Recibimos el análisis habitual de Darío Schueri sobre la coyuntura santafesina:
Antonio Bonfatti deberá representar la continuidad del programa “a 20 años” elaborado por el entonces entusiasta FPCyS hace un lustro años para darle andamiaje político-ejecutivo a un proyecto que el socialismo venía ejerciendo desde hacía dos décadas en Rosario.
Por aquel entonces socialistas y radicales fundacionales de la coalición se prometían públicamente – y hasta firmaban candorosos documentos – la alternancia en el Sillón del Brigadier.
El divorcio de hecho devino cuando el socialismo entendió que cuatro años eran pocos – para ellos – para encauzar definitivamente el cambio (elaborado por todos) y le pidió al actual Presidente de la UCR nacional Mario Barletta – en aquellos días jefe de gobierno de la ciudad de Sta Fe - que postergue sus aspiraciones gubernativas hasta el 2015. Cuentan que Barletta asintió; a cambio Bonfatti (dicen que era el interlocutor) le prometió apoyo para ser reelecto como Intendente de Santa Fe, y que uno de los pedidos de Barletta fue el Puerto de Santa Fe.
Al poco tiempo un hombre de Barletta, Marcelo Vorobiof reemplazaría al socialista Alfredo Cecchi en la presidencia del Ente portuario.Quizás Barletta hubiera llevado al final lo conversado con Bonfatti en Noviembre del 2009 de no haber sido por la azarosa aventura de Rubén Giustiniani de enfrentar al mismísimo Hermes Binner y su pupilo Antonio Bonfatti. Fue ahí cuando la fuerza de elite que rodea al ex rector de la UNL lo convenció de reeditar lo ocurrido en la Municipalidad de Santa Fe cuando la irrupción vengativa de Oscar “Cachi” Martínez con Partido propio contra el peronista – ya devaluado ante la sociedad - Martín Balbarrey lo depositó a Barletta en el despacho de calle Salta. Giustiniani vendría entonces a ser el nuevo “Cachi” Martínez. Pero la analogía no sucedió.
En el mientras tanto nadie advirtió que si “Pechito” estuvo a un paso de ganarle a Carlos Reutemann la senaduría nacional fue por la gracia de quien luego ungiría a Bonfatti como Gobernador: Hermes Binner, el verdadero dueño allá y después de los votos.
El radicalismo “barlettista” nunca asumió la derrota, y tras el fracaso anunciado de la alianza Alfonsín- Binner (en estas mismas páginas escribíamos que Binner – igual que Reutemann – no seria segundo de nadie) se profundizó la tirantez y la guerra fría de nervios y conspiraciones que se trasladó de manera patética en el armado del gabinete de Bonfatti, finalmente saldada por la decisión de unos y la resignación de otros.
Barletta acaba de obtener su revancha personal con la designación como Presidente del Comité Nacional de la UCR impulsado por los indignados con Hermes Binner (Sanz, Alfonsín, Morales) y el voto unánime de más de 80 delegados, que vieron en el santafesino la posibilidad de encauzar el Partido. Salvo el Vicegobernador de Santa Fe Jorge Henn que sigue colérico con el ex intendente y los que lo votaron, poniendo en duda la renovación como tal “si cuenta con el apoyo más firme de aquellos que han llevado al radicalismo a la situación actual”. Binner en Junio próximo va por la presidencia del socialismo nacional.
Ambos presidentes- Barletta y Binner - vistearán una diputación nacional en el 2013 como trampolín para la gobernación del 2015; o en el caso del socialista intentar nuevamente la Presidencia de la Nación. Para entonces tendrá 72 años.
Antonio Bonfatti, cofundador con Hermes Binner y Guillermo Estébez Boero del PSP se apresta, con obligada simpatía y diálogo, pero con la misma firmeza que su antecesor, a cumplir con el mandato de la historia socialista: sin reelección a la vista, llegar al 2015 con candidato propio (¿Lifschitz?, ¿alguien del gabinete?, ¿nuevamente Hermes?), no solo para la Gobernación, sino en los territorios.
Siempre habrá aliados radicales – y hasta algún que otro peronista desplazado - dispuestos a socializarse; caso contrario seducirán a bienintencionados ciudadanos que estén dispuestos a trabajar por los sueños desde su propio sentido de pertenencia (diría la “Chiqui” González).
