El peronismo como doctrina estableció su equidistancia respecto a los polos de poder mundial a mediados del siglo pasado, no hubo más neutralidad que esa en la teoría y práctica justicialista y de ninguna manera la categoría "salomónica" devenida en pobre metáfora todoterreno, puede trasladarse a otros ámbitos, por caso al análisis de las organizaciones de la sociedad civil .
No hay teóricamente hablando para el peronismo "equistancia" (por citar un caso de moda) entre "las corporaciones empresarias y gremiales", tal como lo plantea, por ejemplo el discurso republicano de izquierda y derecha demoliberales.
Lo señaló por otra parte de manera transparente Cristina Kirchner cuando afirmó que este gobierno peronista , frente a las demandas de los trabajadores "no es neutral" .
Y no fue ni es "neutral" porque este gobierno peronista en su fase kirchnerista ( al igual que el en la fase populista inaugural bajo los liderazgos de Perón y Evita) tuvo y tiene como objetivo "equilibrar el desequilibrio estructural" que en una formación económico social capitalista se materializa al interior de las relaciones sociales de producción y de las cuales los sujetos son apenas tragers, soportes materiales de relaciones sociales dramáticamente asimétricas, que los constituyen y preexisten. Punto.
Para acercarnos al debate sobre la especificidad de la organización sindical y el modo de caracterización dominante de una punta a su opuesta/complementaria en el espectro ideológico gaucho bajo el núcleo conceptual difuso de "burocracia sindical" , leemos a Juan Pedro Denaday, en un artículo publicado en la Revista del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras , para debatir contra el sentido común del liberalismo -en este caso izquierdista, en otros derechista- todavía predominante en los claustros de la UBA.
“No sé si pensar que tus declaraciones son el producto de una noche de insomnio o es esa tendencia de algunos que se dibujan intelectuales y se creen superiores, diferentes a los demás y hasta más inteligentes que el común de los mortales. Pero, y disculpame que recurra a una frase peronista, la única verdad es la realidad.
(…) Cuando te quejás de la CGT no podés reconocer que, nos guste o no, son ellos los que hoy representan a los trabajadores.
También caes en el reduccionismo político de equiparar a la CGT con Barrionuevo. Sería como equiparar a los empresarios con Martínez de Hoz
(…) A veces sos un intelectual brillante y otras veces opaco. Pero no olvides que también fuiste un militante político y como tal merecés un análisis más profundo y piadoso, pero siempre con los pies en la tierra”
Mail de Néstor Kirchner a José Pablo Feinmann en junio del 2006
Este pequeño texto –que como tal no pretende ser algo acabado sino simplemente el disparador de algunas reflexiones- no puede rastrear la larga historia del movimiento sindical argentino ni hacer un racconto sobre su adhesión masiva al peronismo a mediados del siglo XX (el conocido debate sobre “los orígenes del peronismo”[1]), cuestiones insoslayables para evaluar su todavía significativa gravitación en la vida política nacional.
Se propone algo más modesto y acorde al espacio de esta publicación: cuestionar el uso abstracto e indiscriminado que las distintas vertientes de izquierda hegemónicas en el movimiento estudiantil hacen del concepto de “burocracia sindical”. En primer lugar, porque como lo ha señalado hace siglos la filosofía y contemporáneamente la semiología la utilización desproporcionada de un concepto le anula toda utilidad específica, es decir, todo valor científico y explicativo (si “todo es política”, ¿qué es la política?, si “todos son burgueses”, ¿qué es la burguesía?). En segundo lugar, porque esta utilización es parte de un más amplio prejuicio anti-sindical muy asentado en la progresía y la clase media argentina, incluidas corrientes y personalidades que militan en el interior del kirchnerismo.
Es curioso como los medios periodísticos, intelectuales y muchos sectores políticos señalan sistemáticamente la presencia de “mafias”, “negociados” y “métodos patoteriles” en el mundo sindical como si le fuera de propiedad exclusiva y además generalizable a todos sus sectores.
