2/13/2013

una mirada sobre la renta agraria y las instituciones del primer peronismo


Es la recuperación pública de la renta agraria la única capaz de garantizar en el mediano y largo plazo la modernización económica, la industrialización, el pleno empleo y una vida digna para la ciudadanía toda. Cada uno a su turno, los países hoy industrializados debieron volcar la renta agraria mangueras adentro, removiéndola de unas pocas manos en beneficio de la mayoría. No podemos seguir siendo eternos proveedores/exportadores de materias primas. 

La renta agraria, calculada en más de 30 mil millones de dólares anuales, principal proveedor de divisas y generador de recursos fiscales, es aún acaparada en su casi totalidad por un puñado de herederos contemporáneos de la República de Buenos Aires y sus socios foráneos. 125 mil millones de dólares generó el complejo sojero entre 2006 y 2012. No puede decirse que el reparto entre empresariado y proletariado esté llegando al límite con semejante excedente fuera del circuito redistribuidor.
 Complementariamente observamos acerca del intenso despliegue de nuevas instituciones durante el primer peronismo, en este caso de aquellas que en su momento también tuvieron en el centro de su actuación la captación de renta agraria y, entre otras funciones, su redistribución sobre diversos sectores productivos.

 

Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio


Desde su creación, en mayo de 1946, hasta la reforma de su carta orgánica en septiembre de 1949, el Instituto constituyó una de las herramientas claves ideadas por Peronismo para ejecutar su política económica, y si bien no transformó totalmente la estructura económica preexistente, la afectó profundamente en amplios sectores


El Instituto participó activamente en hechos tan importantes como la nacionalización de los servicios públicos –hasta entonces en propiedad del capital extranjero– y el equipamiento creación y expansión de empresas estatales como YPF, Flota Mercante, Gas del Estado, Fabricaciones Militares, Aerolíneas Argentinas.

Simultáneamente, su acción comercial directa trajo consecuencias relevantes en la tradicional economía agraria argentina.

La comercialización de los cereales –especialmente la del trigo – hasta ese período controlada por empresas privadas de alcance internacional, se transformó abiertamente

El Estado no sólo establecía los precios de compra al productor, sino que también colocaba las cosechas en el mercado internacional.

En el orden interno, la actividad del IAPI vino a complementar otras medidas relacionadas con la producción agrícola: congelamiento de los arrendamientos rurales, Estatuto del Peón, aumento de la capacidad de transporte marítimo (bodegas propias), construcción de silos y elevadores, subsidios a productos de consumo masivo (agrícola-ganaderos), firma de convenios bilaterales con otros países para la colocación de nuestros cereales, incentivo de la tecnificación rural, etcétera.

La culminación de este proceso, en el plano jurídico ideológico, se concreta en la sanción de una nueva Constitución Nacional –en vigencia desde el 16 de marzo de 1949– cuyo articulado expresa a nivel normativo el cambio socio-económico apuntado. El artículo 40 sintetiza claramente estas ideas:

a) la economía al servicio del bienestar del pueblo y conforme al principio de la justicia social;

b) autorización y legitimidad del Estado como ente monopolizador de la actividad de importación y exportación;

c) protección de la actividad privada lucrativa, siempre que no afecte los intereses generales;

d) propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación de todos sus recursos naturales (petróleo, gas, carbón, recursos hídricos);
e) servicios públicos estatales y expropiación de aquellos que aún no pertenecen al patrimonio nacional

Algunas consideraciones finales

Han pasado casi 67 años desde la creación del IAPI, y quizá hoy podemos apreciarlo con una mayor perspectiva histórica. Sin duda representó un elemento clave en la política económica peronista, y si bien sufrió ambigüedades, contradicciones, y no transformó definitivamente las bases del sistema económico –en lo principal capitalista dependiente– fue el intento más serio por nacionalizar la economía e independizarla de los centros financieros internacionales.

