La recuperación del empleo acontecida en el lapso comprendido entre los años 2003 y 2012 logró bajar a menos de un tercio la tasa de desempleo abierto ocurrida tras la crisis neoliberal del año 2001.
Lo mismo sucedió con el trabajo informal que descendió 20 puntos en igual lapso. Sin embargo persisten tasas de alta informalidad en torno al 34% de la PEA como se analizó en este post de Ramble , y se refleja en el gráfico que sigue.
Por otra parte, con la morfología actual del mercado de trabajo signado por la persistencia de altos niveles de trabajo informal , los niveles salariales muestran un notable achatamiento a punto que oficialmente se informó por y por la cuestionada Cadena Nacional , que el 81% de los asalariados no pagan ganancias , por percibir ingresos por debajo ( en promedio) de los U$S 1.500 mensuales, mientras una canasta de pobreza para un hogar tipo metropolitano supone hoy U$S 500 mensuales ( los comunes, no los blus).
Esta circunstancia de penuria salarial e informalidad laboral persistente, explica porqué con apenas 7% de desempleo y sin planes sociales , la estructura productiva nacional funciona con un régimen de 25% de pobreza , pobreza por ingresos que con los planes transfiriendo ingresos cae a 16% y una brecha entre el 10% más rico y más pobre de perceptores de ingresos de 17 veces , que sin planes se estira a 25 veces.
A su vez una de las experiencias iniciada a mediados de los años setenta a sangre y fuego con la dictadura y profundizada en los años 90 , que explican el deterioro de salarios , el aumento de la informalidad laboral y la inequidad distributiva , es el desembarco neoliberal y el cambio del modelo de acumulación.
Para instaurar el nuevo modelo
neoliberal hubieron, entre otras prácticas del terrorismo estatal -- la
clausura de la actividad gremial, eliminación de paritarias , alta
inflación, tablita cambiaria, endeudamiento externo galopante -- , un sostenido proceso de desindustrialización como política de base vía apertura económica salvaje que
destruyó paulatinamente la industria sustitutiva para instaurar en su
reemplazo el modelo de valorización financiera.
Así las cosas, la necesidad de reindustrialización , está en la base del cambio de modelo económico , la formalización del mercado, la lucha contra la pobreza y las mejoras en el patrón distributivo.
Los logros en el proceso reindustrializador del gobierno los analizamos ya en Ramble siguiendo el trabajo
La Argentina en la posconvertibilidad: ¿Un nuevo modelo de desarrollo? de
Paula Belloni y Andrés Wainer, del cual extraemos este señalamiento.
Tal como pudo observarse en el Gráfico de apertura ,
como consecuencia de un significativo ritmo de crecimiento entre 2003 y
2008 (17% anual acumulativo) y una mayor recuperación en 2010, las
Manufacturas de Origen Industrial (MOI) incrementaron su participación
en la canasta exportadora.
Esta evolución estuvo muy influida por el desempeño exportador de la industria automotriz, la cual incrementó significativamente sus ventas al exterior a partir de los acuerdos comerciales alcanzados con Brasil y, en menor medida, México. De esta manera, las MOI llegaron a ser el rubro de mayor participación relativa en el último año considerado, desplazando al segundo lugar a las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), las cuales redujeron su participación respecto al promedio de la década anterior aunque, no obstante, siguen representando un tercio del total.
Por el contrario, no varió significativamente la participación de las exportaciones de productos primarios (21% promedio en la posconvertibilidad frente al 23% en los años 90’). En realidad, la evolución de las exportaciones de productos primarios durante la posconvertibilidad fue bastante menos favorable que las de productos manufacturados hasta 2006, pero a partir de allí las primeras dan un salto importante .
