7/09/2012

contradicción y sobredeterminación en la relación nación provincia de bsas


Feliz 9 de julio! Dicho esto, tomemos una licencia para intentar explicar qué observamos desde este humildísimo blog acerca la situación socioeconómica bonaerene y su relación con el gobierno nacional.

Utilizaremos como analogía el multifuncional concepto de sobredeterminación. Cuando Althusser habla de la contradicción "sobredeterminada" señala que hay una determinación económica en última instancia que es la que tiene mayor peso en la estructura. Así las cosas, la contradicción y su despliegue se explican por el estadio de las fuerzas productivas PERO está sobredeterminada por otras instancias que a su vez tienen autonomía relativa respecto a la estructura que sobredeterminan . 

La contradicción era entonces para Althusser una totalidad compleja donde se implicaba la Economía, sobredeterminada por la Política, Ideología, etc. Hasta acá llega la analogía con el concepto de contradicción sobredeterminada de Althusser . 

La relación Nación-Provincia de Bs:As. efectivamente hoy se puede analizar bajo la analogía de una contradicción sobredeterminada. Solo nos referiremos a los aspectos económicos de la contradicción.

Ciertamente la gestión provincial en cabeza de Scioli es por lo menos pobre. Se habló mucho sobre la sub administración del gobierno bonaerenese, en especial del costado fiscal de la cuestionada gestión. Un resumen de los déficits fiscales los leímos ayer en la nota de Horacio Verbitsky , de la que tomaremos a los fines del post , este didáctico tramo:  


El deterioro fiscal bonaerense comenzó con la asunción de Scioli y se profundizó desde 2009, con un creciente déficit, que cubrió con endeudamiento tal como hacía la Argentina en la década de 1990. En el cuatrienio 2008-2011, mientras el resto de las provincias incrementaron su recaudación en 7500 millones de pesos, Buenos Aires mermó la suya en 13.500 millones. Lo compensó con un incremento del 64 por ciento de su deuda, contra 25 por ciento del resto del país, al mismo tiempo que la Nación se desendeudaba. 

En vez de incrementar la presión tributaria, como el resto de las provincias, Scioli extrae recursos a los más pobres, con el impuesto a los ingresos brutos, y subsidia a los más ricos, mediante la baja imposición del inmobiliario rural y los subsidios que paga a quienes no lo necesitan. Cuando Alejandro Arlía aún ocupaba la cartera económica, Scioli presentó un presupuesto para 2012 que sólo cerraba sobre la base del endeudamiento, es decir aquello a lo que en forma persistente se niega el gobierno nacional para sus cuentas, pese a las presiones de todo tipo que recibe. En mayo, el Monitor Fiscal que publica la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia estimaba “un resultado financiero deficitario para 2012 de $ 12.455 millones”, o el 1,7 por ciento de su Producto Bruto Geográfico. 

Aún suponiendo una subejecución del gasto de capital presupuestado del 22 por ciento, el Bapro anunciaba que en junio, cuando “se devenga el sueldo anual complementario” habría un déficit financiero de 2500 millones. De modo que el incumplimiento provincial es cualquier cosa menos una sorpresa. Fuentes del mercado financiero dicen que el Deutsche Bank había comprometido un préstamo de mil millones de dólares, con el que confiaba en afrontar el pago de la primera mitad del aguinaldo, que se frustró por las deterioradas circunstancias financieras internacionales, a partir de la caída de Grecia y los golpes que tienen a España e Italia contra las cuerdas. Scioli tampoco puede colocar letras con la misma facilidad de otras provincias. 

Está pagando tasas cada vez más altas con plazos cada vez más exiguos: 14 por ciento a 90 días, como corresponde a un estado en default. También ha agotado el Fondo Unificado de Cuentas Oficiales (FUCO), una herramienta que le dio la ley de administración financiera para que pudiera rascar el fondo de la lata del Banco Provincia. 

