2/24/2013

crisis de la deuda: el mundo antes y después de néstor kirchner


Como todos los grandes liderazgos  el de Néstor Kirchner dejó su impronta local inaugurando un nuevo ciclo histórico del peronismo , con las implicancias en términos de cambios de paradigma en todas las instancias de funcionamiento de la formación social que ello implica, social, política, jurídica , comunicacionalmente, etc.

Sin embargo, la marca de Kirchner no se detiene froteras adentro e incluso desborda el ámbito regional y se mete en las entrañas mismas del capitalismo y su ingeniería financiera en un tema crucial: Las deudas soberanas. Leemos al respecto:



Reestructuración de deudas soberanas

Argentina abrió el camino que ahora recorre el primer mundo. Al Tribunal de Nueva York esta circunstancia no debería serle ajena

Por: Eduardo Román DI COLA*

7 años es mucho tiempo en la vida de un niño, muy poco en la de un anciano y apenas un suspiro en la vida de una sociedad. Ese es el tiempo que transcurrió desde aquel 2005 en que el gobierno argentino conducido por Néstor Kirchner planteó el canje de la deuda soberana. Con la frontalidad que lo caracterizaba les dijo a los acreedores que los muertos no pagan.

Que se comprometía a saldar la suma que consideraba posible, y lo haría de la forma y en el tiempo que la realidad se lo permitiera.

Sin traicionar esos principios con firmeza formuló la propuesta de pago con una quita del 75% de las acreencias.

El mundo de las finanzas se escandalizó. La avaricia de los especuladores que ante el default declarado en el 2001 habían comprado los bonos por monedas, se frotaron las manos. Era el momento para hacer la diferencia. Una vez más se aprestaban a caer con toda su fuerza y aprovecharse de un país debilitado. Presionaron fuertemente ante los gobiernos de los países centrales y ante todos los foros internacionales.

Maniobraron para perjudicarnos y con ello obligarnos a negociar de la forma en la que estaban acostumbrados, al menos hasta ese momento.

Entre sus aliados contaron con los más dañinos. Con las astillas del propio palo. Los argentinos que se hicieron eco de cuanto mensaje negativo se generaba malintencionadamente desde el exterior. Eran los “morosos y endeudadores seriales” que de la noche a la mañana se transformaron en “pagadores compulsivos”. Había que pagar de cualquier forma y manera, sin importar el costo. Lo importante era pagar si realmente queríamos ser un país en serio.

En algo tenían razón. Si bien lo hacían con un sentido crítico y desde la vergüenza de sentirse argentinos, era cierto cuando afirmaban que nuevamente nuestro país daba la nota al ser el default más grande de la historia y el primero en plantear semejante quita.

La reestructuración de deuda argentina era inédita en cuanto al monto, quita y plazos.

En ese escenario Argentina alcanzó algo más del 76% de acuerdo. Un porcentaje elevadísimo, pero insuficiente para un primer mundo que todavía festejaba a bordo del Titanic.

No satisfecho con ello, alcanzamos una aceptación del 93% de los acreedores en la reapertura del canje.

Resulta ser que al poco tiempo la locura del capitalismo neoliberal comienza a golpear a las economías centrales. Europa rápidamente tiene que aprender que los problemas no son solo de los otros. Se dan cuenta que la crisis de las deudas soberanas pasa a ser una problemática propia.

Ante la carencia de normas internacionales que puedan regular la situación de países en riesgo de default, inevitablemente caen al ejemplo de Argentina. Necesitan aferrarse a nuestro proceso de reestructuración.

Tomando como base lo sucedido en nuestro país han resuelto regular las nuevas emisiones de deudas.

Pero paradójicamente, por lo exitoso el ejemplo argentino no le sirve plénamente. Se dieron cuenta que es muy difícil de alcanzar un acuerdo del 76% de los acreedores. Ni hablar del 93%.

En consecuencia decidieron que a partir del primero de enero pasado toda nueva emisión de bonos deberá contener una cláusula que permitirá a los dos tercios (66%) de los bonistas que acuerden la reestructuración, forzar la aceptación al resto que no acuerde.

“… En el futuro todos tendrán participación en el dolor para el caso que un gobierno tenga que seguir el mismo camino que Grecia y necesite cortar radicalmente la carga de la deuda y evitar el default…”, expresó el diario Chicago Tribune de Dic/28/2012 en una nota titulada: “Analysis: Euro zone bond clause highlights rich nation default risk” (traducción: cláusula sobre bonos en euro zona resalta riesgo de default de países ricos). En otro párrafo la nota destaca que “la euro zona se convierte en el primer mercado en imponer estas normas en forma rutinaria”

Si esta norma hubiera tenido vigencia en el año 2005, el tema de la reestructuración de nuestra deuda se hubiera cerrado definitivamente al haberse alcanzado un acuerdo del 76% de los acreedores, es decir diez puntos más que el 66% que ahora exige la euro zona.

La reestructuración de deudas soberanas de los países del mundo, tienen un antes y un después a partir de la decisión de Néstor Kirchner.

Indudablemente el miedo no es tonto. Argentina abrió camino … y fundamentalmente cabezas.

*Diputado Nacional (MC)



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