Por lo pronto, bajo la lupa del armado ministerial y hasta de las inadvertidas segundas líneas, y escaneando las formas y los meta mensajes políticos, se advierte que nada pasa – ni pasará - desapercibido en el compartido (entre Bonfatti y Galassi) primer piso de la Casa Gris. Los nombramientos en cada área responden a una lógica política de “sintonía fina” (interferida por el inconcebible gafe del investigado Jefe de Policía de Rosario) que se verá con el correr de los tiempos.
A medida que sucedan los acontecimientos se pondrá a prueba el ensamble político - ejecutivo entre las oportunas y necesaria dosis de halagos políticos a propios y extraños de Antonio Bonfatti, (no exentos de un personal manejo del pragmatismo que deberá manejar adecuadamente para no caer en la altivez); y la híper racionalidad de su práctico jefe de gabinete Rubén Galassi.
Mientras, en el senado de la Provincia aguardará su turno electoral agazapado y vigilante Miguel Lifschitz, quien demostró el pasado jueves en el debut de esa rara actividad como legislador (venía de gobernar Rosario durante ocho años) una cuidadosamente medida utilización de los tiempos, al retrucarle con precisas y puntuales definiciones los respetuosamente severos argumentos técnicos (comenzó la era de los consensos y el diálogo) con que los peronistas Alcides Calvo primero y Rubén Pirola después cuestionaron el mensaje del Poder Ejecutivo de ampliación de partidas por 1.400 millones de pesos; finalmente aprobado por el peronismo con la entendible abstención del propio Calvo que responde al diputado nacional y aspirante a la Gobernación Omar Perotti.
Lifschitz, con tono pausado, inspirador de respeto, directo y firme hizo notar que el gobierno de Hermes Binner no fue un despilfarrador de los dineros públicos (como dieron a entender los peronistas), sino que la ampliación de partidas por 1.400 millones de pesos era fruto de mejoras salariales y de trabajo para los empleados estatales en todas sus ramas, y obras de infraestructura en salud y educación; que es de trámite hacer eso y que si la Nación no lo hace es por los poderes delegados por el Congreso. Y que si la Provincia esta carente de fondos es por la injusta distribución de la coparticipación nacional.
Momentos antes, el senador por San Cristóbal ofició de miembro informante del Frente informando que cuando el proyecto de ley de Presupuesto 2011 se envió a la Legislatura en octubre de 2010 no sólo no tenía prevista –como es y ha sido rutina de todas las gestiones de gobierno- la política salarial del año 2011 sino que tampoco tenía incluida las partidas para la política salarial otorgadas a fines del año 2010, por lo que se tiene que hacer frente al efecto de dos políticas”, señaló y pasó una amplia factura: “hay que destacar que los créditos que necesitan ampliarse no son solamente para atender la política salarial que acordó el Poder Ejecutivo con sus trabajadores, sino que también son para atender las políticas salariales de los demás poderes del estado provincial, $ 33.450.000 para ambas cámaras legislativas y $ 93.500.000 para el Poder Judicial”.
La segunda prueba a superar por Bonfatti en su relación “de diálogos y consensos” – al decir de Luis Rubeo - con el Parlamento será este jueves cuando Diputados tenga que darle aprobación definitiva al decreto “ad referéndum” de ampliación presupuestaria por 1.400 millones de pesos para pagar sueldos y aguinaldos (dinero que ya está disponible, los sueldos se pagaron y el medio aguinaldo se hará esta semana).
En la Cámara baja, sectores más reaccionarios del atomizado peronismo no serán tan piadosos como en Senadores, y seguramente el obeidista Mario Lacava lanzará llamaradas de acusaciones en contra de lo que viene denominando “desastrosa administración de Binner”. También se pondrá en juego la destreza política de Luis Rubeo, quien “twiteó” “hoy comenzamos a trabajar sobre las bases del futuro trabajo entre la legislatura y el ejecutivo” y que “en Sta Fe se inaugura una nueva etapa en la relación política con el gobierno”, para pilotear una Cámara que atravesará permanentes turbulencias.
Antonio Bonfatti comenzó a gobernar con sintonía fina. Hacia adentro y puertas afuera. Tiene que suplir con sensible manejo político el liderazgo natural de su antecesor que se dio lujos que él no podrá. Cuenta con el aval – por ahora – del radicalismo dispuesto a ayudarlo y ayudarse así mismo. Y una oposición peronista anárquica – por ahora - precisamente por falta de jefatura, que controla el Parlamento.
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