El banco provincial está “estresado”, según un elegante eufemismo que usan los funcionarios que temen una reacción en cadena si se cayera la segunda entidad del sistema financiero, con 29.000 millones de pesos en depósitos. Versiones tan insistentes como difíciles de comprobar señalan que cerradas todas las ventanillas, el gobierno bonaerense ha recurrido a los bajos fondos, con préstamos de los bingueros de la provincia. Uno de ellos mira fijo y con cara de asco, como todo el país pudo enterarse en la aciaga madrugada paulista del jueves. Además, es terminal la crisis del Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), la obra social de los 650 mil empleados públicos bonaerenses, cuyos proveedores no están dispuestos a seguir aceptando bonos en pago. 

Mientras lidia con paros y amparos por la fragmentación del medio aguinaldo, la administración bonaerense ve con temor el paso de los días, porque tampoco sabe cómo pagará el próximo vencimiento salarial, aunque jure lo contrario.... ( completo acá)

Ahora bien sobredeterminada por los límites fiscales descriptos en la nota de Vertbisky, sin embargo hay que señalar , para tener una mejor impresión del volumen de la problemática que se enfrenta , las restricciones de base, estructurales, de la situación económica bonaerense , sobre la que se imprime la deficiente gestión de Daniel Scioli y la determina ab initio. Leemos en Exabruptos a Ana C



A la provincia de Buenos Aires no le alcanza para pagar el aguinaldo y lo va a pagar en 4 cuotas, fue una de las noticias de la última semana. Según La Nación "El Gobierno será más estricto antes de girarle más fondos al gobernador", porque parece que Scioli se gasta la plata en propaganda. En la última semana, parecería que el país está al borde del abismo por los problemas fiscales de la provincia. Como para esas discusiones no hay nada mejor que tener los números a mano, me fui a mirar mis estadísticas fiscales preferidas, las del Gasto Público Consolidado, que además de estar desagregadas para los tres niveles de gobierno y por provincia, muestran en qué se gasta. No tan en detalle como para que se pueda ver el gasto en publicidad, pero lo suficiente como para saber si el gasto es más o menos razonable.

Desgraciadamente, a mi estadística preferida la tienen un poco abandonada y no la actualizan desde el mes de marzo del 2011, en el que se publicaron datos para 2009. A esta altura del año, podríamos tener listas las del 2010, así que en lugar de eso voy a a usar las estadísticas de la Oficina Nacional de Presupuesto y la Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias.

Armando un poco el rompecabezas, del total del gasto público del país en 2010 – un 45,4% del PIB – la Nación gastó 54,4%, las provincias 37,9% y las municipalidades, 7,7%. En términos de PIB esto es 24,7%, 17,2% y 3,5% respectivamente. Como vemos, la mayor parte del gasto público es nacional, aunque
una parte del gasto nacional también se gasta en las provincias. El gasto provincial se financia con los impuestos que recauda cada provincia, con ingresos no tributarios tales como las regalías en las provincias mineras, con las transferencias de coparticipación y con otras transferencias del gobierno nacional. El gasto nacional se financia con impuestos, aportes sociales y otros ingresos no tributarios, de los cuales los más importantes son las rentas de la propiedad. Por último, el gasto municipal se financia con impuestos y tasas municipales, transferencias del gobierno provincial y en algunos casos transferencias del gobierno nacional.

Uno podría tener como objetivo que el gasto público en las provincias sirva para equiparar en alguna medida las diferencias entre las provincias. Sobre todo el gasto social debería servir para igualar oportunidades y para que todos los argentinos accedan a niveles parecidos de servicios de educación, salud y protección social. Como las provincias argentinas son muy distintas en tamaño y capacidad productiva, una medida correcta de la importancia del gasto público en cada una de ellas es el gasto per capita, que vemos en el cuadro siguiente. Como podría ser el caso que una provincia tuviera un gasto muy pequeño que fuera compensado con gasto nacional, sumé tanto el gasto provincial como el gasto nacional en cada provincia. Las cifras muestras que el gasto per capita es muy alto en CABA, Santa Cruz y Tierra del Fuego, y muy bajo en Corrientes, Misiones, Salta y, sobre todo, Buenos Aires. Si Scioli está en problemas, no parece ser que sea porque gasta mucho. Tampoco da la impresión de que la Nación gaste mucho en la provincia. En términos per capita, el gasto nacional se hace sobre todo en CABA, Santa Cruz y Catamarca.


