2/11/2013

brasil: no a la ortodoxia antiinflacionaria


Leemos en Analytica un repaso de la situación en materia de aumento de precios en Brasil y las perspectivas probables para controlarlos, lejos de la ortodoxia monetarista, en buena parte responsable de la desaceleración extrema en el crecimiento reciente de la economía carioca.

En Brasil, las previsiones anticipan para el 2013 una inflación superior al 5%, aunque el año arranca con 6,15%. Con el objetivo de reducir ese valor, el gobierno de Rousseff anunció que planea eliminar la mayoría de los impuestos federales sobre los alimentos. El proyecto busca como objetivo impactar directamente sobre el precio de góndola de la mayoría de los alimentos para obtener una reducción inmediata en los índices de precios.


Esta medida complementa a la política de desgravación ya aplicada en sectores como línea blanca y automóviles, y profundiza el proyecto de Guido Mantenga de reducir los costos generales de la economía. Según se desprende de las propias declaraciones del Ministro en un reciente foro de San Pablo, el proyecto Brasilero para el 2013 planea profundizar las reducciones en los costos financieros y de energía para precisamente generar mayor competitividad. No casualmente un reciente informe del Banco Mundial advierte sobre cómo las estructuras de costos en Brasil pueden afectar a su sector externo.


Es importante remarcar que este enfoque es bien distinto al que se utilizó en 2011 cuando se subieron las tasas Selic y se apreció el Real para frenar la escalada de precios. La inflación disminuyó, pero a costa de una contracción en la demanda externa que paralizó a la industria local. Ahora, se busca frenar la inflación pero sin profundizar aún más la apreciación del Real y castigar a los sectores productivos.


¿Son las medidas de Mantenga suficientes? Recientemente el presidente del Banco Central de Brasil declaró que "la inflación nos preocupa en el corto plazo. Tiene mucha resistencia, pero no está fuera de control". Las declaraciones llevaron al mercado a especular sobre alzas de tasas, poniendo un manto de duda de sí acaso el nuevo plan tributario de Rousseff será suficiente para contener la inflación. El tiempo dirá si estas medidas son suficientes, pero es claro que Brasil luce cada vez más escéptico a repetir linealmente las recetas ortodoxas que la llevaron al super Real.

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