"...Qué nos queda si un oriental se desorienta?."
María del Carmen Colombo (La Familia China)
Recientemente hemos escuchado de boca de economistas requete ortodoxos, que en rigor la inequidad distribitiva que nos asola tiene un origen planetario y no obedece a causas locales. En efecto, parece que esta mano tan fulera de la ampliación de la
brecha entre ricos y pobres y el empeoramiento del
GINI, que tiene su vértice en la caída de ingresos de los asalariados occidentales en general, debe atribuirse a la vasta incorporación de
China al comercio mundial con una catarata de productos soportados materialmente por salarios ... chinos, esto es menos que
nada. Notabilísima esta teoría que percute a las alturas de la
gran muralla la búsqueda de la equidad distributiva que ya ni siquiera como intento estaría disponible para la politica económica doméstica. Es un enunciado ingenioso muy parcialmente atendible , que pierde buena parte de su consistencia tras un análisis temporal elemental: La Encuesta Permanente de Hogares del INDEC muestra que el proceso de inequidad distribituva creciente en Argentina se inicia con sagrada furia a mediados de la década de los
años setenta, con la irrupción de la última
dictadura militar, al
menos una década antes que el fenómeno de
Chinese avalanche, que reconoce su explosión en los tardíos ochenta. Por otra parte porqué el cuento chino no impacto con igual intensidad sobre el conjunto del planeta y en particular del cono sur - donde algunos países como Venezuela, Brasil ,Chile, Costa Rica, etc que partiendo de estándares de equidad muy inferiores a los argentinos de mediados de los años setenta, en los últimos tres lustros al menos no empeoraron e incluso muy levemente mejoraron su estructura distributiva- y sin embargo golpeó con tanta intensidad entre nosotros?. En fin, igualmente y frente al inclaudicable esfuerzo retórico de nuestros liberales por sentenciar como natural e inalterable la malaria gaucha , y tal como lo expresara el gran filósofo argentino contemporáneo Mendieta... que lo parió!.
Artemio López
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