Reflexionábamos con una amigo ligado a la extracción salvaje de plusvalía financiera sobre las características del mercado de trabajo actual que, en régimen de pleno empleo y sin planes sociales, genera un piso de 30% de informalidad y 25% de pobreza.
Son, sin duda, indicadores preocupantes, que si los desagregamos por edades y observamos el tramo que va entre 15 y 24 años resultan dramáticos, en tanto la informalidad trepa entre los jóvenes trabajadores al 60% y la pobreza roza el 45% del estratégico tramo etáreo.
En esta dirección de pensamiento, en el libro Kirchnerismo para armar de próxima aparición, el joven dirigente Facundo Moyano, en un muy interesante capítulo al que denomina "Profundización", reflexiona sobre esta misma problemática de tasas robustas de crecimiento, junto a la permanencia de notables carencias estructurales vinculadas a la estructura productiva y la morfología del mercado de trabajo, carencias que, adicionalmente, Moyano utiliza como punto de legitimidad en su demanda de profundización del modelo.
Facundo, entonces -al que Hugo Antonio denomina cariñosamente "Papucho"-, es el que escribe esto en Kirchnerismo para armar:
Cuales eran las condiciones objetivas que aprovechó y reafirmó el kirchnerismo? La devaluación cambió sustancialmente el mapa económico de la Argentina Con una capacidad productiva instalada muy por encima de la que estaba en actividad y una contracción de los salarios reales producto de la salida de la convetibilidad (*), el sector manufacturero se encontró con condiciones inmejorables que impulsaron la creación de nuevos puestos de trabajo en el sector industrial .
Del 2002 al 2010 la tasa de crecimiento anual fue de un 7,6% mientras que en el sector manufacturero alcanzó un 8,1%. Sin embargo, recién a partir de 2006 el sector asalariado alcanzó el nivel de participación en el valor agregado similar al del 2001. Pero a partir de 2006 esto se tornó más difícil, no porque la economía Argentina frenara su crecimiento, sino porque la competitividad de la industria manufacturera comenzó a encontrar límites a su dinamismo.
Un dato fundamental de esto es que la creación de nuevos puestos de trabajo en relación al crecimiento del PBI se contrajo abruptamente. Mientras que en el período 2002/2007 en el sector manufacturero esto se dió a una tasa acumulativa de un 8,4% , en el período 2007/2010 este porcentaje fue del 1,1%. Esto a pesar de que la recuperación del salario real no tuvo impacto significativo en la estructura de costos, debido al aprovechamiento de la capacidad ociosa de la industria.
Al mismo tiempo, la reducción de los índices de pobreza e indigencia bajan de forma abrupta entre el período que va del 2003 al 2007 ( de un 54% a un 25,2 el primero y de un 27,7 a un 8,5% el segundo). Pero según datos del Centro de Estudios Para el Desarrollo Argentino en base a la EPH y el IPC de ocho provincias, su caída disminuye a partir de 2007. Aún con el impacto de la AUH , la pobreza en 2010 se encontraba en 23,8% y la indigencia en 6,4%.
El descenso de la desocupación es proporcional a la caída de los índices de pobreza e indigencia y encuentran un desaceleración en 2007 alrededor de los 8 puntos, al tiempo que hay una meseta del dinamismo que traducía el crecimiento del PBI en un aumento de la ocupación. Pero cómo se explica que con tan solo 8 puntos de desocupación, la pobreza esté por encima del 20%. Segun datos del Ministerio de Trabajo el 34% de los argentinos ocupados se encuenstra en condiciones de trabajo no registrado...
(*) "Ni el más fanático ajustador se hubiera animado a proponer una reducción tan dramática de los salarios privados ni a obtener un superavit primario de 4,5% del PBI, reduciendo un 27% los salarios públicos y las jubilaciones en términos reales." ( Manuel Solanet, en El Cronista Comercial , 13/12/2000.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario