Hugo
Chávez logró construir una historia propia de América Latina desde sus
propias fuentes y pensadores, poniendo en tensión la tradición de
izquierdas del siglo XX para convertirlas en algo nuevo. Fue un líder
inédito, que reinvindicó la histórica previa para de esa manera dar
cuenta del desafío que tiene América Latina en el futuro cercano, el de
la desigualdad.
La muerte de un líder político de la envergadura de Chávez hace que el
debate sobre su figura, sobre su legado, se toque con la palabra
“historia”. En el caso de Chávez esta cercanía es particularmente
intensa, porque gran parte de su discurso, de su evocación política -el
bolivarianismo- se desarrolló como un rescate, como una lectura del
pasado venezolano y latinoamericano. Chávez y el chavismo fueron
históricos, no sólo por la evidente huella que trazaron en el mapa
político, social y económico de la región, sino también porque
funcionaron (funcionan) como catalizadores de un pasado continental.
Corría el año 1994 y un joven coronel, delgadísimo y con corte de pelo marcial había salido de prisión después de un intento de insurrección militar dos años antes. Lo primero que hace Hugo Chávez cuando recibe el indulto que lo deja en libertad es viajar a la Habana, donde Fidel Castro lo recibe con honores y lo deja exponer largamente en la Universidad. En el resto del continente Chávez es una figura desconocida o aún peor: apenas un pichón de golpista en medio de democracias que querían olvidar el trauma de las dictaduras.
En esa visita, donde Chávez se define como un “revolucionario”, habla de Cuba como un “bastión” que debía defenderse, pero al mismo tiempo dibujaba una tradición histórica-política propia, independizada del altar marxista clásico. Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora (nombres que Chávez repetiría permanentemente como guías de su pensamiento) reemplazan ahora a los nombres de la izquierda internacionalista del siglo XX...
Corría el año 1994 y un joven coronel, delgadísimo y con corte de pelo marcial había salido de prisión después de un intento de insurrección militar dos años antes. Lo primero que hace Hugo Chávez cuando recibe el indulto que lo deja en libertad es viajar a la Habana, donde Fidel Castro lo recibe con honores y lo deja exponer largamente en la Universidad. En el resto del continente Chávez es una figura desconocida o aún peor: apenas un pichón de golpista en medio de democracias que querían olvidar el trauma de las dictaduras.
"Bucear en el siglo XIX se volvió una forma de procesar la derrota de los proyectos emancipadores del siglo XX. Bolívar permite volver sobre el punto cero de la integración continental"
En esa visita, donde Chávez se define como un “revolucionario”, habla de Cuba como un “bastión” que debía defenderse, pero al mismo tiempo dibujaba una tradición histórica-política propia, independizada del altar marxista clásico. Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora (nombres que Chávez repetiría permanentemente como guías de su pensamiento) reemplazan ahora a los nombres de la izquierda internacionalista del siglo XX...
2 comentarios:
Muy interesante...!! En especial lo del "altar marxista": aquí todavía hay muchos (o no se si tantos) dueños de la Verdad Revelada
La irrupciçon del chavismo se explica tambien por el fracaso del progresismo socialdemocrata, que explica tambien algunas limitaciones del kirchnerismo que tiene resabios o contrapesos de esa mano
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