Un muy elemental pero didático editorial del matutino El Nacional, vanguardia de la opo mediática, respode la pregunta del título
Maduro y su dilema
Ayer, como en su desafortunada y verbalmente
destartalada intervención del jueves ante la Asamblea Nacional (cuando
el hasta hace poco atildado y modesto canciller se convirtió, de pronto,
en una suerte de Cayito Aponte imitando a varios personajes a la vez),
el vicepresidente Maduro parecía ser el hombre adecuado para conducir la
ya inevitable transición hacia un nuevo esquema político más amplio y
tolerante. Eso es lo que espera el país desde cualquier ángulo que se le
mire.
Los ciudadanos están cansados de tantas peleas, enfrentamientos y siembra de odios de parte y parte, y exigen con la urgencia del caso que cese el huracán de las pasiones y se le dé inicio a la reconstrucción de Venezuela.
Los ciudadanos están cansados de tantas peleas, enfrentamientos y siembra de odios de parte y parte, y exigen con la urgencia del caso que cese el huracán de las pasiones y se le dé inicio a la reconstrucción de Venezuela.
Pero Maduro, por novato, por escaso
de formación política e ideológica o por débil y timorato ha salido a la
arena a demostrar que él es el toro que más manda dentro de la manada y
ha quedado en ridículo en cadena nacional. Le ha pasado lo que en un
novel actor es habitual: ha sobreactuado y allí quedó sembrada una
primera imagen que le perseguirá durante la próxima campaña presidencial
y se le pegará como una sombra que le recordará a los electores que
sentirán, en su fuero interno, que no están eligiendo a un líder
auténtico respaldado con una marca de fábrica propia sino una copia
defectuosa fabricada en Taiwán a un precio más bajo.
A sus
asesores (a lo mejor contratados por sus enemigos políticos internos) se
les olvida que un Maduro tranquilo y sereno, equilibrado y auténtico,
es extremadamente más efectivo y productivo en lo político y en lo
electoral para el PSUV que esa suerte de muñeco de ventrículo
desgañitado y artificial en que quieren convertirlo sus enemigos dentro
del partido.
La oportunidad de Maduro y su única posibilidad de
ganarle la partida al sector militar dentro del PSUV es, precisamente,
despejar el partido y la política del gobierno de ese gran escenario de
guerra que el jefe supremo supo crear para dividir a los venezolanos y
ganar aún siendo minoría en cuanto a la totalidad de los votos posibles
que estaban en juego.
Pero el escenario ha cambiado, y si Maduro
no construye una presencia propia, lejana del odio y de los grupos de
corruptos que pululan en el sector civil y el militar, su oportunidad
histórica estará clausurada para siempre.
Que no olvide algo
fundamental que sucedió tras la muerte del general Juan Vicente Gómez y
es que los familiares del dictador enriquecidos a la sombra del poder,
los amigos convertidos en grandes terratenientes y los aliados
extranjeros que le echaron mano al negocio de petróleo se convirtieron
de inmediato en los enemigos del general Eleazar López Contreras, el
sucesor y el único hombre capaz de desmontar la extensa y enmarañada red
de negocios vinculados al poder en los largos años del gomecismo.
Maduro
no puede darse el lujo de tener un cabello de tonto, perdón un pelo de
tonto, si deja tantas culebras vivas en Miraflores.
3 comentarios:
lo único a que puede esperar la oposición venezolana es al cáncer de Maduro
[Escribo acá porque en Nac&Rock no hay mail, Artemio]. Felicitaciones por el programa, saludos de un oyente bruselense.
Escribanos hay mas de uno
Publicar un comentario