9/18/2012

redundancia o cazando en el zoológico, lesson one





El escuálido discurso de la opo mediática, frente al notable agotamiento en la interpretación inicial de masivas movilizaciones adversando al gobierno encarnado en indiferenciadas multitudes milenarias , ha virado notablemente y su sentido y consiste ahora en instalar la idea de que entre los caceroleros del jueves, muchos votaron a Cristina en 2011. Falso de toda falsedad, al respecto leíamos en Perfil: 

El impacto metropolitano de los medios opositores, que son los que llevan la delantera en la instalación de estos temas –aunque sin mayores réplicas nacionales importantes en los medios, incluso los opositores del resto del país–, no parece alterar en nada la arquitectura de audiencias de octubre, y lo que logran es redundar sobre aquellos que ya estaban convencidos. Algo así como cazar en el zoológico.

Así las cosas, las recientes movilizaciones de las clases medias y medias altas porteñas residentes en el centro norte de la CABA con muy limitadas réplicas en el primer cordón del GBA, Mar del Plata, Rosario, Córdoba capital y Mendoza capital son la materialización en otra dimensión del fenómeno de
la redundancia en las audiencias.

Se trata de segmentos relativamente acomodados que ya adversaron al oficialismo en 2011 y vuelven a expresar su descontento esta vez más exacerbados por la escalada en la agenda de medios opositores, en franca disputa con el Gobierno desde el año 2007 con aceleración a partir del año 2009.


La presencia de la agenda mediática replicando sobre las demandas de los porteños de medio y alto nivel económico social era nítida en el caceroleo del jueves, con consignas que pintadas en prolijos carteles de fondos claros parecían extraídas de los editoriales de analistas políticos opositores, algunas de ellas altivas y honorables como “Libertad, libertad, libertad”.

Pero no sólo de libertad vive el hombre, y muchas otras consignas de los caceroleros estuvieron orientadas a recrear el imaginario de convivencia armoniosa y fino humor que caracteriza a los sectores acomodados que se empeñan en sostener sus risibles privilegios: “Puta, chorra y montonera”, “Morite, yegua, morite” o, ya en un tono más latinoamericanista, “Andate a Cuba, la puta que te parió”.
 
En síntesis, entonces, desde el punto de vista político-electoral, nada nuevo bajo el sol.

1 comentario:

Polito dijo...

El relato opáceo percusionista viró.
Al principio fue de un auto-elogio a la clase me(r)dia, que se ve a sí misma como una suerte de superclase heroica, que le dice basta al nazismo (pero que tuvo a nazis de verdad, marchando junto a ellos, como Biondini y Pando) y espera ser recompensada, con la renuncia de la tirana y la apertura de las fronteras para ir a South Beach (y de paso echar de allí, al intendente Pereyra, porque los K no pueden ir a veranear adonde va la gente-como-uno).
Ahora, le agregan otro matiz: el que el concierto antropoidal no fue sólo de clase esclarecida, sino que tambien se plegaron un montón de esclavos que votaron a Cristina, y ahora pudieron despojarse de sus cadenas.
Todo muy poco verosímil pero sí muy gaseoso.
Como las 40/50 lucas que con toda la furia juntaron en la sumatoria de todo el país, y que dificilmente puedan mantener en la calle todos los jueves de tachín-tachín.