En verdad tales prácticas son transversales al conjunto de la sociedad argentina y nadie que por ejemplo pretenda reivindicar la política diría “que la política es corrupta” porque hay corruptos, como fue el latiguillo de los grupos económicos que impusieron el modelo neoliberal manu militari anulando y desprestigiando la vida política, única herramienta de los pueblos para enfrentar al capital. Asimismo, es llamativo como se desconoce su vida interna. En el mundo político, empresarial, intelectual o estudiantil nadie generalizaría un denominador común del conjunto de sus sectores, menos aún para denostarlo livianamente, sino que al contrario se suele apuntar inequívocamente a resaltar los matices y las diferencias existentes.
Aunque sea soslayado con generalizaciones, eso mismo ocurre y con particular agudeza en el mundo sindical y dentro de la CGT, donde por ejemplo el moyanismo es una corriente que agrupa sólo a algunos sindicatos, otros están en manos de los “gordos” y existe un sector de “independientes” de disímiles características. Sin embargo, cualquier acción de alguno de sus sectores es adjudicada a toda la Confederación e inclusive particularmente a su Secretario General. Un equívoco desmesurado.
Nadie en su sano juicio responsabilizaría al presidente de la FUBA de lo que hace un Centro de Estudiantes que forma parte de su institucionalidad pero no es afín a su línea política, como pueden ser los socialistas de Derecho o los radicales de Económicas. Pero para el mundo sindical corren otras reglas...
En términos políticos para nosotros burocracia significa un sector de la dirigencia sindical que se escinde de la defensa de los intereses de los trabajadores pasando a defender sus intereses peculiares como casta, a partir de cuando no duda muchas veces en asociarse al propio empresariado para perjudicar a los trabajadores y beneficiarse ella misma.
Tal fue el caso históricamente emblemático de Augusto Vandor [imagen] (y actualmente de Pedraza, Venegas, Lescano, Barrionuevo y otros). Pero incluso aquí también es menester diferenciar entre ideología y método. Es decir, los peronistas podían disentir de la intención de Vandor de diferenciarse del destino de su líder y del peronismo en tanto movimiento nacional, para constituirse como un “factor de poder” en los marcos del régimen proscriptivo. Por esa razón fue calificado como “traidor”, pero esa diferencia no alcanza para definirlo como un burócrata. Lo que lo define como tal es que en sus manos la UOM perdió afiliados y sufrió miles de despidos por la entrega sindical, debilitando al conjunto del movimiento obrero[7].
Una dinámica completamente diferente han impulsado múltiples tendencias del sindicalismo peronista a lo largo de la historia, y desde los años 90 el sector liderado por Hugo Moyano, cuya labor ha fortaleciendo cuantitativa y cualitativamente al movimiento obrero, colaborando a convertirlo en un actor central de la vida política nacional luego de los duros golpes de la dictadura y especialmente de los noventa. El surgimiento de la Juventud Sindical y de su joven dirigente Facundo Moyano se inscribe en esta dinámica.
Como todo otro sector político y social tendrá limitaciones y cuestiones a mejorar, pero su tendencia ha sido indudablemente progresiva, lo que se hace aún más evidente en su comparación con los sectores que se proponen para sustituirla. La corriente moyanista –que incluye a figuras destacables como Smith y Plaini- busca asimismo superar el mero amarillismo, y por esa razón combina la defensa de las demandas de sus propios representados con la adhesión al proyecto nacional y la participación política.
Su fortalecimiento es concomitante al proceso de reindustrialización y conquistas sociales impulsado por el kirchnerismo, nueva síntesis del movimiento nacional. Es el camino de la profundización de la industrialización, de la independencia económica –No al Alca, No al FMI, control del Banco Central, estatización de las AFJP, etc- y de la consolidación del mercado interno lo que va a permitir que se siga desarrollando un sindicalismo masivo y poderoso, sin cuya presencia protagónica es al mismo tiempo impensable alcanzar una verdadera y total Justicia Social.
3 comentarios:
Da para largo,básicamente es correcto.
Entiendo que habría que recurrir a un análisis histórico desapasionado ( si ello es posible) y repasar las diversas tensiones que se dieron desde el propio nacimiento del peronismo entre el partido y el MO, al dar los primeros pasos nomás se produjeron rupturas entre el partido Laborista ( ¿ lo querran reeditar ahora? )y el partido que estaba organizando Peron.