Pareciera que a la luz de las recientes experiencias económicas, el intento peronista de la primera época adquiere nuevos valores. Si bien los buenos precios de los alimentos en el mercado mundial fueron la causa objetiva de la relativa capitalización que concretó el Peronismo, no lo explican todo. Nada se hubiese logrado sin una voluntad política interna para aprovechar esas condiciones internacionales y lograr un mayor grado de independencia nacional.

¿Cómo podrá resolverse el problema de la deuda externa, si en el comercio externo predominan intereses privados? Resulta poco confiable la “generosidad” del capital extranjero que algunos suponen vendrá a invertir y producir.

El comercio exterior, actividad que generó recursos desde la época colonial y posibilitó la construcción del Estado argentino, ha tenido una indiscutible importancia en la historia de nuestra nación. Su rol trascendente se ha visto magnificado luego de la crisis de diciembre del 2001, momento en que se evidenció claramente la vulnerabilidad externa de nuestro país.

Un análisis de las propuestas de los economistas del Plan Fénix y los del EDI (Economistas de Izquierda) nos muestran que, a pesar de sus diferentes perspectivas ideológicas, para ambas propuestas el comercio exterior, las exportaciones y las divisas allí generadas resultan factores esenciales para lograr un desarrollo económico basado en la capitalización del país.

La realidad que hemos captado a través del análisis de las crónicas periodísticas entre enero del 2002 a diciembre del 2003, muestran un Estado debilitado que debe batallar constantemente con pocas y extremadamente poderosas empresas exportadoras multinacionales, principales beneficiarias de la devaluación y crisis del 2001.

Así, por ejemplo, a principios del 2002 las empresas Cargill, Dreyfus, Bunge y Nidera reclaman que el gobierno les pague 720 millones de dólares que el Estado había dejado de pagar en concepto de devolución del IVA. Contrasta la actual situación que nos muestra un Estado endeudado, sediento y dependiente de las divisas que el intercambio comercial le proporciona, forcejeando frente a un puñado de empresas fortalecidas por una devaluación que les permitió multiplicar sus márgenes de beneficio; con el Estado de 1945, decidido a emprender políticas que procuraban una economía autónoma, que creaba el IAPI como un instrumento para redistribuir riquezas y mejorar el nivel de vida de los asalariados.

Resultaría hoy poco atinado repetir mecánicamente la experiencia del IAPI.
Sin embargo, su idea originaria posee aún plena vigencia. Hasta que no se modifique la tradicional estructura del comercio exterior argentino –que no supone simplemente producir diferentes bienes o vendérselos a países distintos– no se podrá consolidar ningún proyecto de capitalización y desarrollo autónomo, basado en un mercado interno ampliado que asegure pleno empleo y reduzca la debilidad del sector externo
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Arturo Jauretche :“Defendíamos pues, el precio internacional de nuestros productos, unificando la comercialización en un organismo del Estado, beneficiándonos del transporte y del seguro, exportando trabajo a través de la exportación de materia prima cada vez más elaborada, y rompíamos el bloqueo internacional, de origen político, de la unanimidad de las grandes potencias, y el de origen comercial de los grupos monopolistas de nuestra exportación, forzando a través de los tratados bilaterales la apertura de nuevos mercados, y liberando nuestros precios del papel bajista que les hacían jugar los consorcios internacionales”.
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Rodolfo Puiggrós :“Nada parecía molestarles tanto –a los Estados Unidos– como el IAPI, que en 1947 ganó más de 1.200 millones de m$n en la comercialización de las cosechas y era una fuente de divisas para nuestro país. La nación proteccionista por excelencia movilizó a todos los falsos apóstoles de la democracia en abstracto para exigir el desmontaje del IAPI y de todas las empresas del Estado”.

7 comentarios:

Mariano T. dijo...