A su vez, como se mencionó, buena parte del impulso a las exportaciones MOI se debió al incremento de las ventas de uno de los sectores cuyo saldo comercial representa uno de los más negativos de la economía: vehículos automotores. La mayor parte del resto de las exportaciones industriales se vieron favorecidas por el alza en los precios de los commodities industriales, especialmente en acero, aluminio y plásticos. La industria siderúrgica, por su parte, amplió y concentró su capacidad productiva –aprovechando la coyuntura de buenos precios internacionales– para aumentar su penetración en el mercado norteamericano (Bianco, Porta, y Vismara, 2007).
Pareciera ser que, haciendo abstracción del tema precios internacionales, el “modelo de dólar alto” efectivamente incentivó las exportaciones de manufacturas de origen industrial.
Sin embargo, cabe señalar algunas cuestiones al respecto
- El 65% de las exportaciones de bienes en 2010 seguía correspondiendo a bienes primarios y/o manufacturas basadas en el aprovechamiento de los recursos naturales (ventajas comparativas estáticas).
- Sólo cinco ramas (agroindustria, automotriz, refinación de petróleo, productos y sustancias químicas y metales comunes) concentran más del 83% de las exportaciones industriales, de las cuales –como se mostrará en la siguiente Sección, en donde se analiza el saldo comercial del sector industrial– dos son ampliamente deficitarias en su comercio exterior (automotriz y sustancias y productos químicos).
- A pesar del incremento de las exportaciones MOI, este rubro sigue siendo por lejos el más deficitario del balance comercial (-26.000 millones en 2008), déficit que es cubierto fundamentalmente con las exportaciones de MOA y de productos primarios.
- Del 35% de las exportaciones que corresponden a bienes de origen industrial, la mayor parte corresponde a la producción de commodities (acero, aluminio, sustancias químicas), es decir, la Argentina es mayormente tomadora de precios y no compite a través de la diferenciación de productos. Asimismo, las exportaciones de este tipo de bienes están altamente concentradas en un conjunto reducido de grandes empresas entre las cuales predominan ampliamente las de capital extranjero.
En definitiva, no cabe duda que el nuevo “modelo” fue más favorable para la exportación de manufacturas de origen industrial que el régimen de convertibilidad, aunque el tipo de cambio alto como elemento casi excluyente de la política económica no alcanzó para modificar significativamente la composición de la canasta exportadora del país.
Estos resultados son compatibles con los obtenidos por un conjunto de investigaciones que concluyen que no hubo un cambio estructural en la industria argentina (Azpiazu y Schorr, 2010a y 2011; Fernández Bugna y Porta, 2008).
Inclusive las pocas políticas de promoción al sector industrial tuvieron como destinatarios justamente a los actores previamente consolidados, mayormente vinculados con la producción de insumos difundidos y la armaduría automotriz; favoreciendo así la concentración económica y tornándose en beneficios redundantes dado que son sectores que de todos modos se hubieran expandido tras la mejora en la competitividad producida con la devaluación de la moneda (Azpiazu, 2008).
Intentar resolver entonces esta circunstancia de efecto armaduría que domina a la industria automotriz que en el mediano plazo seguirá siendo el sector de punta de las exportaciones de origen industrial del país , demanda buscar nuevos equilibriso con el principal comprador , Brasiul. En este sentido, esta que se lee en BAE es una noticia muy favorable
Automotrices brasileñas se comprometieron a sustituir autopartes extrazona por argentinas
El déficit bilateral en este sector fue de u$s3.700 millones durante el 2011
El plan busca que el déficit sea inferior a los u$s7.000 millones registrados en el 2011
En el marco de un encuentro comercial autopartista entre la Argentina y Brasil en San Pablo, tanto funcionarios como empresarios de ambos países fijaron como pauta sustituir las piezas extrazona, lo cual determinará que las terminales con sede en el país vecino mejoren las importaciones argentinas.
A corto plazo, el plan permitiría que el déficit autopartista esté por debajo de los u$s7.000 millones, pero principalmente se lograría un leve descenso en el rojo sectorial con Brasil, que fue de u$s3.700 millones en el 2011, dijeron fuentes sectoriales...
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