7/09/2011

veredas que yo pisé, malevos que ya no son o , este que, mozo, los huevos marchan? le pregunto si ersucian, este que...(ojo a la teoría de la esponja)

Recibimos este análisis bien porteño de Julio Burdman, este que...

Todas las encuestas coinciden en que Mauricio Macri (PRO) será el más votado del 10 de julio. Su intención, en el orden del 40%, indica que muchos porteños mantienen buena imagen de su gestión.

El PRO, aunque haya fracasado en su intento de convertirse en un partido nacional, es la fuerza más constante y mejor constituida de la Ciudad en la última década. Lo más probable, sin embargo, es que haya segunda vuelta. Por eso, la clave será la brecha entre el primero y el segundo, el kirchnerista Daniel Filmus. Los sondeos hablan de entre 8 y 15 puntos.

Dos escenarios diferentes: si está por debajo del 10%, Filmus podría dar vuelta la elección, pero sería difícil que lo logre en el otro caso. La elección no es un termómetro nacional. La aclaración es necesaria porque los porteños tendemos a sobreestimar nuestra importancia.

Cuando los argentinos aún éramos soberbios, se decía que “Dios es Argentino y atiende en Buenos Aires”. Pero hace tiempo que ambas cosas dejaron de ser así. En los años 40, Argentina contaba 15 millones de almas y 3 de ellos vivían en la Capital.

Hoy, la población nacional se acerca a los 40 millones pero la Ciudad mantiene sus 3 millones. El crecimiento demográfico se produjo allende sus márgenes. Dos distritos, dos mundos distintos: es en la provincia de Buenos Aires, con sus 16 millones, y no en la Ciudad, donde atiende el Dios de las elecciones.

Otra razón que relativiza el impacto es el confuso encuadre nacional de la política porteña. Es que Macri, aunque sea un referente opositor, no está claramente alineado con ninguna opción presidencial. Y el tercer competidor, “Pino” Solanas, al igual que Macri, es el líder de una agrupación política de alcance local.

El único que representa un claro voto nacionalizado es Filmus. Su eventual triunfo sería leído como un avance kirchnerista y la reelección de Macri sugeriría que la popularidad de CFK, al menos en la Ciudad, no se traduce mágicamente en votos. Pero ningún presidenciable opositor podrá capitalizar los votos de Macri.

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