1/25/2012

crisis de la eurozona: la expansión alemana y los fondos buitres...

 

 En una cadena de sucesos altamente desafortunada, la crisis griega va de mal en peor y profundizando la crisis europea que ya ha sido declarada como una recesión por el FMI, sumándose a las palabras del Banco Mundial. Grecia está a la vanguardia de la crisis europea y potenciando la desaceleración de la producción, el comercio y el empleo. El país heleno se encuentra en estado de coma desde hace meses y se le mantiene artificialmente conectado al euro con una tensa y conflictiva relación con la banca, que se niega a perder los beneficios de los CDS.


En los 10 años desde la creación del bloque, los países de la periferia europea gozaron de numerosos beneficios como el acceso al crédito a bajo costo y las importaciones de Alemania a precio de ganga. Los flujos de capital que socorrían generosamente a Grecia, Irlanda y Portugal, alimentaron los flujos de comercio que beneficiaron a los países exportadores como Alemania. Así, mientras Alemania crecía con las ventas y llenaba sus arcas financieras, facilitaba los mecanismos para que su sistema financiero volcara dinero barato a la periferia. Con ello proliferaron los desequilibrios monetarios.

Contracción de flujos y planes de austeridad

Ahora que la crisis ha cortado los flujos, se amplifica la contracción financiera generando un efecto de retroceso fuertemente potenciado por los planes de austeridad. Por eso que la actual recesión que, a diferencia de la de 2008/2009, tiene su epicentro en Europa, pese a ser plenamente evitable, tendrá un principal culpable: los planes de austeridad que se han aplicado en los países europeos siguiendo los dictados de Alemania.

La contracción de flujos no se vive solamente a nivel europeo. Como señala este informe del Institute of International Finance, los flujos de capital privado hacia los mercados emergentes se estiman este año en 740 mil millones de dólares versus los 910 mil millones de 2011 y los 1.040 millones de 2010. Estamos hablando de una caída del 30% en flujos financieros que crecían año tras año.

Grecia ya no es capaz de pagar sus deudas ni de financiar su gasto público. Los bonos a diez años se transan en la astronómica tasa de interés del 35 por ciento y el gobierno griego se enfrenta a 14.200 millones en bonos con vencimiento el 20 de marzo, sin fondos para pagar ni siquiera los intereses generados. Por eso se dice que la quiebra de Grecia es inminente y las intensas reuniones no han sido más que para ganar tiempo y rearmar la partida.

Todos saben que una caída sin control de Grecia puede arrastrar a Europa por el despeñadero y de ahí que este país esté concentrando toda la atención de las cumbres del último tiempo. Una quiebra de Grecia puede tener consecuencias devastadoras para Europa y por ello la urgencia de rescatarla. El error fue pretender que los planes de austeridad serían una solución a los problemas, cuando han sido todo lo contrario. De ahí que los “triunfos” de la troika sean muy breves y relativos.
Instrumentos financieros y “fondos buitres”

Cuando en octubre del año pasado, como parte de los paquetes de ayuda, la “troika” (UE-BCE-FMI) ganó una de las promesas y consiguió un acuerdo para el 50% de recortes en la deuda griega, no aclaró que ello eran solo palabras y promesas futuras. Los bancos privados, los fondos de cobertura y los inversores han rechazado las rebajas del 50% porque pueden exigir el 100% por la vía de los CDS.  Siempre las autoridades subestiman la importante bisagra que son para los tenedores de bonos los derivados de incumplimiento crediticio.

Estos instrumentos son los que están en el fondo de las negociaciones y es el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) el encargado de defender los intereses de la banca. El IIF tiene su sede en Washington y representa a los bancos que poseen la mayor parte de los bonos griegos, como el alemán Deutsche Bank, el francés BNP Paribas y el Banco Nacional de Grecia. El eje de las negociaciones era alcanzar un acuerdo sobre los términos de los nuevos bonos que ha reducido su valor a la mitad. Pero para los tenedores de bonos una rebaja debería implicar intereses más altos en el futuro y es esta lucha por el costo de los intereses lo que tiene empatanada la situación. Lo peor del caso, es que se teme que muchos tenedores de bonos los transfieran a los llamados “fondos buitres”, con lo cual la situación de la deuda pasaría a formar parte de la guerrilla financiera y las organizaciones del crimen...


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