Mas adelante ,apenas andar nomas hubo tensiones y fuertes con Borlenghi y otros dirigentes sindicales.
En los sesenta iniciales,la tensión entre el vandorismo y la conduccion del movimiento hicieron eclosión con la soltada de manos de Perón a Augusto T Vandor con los resultados conocidos.
Tampoco y hay que decirlo,se puede ignorar el rol jugado por parte mas que significativa del MO ,renunciando si se quiere a ese rol corporativo que no avalo pero para el cual tengo una mirada distinta a la demonizacion del mismo,renunciando digo a ese rol,para fungir como agentes directos de patronales o lo que es peor aun como una pandilla de ladris como fue el caso de dirigentes de empresas publicas privatizadas, si bien no se puede particularizar es cierto que se pueden sacar conclusiones generales ,como fueron los casos de Diego Ibañez en YPF la direccion telefónica y Pedraza y cia.
Creo que las tensiones entre sectores del gobierno y los sindicatos son imposibles de evitar
Creo a su vez que parte de los planteos de la CGT ,eliminacion de cobro de impuesto a las ganancias y proyecto Recalde de participación en las idems,apunta tambien de alguna manera a profundizar diferencias entre los ingresos de los trabajadores,y eso Ud lo ha señalado mas de una vez.
Me refiero a un sector muy bien pago y otro con sueldos que apenas superan la franja de pobreza.
Esto en si mismo, no significaria creo yo un problema,aunque si el MO pone los cañones solo en eso, desentendiendose de la suerte del conjunto,solo logra profundizar una suerte de aislamiento.
Por un lado una " aristocracia obrera" por el otro los que se quedan bailando el malambo afuera.
Asi como la porteñidad al palo mira la realidad desde Ciudad Pelotero
con su lente progreculposa ,el MO
no puede mirar la realidad desde los ocupados en blanco y obra social
Y este item es excelente caso testigo
La dirigencia obrera pone enfasis en sus obras sociales.
El gobierno debe ,necesariamente debe ponerlo en la salud publica
Y asi de seguido como siempre cerraba sus escritos un olvidado dirigente desde sus cincuenta kilos de mas de grasas dialecticas
Muy buenos ambos el post de Artemio y el comentario de Nando. Las tensiones entre el gobierno y el MO, no solo son inevitables sino hasta necesarias para mover la rueda de las conquistas, siempre y cuando no esté en cuestión quién conduce. No se puede tener una pata afuera y otra adentro, como Vandor. Que además de traidor, porque tenía su propio proyecto político distinto del de Perón que conducía, sino que además era un burócrata, como bien desmenuza Artemio. El pasado da enseñanzas sobre el presente. El tema es cómo se resuelven las tensiones. Cristina tiene razón al hacer notar que no es mediante los diarios que se lo logra. Vederes Sancho.
Interesante, para decir que Moyano no es burócrata escinden la ideologia del sindicalismo (clasista o conciliacion de clases) de "los metodos". Siempre me llamo mucho la atencion que en el lenguaje de la militancia juvenil kirchnerista esta incorporado el termino "burocracia sindical" como resabio setentista, pero a la vez defienden a Moyano (a Hugo, el de la JSP!!).
Interesante tambien que esta operacion se haga en momentos que el gobierno se distancia de Moyano, se muestra por europa con Martinez (si, el buchon del batallon 601 de la dictadura), y le dedica unas palabras en cuanto microfono se le cruza a atacar de alguna u otra forma las organizaciones sindicales. Si realmente hubiera parcialidad hacia los trabajadores, todos esos discursos transmitidos en cuasi cadena nacional hubiesen estado dedicados a atacar a los Roggio, a los Cirigliano, y no apelando a la ridiculizacion de las organizaciones sindicales, en un lenguaje en extremo gorila, digno de una intervencion culinaria de Mirtha Legrand(recordar "tendinitis" o "colitis").
Extraña maniobra la de Juan Pedro y Artemio. Querran decirnos con esto: "si moyano te parece un burocrata, preparate para lo que viene pebete!"
Que viva el sindicalismo de base!
Los saluda, un trosko
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