4/08/2012

silencio de los tipitos ...




silencio que no es silencio
calles y lugares se cuelgan de mí
toda mi camisa esta llena de anzuelos

Ayer señalamos al silencio y la distancia del conductor/ a, como una práctica necesaria en la construcción populista. No debiera sin embargo la pedagogía ni modalidad de acción del líder trasladarse al conjunto de su funcionariado, séquito o compañía circunstancial.

Al respecto , leemos al Perro:

El vicepresidente y el resto del gobierno aplicaron durante demasiado tiempo las recetas del manual kirchnerista con la prensa, con la discutible idea de no amplificar operaciones insustanciales: no sabe/no contesta. Esta conducta dio lugar a equívocos y privó al gobierno de exponer con claridad las razones de Estado en torno del caso. 

Nunca se pensó acuñar billetes en las instalaciones de Ciccone, ya que el corte de las planchas y la numeración de cada unidad sólo se harán en Casa de Moneda, que tomaría el control operativo de la planta alquilada. Pero durante los meses que pasaron antes de que se explicara este procedimiento, la práctica inobjetable de enviar papel, tinta y técnicos del Banco Central a Ciccone para efectuar pruebas, algo necesario sea quien sea el operador de la planta, se instaló como demostración de algo turbio o irregular. 

Tampoco se informó hasta la primera declaración de Boudou a este diario por qué era importante que la principal imprenta de seguridad del país reforzara la capacidad de producción de Casa de Moneda, sin necesidad de recurrir a la importación de billetes, como ocurrió el verano anterior, con los problemas de seguridad y de soberanía que esto implica. Ni siquiera se difundieron las razones por las cuales la Casa de Moneda se negó a contratar ese servicio con Boldt en agosto de 2010, cuando el juez Cosentino le alquiló la planta a los Tabanelli y Gabella, quienes mejoraron la oferta del ente estatal: ese título de alquiler era precario y no había certeza sobre su duración, Boldt no aseguraba cantidad y plazo de impresión y además acercaría el material inflamable del papel moneda a la llama del juego. 

A casi dos años de distancia podría señalarse que la expropiación de las maquinarias hubiera sido un camino más recto hacia el objetivo estatal. Pero 2010 fue el año en que el Grupo Ahhh... usó su mayoría legislativa con el propósito de hundir al gobierno, que no hubiera conseguido la declaración de utilidad pública de las maquinas de Ciccone. La diversidad de dependencias oficiales que emitieron opiniones, dictámenes o resoluciones favorables a la normalización de la quiebra de Ciccone confirma la existencia de un interés estatal, no personal ni espurio. 

Pero nadie se animó a decirlo.

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