1/03/2012

sanata y fe: los desafíos del calvo gobernador





Recibimos el análisis post festejos de Darío Schueri sobre la cada día más entretenida y volátil coyuntura santafesina, donde insiste con metáforas capilares, guerreras y futbolìsticas  para con el gobernador y el resto de la troupe de gobierno. 

El análisis sin embargo resulta incompleto pues no toma en cuenta que en esta etapa el gobierno Socialista cuenta con el respaldo de las Liebres del Sur en general y el pelado Tumini en particular, lo que cambia de raíz la relación de fuerzas provinciales y nacionales, interviniendo incluso al interior de la región , modificando drásticamente el comportamiento del Mercosur, el UNASUR y la reciente CELAC.

Sugiere Schueri tremendas situaciones como doble comando, intrigas palaciegas, políticas de canapés, líbero socialista, rencillas de zaguán, cooperativas extravagantes, al tiempo que agrega  inquietantes advertencias sobre el funcionamiento legislativo, eso sí, siempre de alto vuelo literario como " el peronismo ya le mostro el cabo del rebenque"...  Y dice:


Terminó el 2011 con Hermes Binner siguiendo la antífona política que alguna vez nos confiara Carlos Reutemann: “cuando a Ud. le están colocando la banda, en lo único que tiene que pensar en ése momento es colocarle esa misma banda dentro de cuatro años a alguien de su Partido”. El mismo lo hizo dos veces con Jorge Obeid (quien no pudo repetir en el 2007 con Bielsa) y Hermes Binner se la cruzó en el pecho a Antonio Bonfatti. Misión cumplida. Ahora la responsabilidad es del sucesor.


Antonio Bonfatti, de quien ya habíamos anticipado en estas páginas que no le cuadraba mucho -- apenas había sido electo Gobernador a infartantes tres puntos de Miguel Del Sel-- , que se repita que era creación de Binner, cuando podía mostrar pergaminos de gestión y trayectoria política (fundó junto a Binner y Estévez Boero el PSP), tuvo que salir a aclarar lo obvio: que él es el Gobernador, ante la inminente designación de Hermes Binner – adelantada por este Diario -  como asesor gubernamental.


Los triunfos no generan necesariamente liderazgos que, amén de ser un don natural que poseen algunas personas, el ejercicio del poder puede ir forjándolo. O no.


Ante las aviesas críticas de un “doble comando” con Binner, a Bonfatti le hubiera bastado con afirmar, tal como nos dijeron a nosotros en la Casa Gris, que mientras él pondrá todo el empeño en gobernar y consensuar políticas con su arisca y desconfiada tropa propia (los radicales) y el acechante peronismo opositor al Ejecutivo y oficialismo en el Parlamento, Binner oficiará de canciller representando a la Provincia en foros internacionales y reuniones de alta política de canapés nacionales, manteniéndose vigente hasta que dentro de unos meses presida el Partido Socialista nacional y en el 2013 sea electo diputado nacional.


Curiosamente, el archirival de Binner, el radical Mario Barletta le sigue los pasos: fue ungido titular de la UCR nacional y en el 2013  peleará una banca en el Congreso, ¿enfrentando a Hermes Binner?.


Por lo pronto el flamante Gobernador quiere mostrarle a los santafesinos que la “consolidación del cambio” lo forjará transpirando la camiseta (¡y vaya si no la transpiró con 50º de térmica a poco de asumir!) atestando su agenda con reuniones y viajes que algunos le aconsejan morigerar. Aún le quedan 1440 días de gobierno. Y la gente suele malacostumbrarse; después si baja el ritmo dirá que ya no gobierna.


Aunque le fastidie, Bonfatti tiene que suplir el natural liderazgo de su líder político (le pasaba lo mismo a Obeid con Reutemann) con esfuerzo y tesón. Y encima con el peronismo gobernando la Casa de las Leyes adonde ya le mostró el cabo del rebenque cuando se trató la conformación de las Comisiones en Diputados, relegando a un inexistente papel al gobernante FPCyS a favor del novel bloque Unión PRO Federal, cohesionando a radicales y socialistas que decidieron no participar de ninguna Comisión. 


“En abril hay que votar de nuevo”, le sentenció, enérgico, el reflexivo diputado radical Santiago Mascheroni al expectante presidente de la Cámara Luis Rubeo, quien tendrá que hacer un curso acelerado de mentalista para gobernar un Cuerpo tan ecléctico, solo comparado con aquellos del inicio de la democracia en que el peronismo se rearmaba a través de la famosa “cooperativa”.


El Frente pugnaba por las presidencias de las estratégicas comisiones de Asuntos Constitucionales (finalmente en manos de la gente de Producción y Trabajo de Maguid) y Presupuesto y Hacienda (que fue para 100 % Santafesino de Oscar Martínez) considerando que ellos gobiernan la Provincia y entre los dos Partidos poseen además mayoría en el mapa político territorial, valederos argumentos que el peronismo desoyó, mientras sus diez sub bloques que responden a seis patriarcas, Maguid, Martínez, Perotti, Rossi, Obeid y La Rosada ponen proa hacia su propia isla del tesoro: el sillón de Gobernador en el 2015.


En Senadores, adonde el PJ también tiene mayoría - aunque más acotada que en el anterior período – el clima político es poco menos que denso; los siete senadores radicales se desconfían entre si (y celan a Bonfatti por congraciarse demasiado con los peronistas, que genera transpiradas corridas hacia la Casa Gris del Vicegobernador Henn) toda vez que comparten bloque los tres aliados con la Casa Gris y los cuatro que apoyaron a Mario Barletta, junto con el libero socialista Miguel Lifschitz que prefiere jugar su propio juego al margen de las rencillas de zaguán  de sus socios con los que se tendrá que aliar o enfrentar en el 2015 cuando pugne por la sucesión de Bonfatti.


El peronismo de once miembros presenta idéntico cuadro de disfunción política que en Diputados con aparentes dos sectores de cinco con inciertos mariscales al mando, y el senador rafaelino Alcides Calvo, que responde políticamente al aspirante Omar Perotti, oficiando de “desempatador” en no pocas cuestiones. Allí tampoco hay acuerdo para la conformación de las Comisiones.


Botones de muestra de un tablero político por demás complicado para el calvo Gobernador santafesino y su lugarteniente Rubén Galassi, quien ya se debe estar preguntando hasta adonde llegará su resistencia como dique de contención de un Gobernador que debe construir su propio liderazgo a fuerza de gestión, prueba y error, con frentes abiertos en la guardia y retaguardia; sólo acompañado por los leales centuriones del gabinete y un ejército parlamentario mas dispuesto a jugar sus propias batallas que a defender el castillo.

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