6/01/2013

el crédito tracciona

 Leemos en Analytica la evolución de otra herramienta que apuntala el crecimiento sostiene el empleo y el consumo: El crédito

La expansión del crédito es una de las apuestas fuertes del gobierno para sostener la actividad económica. En un contexto en el que las ganancias se comprimen, el fondeo es una pieza clave para estimular la inversión.
 
En abril el crédito a las empresas creció 26,7% i.a. en términos reales (neto de inflación real). Para hallar un performance similar hay que retrotraerse a junio de 2006, cuando la economía crecía vigorosamente. El principal impulso es el aumento de los documentos que promedió +25% i.a. entre diciembre y abril mientras los adelantos en cuenta corriente subieron 20% i.a., siempre en términos reales.

Las razones que explican el boom crediticio son múltiples. En primer lugar, las distintas líneas impulsadas desde el gobierno les permiten a las empresas fondearse a tasas reales negativas. El BCRA obligó desde mediados del año pasado a los bancos a prestar al menos 5% del total de sus depósitos privados al sector productivo, siendo las PyMEs destinatarias de la mitad de ese nuevo fondeo. Para 2013 la tasa anual fija se ubicó en 15,25%, lo que implica un costo financiero total cercano a 19%. Considerando los actuales niveles de inflación, fondearse al 19% durante tres años resulta muy atractivo. 

De hecho, la participación de las Pymes en el total de los préstamos a las empresas, que representaba 25% en 2010, ya alcanza 30%.

Además, las grandes empresas (y en menor medida las PyMes) habían sido beneficiadas previamente con los préstamos del Bicentenario, que tienen una tasa fija anual del 9,9% en pesos y suman más de $4.500 M.

Las restricciones al giro de utilidades de las empresas extranjeras, paradójicamente, también generan incentivos en el corto plazo. Con ganancias en pesos, se encuentran en una disyuntiva; no pueden comprar dólares y atesorarlos hasta que se vuelva a permitir transferir las utilidades y tampoco les conviene perder poder de compra manteniendo los saldos líquidos en cuenta corriente. En consecuencia en un país en el que la demanda sigue creciendo, aunque a menores tasas, ampliar la capacidad productiva parece una solución lógica. Más aún si una parte de esa inversión puede financiarse a tasas reales negativas.

La expansión del crédito de las PyMEs se explica, entre otros factores, por la necesidad de sostener el crecimiento en un contexto de menores márgenes de rentabilidad. Ante esta situación la incorporación de nuevas máquinas y equipos permite incrementar la producción y recuperar competitividad. La disponibilidad de financiamiento a tasas negativas en términos reales y los cambios normativos han permitido que las PyMEs vuelvan a ser sujetos activos de crédito.

La compra de máquinas y equipos también tiene otra motivación: las expectativas sobre el tipo de cambio. Se instaló la percepción de que el tipo de cambio oficial está barato y, en consecuencia, las importaciones de bienes de capital (inversión) resulta ¨subsidiada”. De hecho en el primer cuatrimestre del año las cantidades importadas de bienes de capital aumentaron 10%.

El análisis del destino de los préstamos totales de la economía pone de manifiesto que el crédito a la industria tiene aún mucho margen para crecer. Sólo 17% de la cartera pertenece a la industria manufacturera mientras que, por ejemplo, servicios alcanza 24%. En otros términos, los préstamos a la industria manufacturera no llegaron a superar en el primer trimestre del año el 3% del PIB. Además, se observa una fuerte concentración geográfica: el 47% de los préstamos se otorgaron en capital federal, mientras, por ejemplo, sólo 4,4% tuvo como destino a la región patagónica.

A pesar de la rápida expansión que exhibe el financiamiento bancario, el potencial de crecimiento sigue siendo muy elevado. Los préstamos al sector privado sólo representan 15% del PIB, muy lejos de los registros de Brasil (60%), Chile (70%) o incluso Perú (26%). En este contexto es claro que el gobierno va a continuar profundizando su estrategia de inyectar recursos para sostener la demanda. No se trata de medidas aisladas, sino de una batería de herramientas que se están poniendo a disposición de las empresas. La reciente reforma de mercado de capitales también se inscribe en esta lógica.

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