Me llega un mail del compañero Lucho Fara que quiero compartir:
En general, no soy afecto a reenviar correos masivos. No obstante, en este caso, me pareció interesante, hacer circular el texto de una carta de lectores del Presidente de Ledesma SA publicada por el diario La Nación en enero de 2001, que recibí de una compañera en relación con los recientes y lamentables sucesos ocurridos en Jujuy.
Cartas de lectores
Sábado 20 de enero de 2001 Publicado en edición impresa
http://www.lanacion.com.ar/49183-cartas-de-lectores
La envidia igualitaria
Señor Director:
"La propia naturaleza ha puesto en los hombres muchísimas y muy grandes desigualdades. No es igual su salud, ni su inteligencia, ni su voluntad, ni su talento para las diversas funciones, y de esta inevitable desigualdad deriva como consecuencia la desigualdad de las situaciones en la vida.
Además, los hombres mejor dotados han sido siempre minoría. De todo lo cual resulta que son muchos menos los que están en los sectores más altos de la escala que los que se encuentran más abajo.
"Pretender eliminar estas desigualdades es ir contra el orden natural de las cosas y desalentaría a los más aptos para realizar la labor creadora del progreso a la que están llamados. ¿Qué aliciente tendrían en manifestar sus talentos si recibieran el mismo trato y los mismos beneficios que los menos dotados? De ahí el rotundo fracaso del socialismo colectivista (comunismo), muy a pesar de las buenas intenciones que algunos le puedan atribuir.
"Por supuesto que es un deber moral el tratar de atenuar la situación de los más desamparados, pero nunca al precio de anular el aliciente creativo de los más capaces so pretexto de establecer la igualdad entre desiguales.
"Por otra parte, la desigualdad también existió y existe en el comunismo. Se dice que a cada cual se le retribuye según sus méritos, pero, ¿quién es el que juzga los méritos de cada uno? Obviamente es el Estado todopoderoso, pero hay que ser muy ingenuo para ignorar que el Estado no premia a los mejores sino a sus amigos y correligionarios. En la economía de mercado, por el contrario, son los consumidores los que deciden el trato que deben recibir quienes les ofrecen sus bienes y servicios. Los que son capaces de ofrecerle lo mejor, son los que mejor retribución reciben.
"Se podrá pensar que los consumidores no siempre eligen lo mejor, pero, ¿quién tiene derecho de sustituir su voluntad? El ciudadano tampoco vota siempre lo mejor, pero esto no nos autoriza para sustituir su voluntad política.
"El que el consumidor o el votante elijan mal es un problema de valores culturales, y por eso los países subdesarrollados viven equivocándose. La solución no está en sustituir la voluntad del pueblo por otra que más nos guste, sino en educarlo para que esté en condiciones de elegir mejor.
"Es comprensible -no justificable- que por las características de la naturaleza humana los menos dotados se consideren injustamente tratados e intenten sustituir a los mejor dotados. Esto es lo que con toda razón se ha llamado "la envidia igualitaria".
"Conozco demasiados argentinos que se han destacado en el exterior. Saben que si se hubiesen quedado en el país no habrían tenido la oportunidad de manifestarse como hombres excepcionales y estarían ubicados en la extensa franja de los mediocres. Hace pocos días Domingo Cavallo dijo que nuestro presidente de la Nación será el Sarmiento del siglo XXI. ¡Ojalá que tenga razón! Sarmiento trajo grandes maestros al país y creó las estructuras básicas de un muy buen sistema de enseñanza. Varias décadas después hicimos las cosas al revés. Hoy los resultados culturales y educativos de este cambio de rumbo están a la vista."
Carlos Pedro Blaquier
Abogado
Presidente de Ledesma SAAI
Corrientes 415, Capital
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