Leemos en Nestornautas sobre la inclasificable coyuntura santafesina , modelada por la sanción de una reforma tributaria capaz de levantar el muerto dejado por Hermes y las agachadas de los partidos provinciales, incluído parte del kirchnerismo provincial.
La primera es que Cristina le enrostró también a Bonfatti su falta de coherencia en reclamar federalismo fuera de la provincia y en su trato con el gobierno nacional mientras no lo practica puertas adentro, concentrando obras y recursos en Santa Fe y Rosario en desmedro de los pueblos y ciudades del interior (dijo haber escuchado quejas de los intendentes y presidentes comunales al respecto): casi se diría que lee Nestornautas, vean.
La segunda, que le pidió reciprocidad: si al menos un sector del PJ le vota la reforma tributaria, que los legisladores del socialismo acompañen en el Congreso nacional las iniciativas del gobierno nacional: teléfono para Binner y su cambalache de Pymes progresistas, léase FAP.
La otra es que lo más curioso de todo ésto es que, al parecer, los más activos en tender líneas de contacto con los despachos de la Rosada para lograr un dedo presidencial que marcara el camino (siempre que fuera el que ellos quieren seguir, claro) a los legisladores del PJ a la hora de votar la reforma tributaria, no son justamente los que más se destacan por ponerse primeros en la línea de fuego en defensa del gobierno nacional y de la propia Cristina; cuando desde el gobierno provincial y la dirigencia del socialismo y la UCR le tiran con munición pesada prácticamente a diario.
Un kirchnerismo de ocasión, que le dicen.
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