Seria bueno que Bernal bajara (o subiera, mejor dicho) a discutir acá las pavadas que dice.
1) La cifra de 30.000 millones que menciona coincide mas o menos con la producción agrícola de exportación. Eso incluye costos, impuestos, renta tipo 1 (tierra) renta tipo 2 (capital) y ganancia empresaria.
Yo calculé hace un año, antes del impuestazo bonaerense, que esa torta se dividía, en soja, mas o menos así: 49% impuestos, 30% costos, 2% exoportador y 19% productor(ese 19% incluye ganancia empresarial, renta tipo 1 y tipo 2. O sea que la renta ya esta dividida. http://patriachacarera.blogspot.com.ar/2012/02/mineria-y-soja-cuanto-participa-el.html
2)Bernal supone que se va a producir para que el estado se lleve el 100% de la renta, calcula que los productores son esclavos que no hacen cuentas. Se equivoca, esa producción, con renta incluida, puede bajar a la mitad o a la cuarta parte si disminuye la producción (respuesta lógica).
2) Eso ya pasó en la primer época del IAPI, cuando pasamos de segundo exportador mundial de trigo a comer pan negro. La producción, en vez de aumentar cuando terminó la guerra (como pasó en el resto del mundo), disminuyó en forma asombrosa, al punto de que en 1951 Peron reculó en chancletyas, y el IAPI pasó de tener ganancia a dar pérdida,porque en vez de extraer renta agraria tuvoi que subsidiar a los productores. De todos modos, hasta la década del 60 no se recuperó el nivel de producción pre-guerra. En resumen, una experiencia nefasta.
http://patriachacarera.blogspot.com.ar/search?q=iapi+no+gracias

Artemio López dijo...

Mariano, los números se revisan, pero con respecto a la modalidad d intervención del estado dice el post: " Resultaría hoy poco atinado repetir mecánicamente la experiencia del IAPI."

Ahora conceptualmente la captación d renta extraordinaria( no solo agraria) p impulso de otras actividades es un concepto que puede y creo debe discutirse sin tabues.
salu2!

Mariano T. dijo...

Mas que atinado sería un disparate. Ya el crecimiento de la producción bajó bastante la tasa con respecto akl período 1990-2008. El 50% que ya se lleva el estado es mucho, aunque tal vez tarden algunos años en darse cuenta. El concepto de "renta extraordinaria" aplicado a pymes es un oximoron. Con solo pensar que la renta financiera y de capital esta exenta, y la minera esta mucho menos gravada, siendo un recurso inalienable del estado, la comparación es absurda.
El concepto principal de Bernal es el errado, más que los números.

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Pasemos por alto la interesada opinión del tractorcito (sin que esto implique un juicio de valor, es una simple constatación) el post apunta a un tema de mucha actualidad, ahora que los agrogarcas están sentados sobre los silos bolsa a espera de una nueva devalueta. Y nos remite al Estado apolillado que nos legaron los 90' y que desde el 2003 (a los pechazos) se está tratando de reconstruir, y al orden constitucional liberal del 53', y neoliberal consagrado en el 94'.

El comercio exterior, las divisas, su disponibilidad, su transferencia hacia los diferentes sectores de la economía, son cuestiones que debe regular y orientar el Estado, aun no excluyendo la ganancia empresarial de los privados, de un modo razonable y compatible con el beneficio del conjunto. Y sin repetir mecánicamente instrumentos y herramientas del pasado, éste es un tema muy interesante para incluir en la discusión de una eventual reforma constitucional.

Mariano T. dijo...

Otra falsedad: " los países hoy industrializados debieron volcar la renta agraria mangueras adentro"

Nando Bonatto dijo...

En el tema de la renta agraria, la referencia al IAPI resulta ineludible, no como bien se dice para repetir experiencias ,sino que en materia de comercio exterior,con sus sus intermediarios, subfacturaciones y evasiones varias , es justo darle una mirada acorde a estos tiempos

Mariano T. dijo...

Eso de la sentada en las bolsas en espera de una devaluación es otro bolazo.
Segun datos oficiales, solo queda un 3% de la producción sin vender. A 2 meses de la cosecha, llama la atención por lo poco, no por lo mucho.