En la última semana se coordinaron ataques sobre la Asignación Universal por Hijo, una de las políticas de gestión mas importantes del gobierno nacional y responsable de buena parte de su actual solidez electoral al interior de los sectores de la base de la pirámide de estratificación social .
Ya hubo referencias bochornosas sobre la Asignación Universal por Hijo, gran política social del oficialismo que se transformó en un catalizador de sentimientos primitivos y prejuicios.
A la promoción de la droga y la prostitución, que le adjudicara el radical de derecha ultra conservadora Sanz, le siguió el cómico popular Del Sel, que vinculó la AUH al incremento de los embarazos de jóvenes y adolescentes “para cobrar unos pesitos”.
Eran dos personajes llenos de prejuicios que no tenían responsabilidad sobre ningún área estatal donde su ignorancia comprometiera la gestión pública.
No es el caso del ministro de Salud correntino Julian Dindart que, aunque ya lo desmintió, como desmintieron los anteriores, volvió a desplegar la tesis del cómico PRO sobre supuestos vínculos entre embarazo adolescente y Asignación Universal por Hijo.
Lo grave de Dindart no es lo que dice –estamos en democracia– sino el lugar de relevancia que ocupa en salud pública y el grado de ignorancia insalvable, sustituida por prejuicios matusalénicos y machistas. Sus dichos son graves al menos por dos motivos:
1. Lo que dice es falso y cualquier estadística que no conoce, lo desmiente.
2. Su grave prejuicio le impide observar que si hubiera algún caso –estos funcionarios insolventes siempre refieren algún caso aislado y le dan entidad estadística– en que una joven efectivamente se embarazara para obtener protección sanitaria e ingresos para ella y su grupo familiar tampoco merecería ser censurada ni su actitud, ni el plan que le provee las coberturas.
El tema del embarazo adolescente es muy interesante en su evolución y despliegue territorial en el país.
En 1989, el 13,8% de los nacimientos fueron de madres menores de 20 años. Mientras que en 2000, 15% de los 701.878 bebés nacieron de mamás menores de 20 años y en 2008 fueron menores de 20 años las madres del 15,22% de los nacimientos nacionales, de los cuales 3.346, o el 0,45% del total nacional, corresponde a niñas entre 10 y 14 años, casos que cada tanto escandalizan a la prensa metropolitana.
Las asimetrías espaciales en el embarazo adolescente son notables.
El 23% de las madres del Chaco tienen menos de 20 años. El 20% de las mamás de Misiones y Formosa son menores de 20 años. El porcentaje más bajo se da, por ahora, en la Capital Federal donde sólo el 7% de los nacimientos corresponde a madres menores de 20 años, aunque en el sur de la Capital –los barrios más jóvenes y pobres, donde sólo el 9% de la población tiene más de 65 años contra el 20% mayor de 65 años residente en el norte distrital– ya el 16% de los nacimientos corresponde a madres menores de 20 años, índice por sobre la media nacional, que muestra cómo y a qué velocidad se conurbaniza aceleradamente la “Reina del Plata”...
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