Tengo para mi que un programa de TV que eclosionaría exitosamente en prime time, lo constituiría una mesa de debate entre apenas dos panelistas: el signore Artemio López Rambelino, gesticulando como un itálico y lanzando filosos chascarrillos para mechar sus análisis, y Sir Fernand Church, con su aplomo british de Villa Domínico y Wilde (pronunciesé "Guaild") postulando el lado Falkland de la vida. Un sanateador republicano no tan aburrido y engolado como Caparrós. 25 puntos de rating, por lo menos.
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Tengo para mi que un programa de TV que eclosionaría exitosamente en prime time, lo constituiría una mesa de debate entre apenas dos panelistas: el signore Artemio López Rambelino, gesticulando como un itálico y lanzando filosos chascarrillos para mechar sus análisis, y Sir Fernand Church, con su aplomo british de Villa Domínico y Wilde (pronunciesé "Guaild") postulando el lado Falkland de la vida. Un sanateador republicano no tan aburrido y engolado como Caparrós.
25 puntos de rating, por lo menos.
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