
"sintonía fina" que se comenzó al inicio del mandato de Cristina, y
luego se interrumpió ante la crisis que golpeaba los niveles de
actividad.
El rubro
"Rentas de la propiedad" (un 9 % del presupuesto) representa el servicio
de los vencimientos de la deuda pública, con lo cual podemos ver que
representa hoy menos de una cuarta parte de lo que el Estado invierte en
seguridad social; cuando hace una década la proporción era la inversa.
Y se compone
también de deuda intra-Estado, como que buena parte de esos algo más de
77.000 millones de pesos son para cancelar los anticipos del Banco
Central al Tesoro.
¿Significa todo
ésto que no hay nada que ajustar o corregir en el gasto público, o que
gastar mucho implica necesariamente gastar bien?
No, significa
que para poder opinar con fundamento hay que informarse, y para poder
plantear propuestas políticas que sean creíbles hay que decir las cosas
como son.
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