8/12/2012

dilma y las metas de inflación

Ya señalamos en Ramble como problema en la relación bilateral el apego notable a las metas inflacionarias por parte de Dilma Rousseff . Leíamos hace un trimestre

La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, señaló que la Argentina "está con veinte por ciento de inflación" anual, en respuesta a reclamos de sindicalistas que le pedían la adopción de medidas similares a la de su colega Cristina Fernández.
 
"Ustedes hablan de la Argentina, pero la Argentina está con 20 por ciento de inflación, mis amigos", dijo Rousseff en un encuentro con sindicalistas, de acuerdo con lo consignado por el diario O Estado de Sao Paulo.


El economista Miguel Bein se pregunta en su último reporte “por qué una economía como la de Brasil, que viene haciendo ‘todo bien’ en términos de contener la tasa de inflación a partir de políticas prudentes monetarias y fiscales y que dejó deslizar el tipo de cambio 25 por ciento frente a la reversión de los capitales, evidencia un freno similar al de la economía argentina”. La respuesta se encuentra, precisamente, en las características de la elogiada política económica brasileña. Esta es una mezcla de ortodoxia, con Metas de Inflación orientadas desde el Banco Central, con heterodoxia conservadora, con medidas para evitar el supuesto recalentamiento por miedo a la inflación desde el Ministerio de Hacienda. Es un combo especial que provoca la aceptación del establishment de economistas, ortodoxos y parte de heterodoxos.

El último informe “Coyuntura y Desarrollo” de FIDE lo advierte y menciona el impacto adverso que viene teniendo para la economía argentina la desaceleración industrial de Brasil. Afirma, a la vez, que “no es menos grave la incidencia de las asimetrías evidentes que existen entre las políticas económicas” de ambos países. “No es una tarea sencilla, más allá de la evidente empatía que existe entre ambas presidentas, compatibilizar una gestión que prioriza el cumplimiento de las metas de inflación, al cual queda su-bordinado el crecimiento del PBI, con otra cuyo objetivo principal es el desarrollo productivo con equidad”, afirma el documento de FIDE, conducido por Héctor Valle.

Esa mezcla de ortodoxia y heterodoxia conservadora provocó que la economía brasileña comenzara a desacelerarse antes que el impacto pleno en el comercio internacional provocado por la profundización de la crisis europea. Eso sucedió porque cuando Brasil crecía a un ritmo del 7,5 por ciento anual en 2010 no fue la ortodoxia del Banco Central que propuso el freno, sino la heterodoxia de Hacienda. El argentino Eduardo Crespo, profesor universitario en Río de Janeiro, lo explicó en un reciente seminario del Cefid-Ar. “Brasil venía creciendo con tasas de interés muy altas, entonces recomendaron bajarla y devaluar el real. Pero hicieron la advertencia de que esa modificación de variables podía provocar un impacto en los precios, un golpe inflacionario. ¿Qué propusieron? 

Cambiar el ancla cambiaria por el ancla fiscal; frenar el gasto”, señaló. Para Crespo los efectos empezaron a verse reflejados antes de que aparecieran las primeras sombras de la crisis mundial en la región. “La causa del retroceso de los indicadores no fue la crisis, sino que la crisis fue la excusa para justificar el ahorro fiscal que impusieron. Son los responsables del estancamiento por sus propuestas de enfriamiento de la economía”, apunta. Para sugerir que “hay que tener cuidado con los amigos heterodoxos”.

El economista Matías Vernengo, profesor de la Universidad de Utah, también es crítico por el tipo de liderazgo económico que tiene Brasil en la región. Señala que en el contexto de la crisis internacional Brasil no ayuda mucho sino que, al contrario, tiene superávit comercial con la región. Lo mismo que sucede con Alemania, que es superavitaria con Grecia, y por ello es en gran medida responsable de los problemas de Europa. “Es contradictorio que una potencia hegemónica tenga superávit comercial con sus socios, además tampoco ofrece el financiamiento del Bndes para una política fuerte de inversiones en los países vecinos, ni está dispuesto a ceder mucho en las negociaciones comerciales”, concluye Vernengo.
 
En varios discursos, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló para justificar el menor crecimiento de la economía que “el mundo se nos cayó encima” sin detallar el origen, dejando abierta la interpretación a que apuntaba a países europeos por sus insistentes comentarios a las medidas de ajuste recesivas aplicadas por esos gobiernos. Puede ser que sea por prudencia eludir mencionar la política económica del socio estratégico en la región, pero sería más preciso indicar que “Brasil se nos cayó encima” para encontrar una de las fuentes principales, no única, de la desaceleración del crecimiento de la economía local...

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