8/23/2013

sobre cómo mantener el prestigio personal en épocas fuleras y la revancha del tiempo...



Hoy Manolete cita un viejo post de Ramble, en otra dirección , más sutil que la que voy a imprimirle acá. Manolo es sutil.

Se trata acá simplemente de aproximarnos a la teoría de salvar el pellejo personal, llámesele fama, dinero, prestigio o como sea, tan de moda en épocas de incertidumbres. Esta es una de esas ocasiones y viene a cuento la cita de Althusser no porque ninguno de nosostros sea Lacan, que no lo somos ni seremos ya está clarísmo, y tampoco porque tengamos la "capacidad de ver" que oportunamente en su época tuvo Althusser , eso también  resulta más que evidente.

Pero bue, décíamos ayer:  ... la última referencia que había tenido del gran analizador francés correspondía al mismo Althusser cuando en su texto póstumo, autobiográfico, sanguinario y entonces muy bello El porvenir es largo pintaba extensamente a un Lacan con menos cualidades consagratorias que las que se pretende adjudicarle y adjudicarse. Decía el gran Argelino: “Una mañana bastante temprano, me llaman a la puerta de la Ecole. 

Era Lacan irreconocible en un estado atroz. Apenas me atrevo a contar lo que pasó. Venía para “anunciarme antes que me enterara por rumores que le implicaban personalmente a él, Lacan”, el suicidio de Lucien Sebag a quien él analizaba, pero cuyo análisis había tenido que abandonar porque él, Lacan, se había enamorado de Judith, la hija de Sebag. Me dice que acababa de hacer la “ronda de Paris” para explicar la situación a todos los que pudo encontrar a fin de terminar de cortar de raíz todas las “acusaciones de asesinato, mala praxis o negligencia de su parte”. Totalmente enloquecido me explica que no podía mantener a Sebag bajo análisis después que se enamorara de su hija, que “por razones técnicas era imposible”. 

Me cuenta que no obstante no había dejado de ver a Sebag durante todo este tiempo…y que le aseguró (a Sebag) que respondería a su llamada a no importaba que hora, “porque tenía un Mercedes súper rápido”. No obstante Sebag se disparó una bala en la cabeza a media noche y después consiguió rematarse con una segunda hacia las tres de la madrugada. Confieso que no supe que decirle. No obstante quería preguntar si no hubiera, él,  Lacan, podido “intervenir” para poner a Sebag a salvo, haciéndole hospitalizar. 

En cualquier caso ni una palabra sobre la protección de una hospitalización. Me habría respondido quizá que no estaba en la “regla analítica”. Cuando se fue seguía temblando constantemente. Me dejó a primera hora de la mañana para seguir su ronda de explicaciones. A menudo me pregunté que hubiera hecho Lacan en mi propio “caso” si hubiera sido yo uno de sus pacientes y él, Lacan me hubiera dejado sin protección (yo quería matarme constantemente) para no infringir la menor “regla analítica”. Mi analista actual, en otros tiempos había sido el mejor discípulo de Lacan, pero lo había dejado cuando se dio cuenta de que, lo cito textualmente: “Lacan era absolutamente incapaz de escuchar a los demás”. 

Me preguntaba también que habría hecho de Hélene, siempre en función de las famosas “reglas” que no estuvieron jamás en el espíritu de Freud ni de sus sucesores, de los imperativos sin recurso, simples “reglas” técnicas generales, entendidas así por este mismo Lacan que en su momento había aceptado en análisis a muchas mujeres de mis antiguos alumnos, también pacientes suyos, como me lo dijo él mismo en nuestro primer encuentro. Aquél incidente vertió sobre mi extrañas visiones sobre las terribles condiciones del análisis y sus famosas “reglas”.

Que se me perdone si es posible por haber contado fielmente esta fábula....pero en esta ocasión la fábula devino en una tragedia, no solo para Sebag, sino en especial para Lacan, que solo tenía entonces como preocupación manifiesta su reputación personal y el escándalo que se cerniría sobre su persona”

Finalmente Lacan salva su prestigio, el cadáver de Sebag es prolijamente apartado de las responsabilidades del Doctor y su escuela sigue, asciende, hegemoniza  , perdura hasta, hasta, hasta  que la corroe el inevitable, simple, mero, insensible trascurso del tiempo... Lástima grande, de haberlo sabido!! ...

2 comentarios:

Artemio López dijo...

Marina, una defensa elíptica ( digamos) del Dr? !que viva el Doctor!! Saludos!!!

chinoclau dijo...

somos la patota del Dr. jacques lacan y también somos los compañeros de judith y miller. eol eol que grande sos...