La confirmación por parte de Cristina Kirchner de su candidatura presidencial para las elecciones de octubre, terminó de despejar las incógnitas existentes acerca de la arquitectura electoral nacional.
Medida por el volumen político y repercusión mediática de su lanzamiento, por caso todos los diarios del país sin excepción pusieron en tapa y a título destacadísimo la decisión de Cristina de presentarse para intentar ser reelecta.
El lanzamiento de la Presidenta constituyó sin duda y por lejos la noticia electoral del año 2011, sin que ningún otro acontecimiento ligado a la oposición compitiera siquiera en una mínima proporción con la magnitud que adquirió el anuncio presidencial.
No es causal esta circunstancia de tanto impacto político y mediático. Sucede que la hegemonía electoral de Cristina Kirchner es hoy extremadamente amplia. Todos los estudios de opinión muestran que se dibuja de cara a Octubre un escenario electoral similar al del año 2007, con la actual Presidenta en torno al 46% de los votos, una segunda minoría en cabeza de Ricardo Alfonsín con 18% y ya no de Elisa Carrió como en el año 2007, que hoy ve desmoronarse aquellos 4,5 millones de votos obtenidos a poco más de una décima parte.
La tercera minoría electoral está aún en desarrollo y se disputa hoy entre Hermes Binner y Eduardo Duhalde en torno al 6% de los votos nacionales. Pero, seguramente, en la medida en que el Gobernador de Santa Fe baje su nivel de desconocimiento y la campaña se desarrolle, se constituirá en tercera minoría nacional con un piso del 10% de los votos nacionales.
De esta forma, con estas dos alternativas opositoras en situación de segunda y tercera minoría, y el resto de las opciones con muy baja visibilidad, con el espacio de centroderecha vacante por la inexplicable negativa de Mauricio Macri de ocupar ese lugar, frente a la alternativa de optar nacionalmente por Ricardo Alfonsín o Hermes Binner, buena parte del electorado de centro derecha tomará preferencia electoral haciendo voto útil por Cristina, que está ciertamente en condiciones de repetir y mejorar incluso su performance del año 2007.
El plexo del voto al FPV nacional en 2011 será peronista típico, con un fuerte componente asociado de centro-derecha, en especial en regiones de segmentos medios vinculados a la producción agropecuaria y, adicionalmente, en la zona metropolitana, en menor medida Gran Rosario, menos aún en Gran Córdoba y apenas Gran Mendoza -por citar los cuatro grandes aglomerados nacionales - , la candidatura de Cristina Kirchner atrapará también núcleos de votantes de tradición progresista de centro izquierda, que representan sumados un 5% de votos nacionales promedio, pero poseen una muy amplia impronta mediática y se manifiestan siempre dispuestos a dar lo que denominan en guerrera metáfora "la batalla cultural".
Se trata de sectores progresistas urbanos, cuyos intelectuales orgánicos sacan libros y producen películas, series, documentales y otras obras audio visuales con pasmosa facilidad, por lo que construyen sin dificultad parte del relato hegemónico imaginario del kirchnerismo como experiencia “progresista de centro-izquierda” y como si esto fuera poco, “superadora” del peronismo al que, en muchos casos, tal como por otra parte sucede desde hace sesenta años largos, juzgan “agotado”.
En fin, cada uno construye el relato a la altura de sus deseos y lo bien que hace. Lo cierto es que, como ya lo señalara el General Perón en su oportunidad, también en el actual despliegue de la experiencia kirchnerista “los hay combativos, los hay contemplativos, los hay ortodoxos, los hay heterodoxos, pero todos trabajan”.
Sin embargo, y ahora más allá de los que supongan sus electores, resulta muy interesante el diverso mix de votos que sostiene hoy la candidatura de Cristina Kirchner en la nueva fase de la compleja experiencia populista del peronismo en su modalidad kirchnerista.
En esta etapa que se inicia en octubre de 2011, tal vez como nunca antes desde Abril del año 2003 donde Néstor Kirchner inició el despliegue del proyecto que hoy encarna la Presidenta, el peronismo en su fase kirchnerista manifiesta muy reforzado su perfil de catch all party , un dispositivo atrapalotodo típico de los populismos, que recoge tradiciones variopintas de izquierda a derecha del arco ideológico nacional, y atraviesa la estructura social desde la base a la cima de los estratos, como corresponde habitualmente en nuestra historia política a toda opción de mayorías con vocación social transformadora en orden a mayores niveles de justicia y equidad.
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