Si tomamos el gasto per cápita en cada provincia como porcentaje del PIB per capita nacional, vemos que el promedio de todo el país es de 31,5%, pero las variaciones son bastante significativas, desde el 102,0% de la CABA hasta el 20,1% de la Provincia de Buenos Aires, que además de tener el gasto propio más bajo del país es una de las dos donde menos gasta el gobierno nacional. No es de extrañar, entonces, que las necesidades básicas de los bonaerenses estén tan poco satisfechas.

En lo siguiente miramos un poco más de cerca el gasto provincial. En el cuadro de abajo tenemos el gasto provincial per capita ordenado de mayor a menor y desagregado por función. De vuelta, en Buenos Aires es donde menos se gasta, seguida por Salta y Corrientes. El gasto por habitante bonaerense es 3/4 del promedio nacional, 1/5 del de los santacruceños y fueguinos y un tercio del de Neuquén o Chubut. Además de Buenos Aires, hay otras 7 provincias donde el gasto por persona es como mucho una cuarta parte del santacruceño.

Como se ve, las provincias que más gastan gastan un poco más en todas las funciones, pero para verlo bien es mejor la figura que sigue, en el que tenemos la misma desagregación que antes pero por porcentajes. Esos porcentajes se ven ordenados por finalidad y de mayor a menor en la tabla que termina este post.


... Así, el de Buenos Aires no parece un problema de exceso de gasto público sino, por el contrario, el de una provincia que tiene un problema de ingresos públicos. La provincia tiene casi el 39% de la población del país – dos tercios de ella viviendo en los partidos del Gran Buenos Aires y el otro tercio en el resto de la provincia – y su economía equivale más o menos al 33% del total de la economía argentina, pero su gasto público provincial es el 29% del gasto público provincial total y eso no es compensado por la Nación que gasta en la provincia apenas el 19% de lo que gasta en todas las provincias. Por el lado de los ingresos, Buenos Aires recaudó en 2010 el 38,4% de los ingresos tributarios provinciales, tal como hizo en promedio en los últimos 28 años, pero recibió como recursos coparticipables sólo el 19,7% del total de la coparticipación y el 26,8% del total de las otras transferencias que van de la Nación a las provincias.

Ninguna provincia argentina recauda lo suficiente para sostenerse a sí misma y todas dependen de los recursos nacionales. La provincia de Buenos Aires es la menos beneficiada de todas en el reparto de esos recursos y aunque podría mejorar en mucho su esfuerzo tributario, endilgarle la responsabilidad en este entuerto al gobierno provincial es ocultar y negar que a Argentina todavía le falta, entre todas las reformas estructurales que necesita, una forma mejor de organizar la parte fiscal de su federalismo que permita que el desarrollo llegue de manera pareja a todas las regiones del país...


En síntesis , la concurrencia de fuertes restricciones de base, con inocultables componentes de sub administración que sobredeterminan las limitaciones estructurales bonaerenses ofrecen un cuadro de gran complejidad, sobre todo en un período de restricciones fiscales nacionales como el que se configura en el año 2012 .

Hay que agregar a este crítico panorama, las sobredeterminaciones sociales, políticas, sindicales, organizativas, etc. para observar con algún grado de aproximación la trama muy intrincada de la relación entre el gobierno nacional y bonaerense e imaginar su posible y complejísimo desarrollo.

Es que es el 40% de la población nacional y el 38% del padrón de electores y electoras las que están metidas ahora mismo en este embrollo althusseriano, configurándose un laberinto del que normalmente , se sale por arriba no sin sobresaltos... vean.


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